Nicolás Olea, experto en tóxicos ambientales: «El polvo de hace cincuenta años era pelo y ácaros; ahora es fibra textil y compuestos químicos»

VIDA SALUDABLE

No duda en cuál debe ser el consejo principal de cara a aligerar el impacto de los plásticos en nuestro día: «nuestra gran recomendación es siempre que airees tu casa»
08 abr 2025 . Actualizado a las 12:35 h.El doctor Nicolás Olea, catedrático de Radiología y Medicina Física de la Universidad de Granada, repasa detalladamente el mobiliario de su casa. Asegura que unos de los sillones que están presentes en la estancia desde la que atiende a La Voz de la Salud, ya existían cuando él era un niño, que tiene fotos. Lo cuenta durante una larga charla en la que deja en evidencia cómo el plástico ha invadido nuestras vidas. Y de cómo la esperanza de las tres erres —reciclar, reducir y reutilizar—, se ha quedado en agua de borrajas. El doctor dirige un grupo multidisciplinar que estudia la relación entre el medioambiente y salud, con especial atención a los llamados disruptores endocrinos. Su discurso es altamente crítico y, poco a poco, va ganando espacio.
—Últimamente me lo encuentro en todos lados, la última vez, en TikTok hablando mal del tetrabrik...
—Sí. A raíz de verme en ese vídeo me puse a explorar a ver cómo iba el asunto, por si me había pasado. Pero sigue rematadamente mal. España ha renunciado a su plan de recuperar el aluminio del tetrabrik porque le sale muy caro. La única empresa que lo hacía estaba en Barcelona y quebró en el año 2009. Dicen que no es rentable. Todo el tetrabrik de España, incluido el gallego, va a Zaragoza, donde una gran papelera le quita todo el cartón con un gasto enorme de agua. Con el resto, como no pueden separar el polietileno plástico del aluminio, se han inventado un producto nuevo que han llamado Poly-Al, que es para verlo, y que ahora tratan de darle salida. Van a hacer muebles, maceteros y mobiliario urbano. Es decir, que te vas a tragar el aluminio y el plástico hasta en tu casa. Sillas de diseño y maceteros que no van a hacer más que alargar la tragedia. ¿Qué vas a hacer después con todo esto?, ¿quién se va a comer ese aluminio y plástico requeteutilizado?, ¿vas a quemarlo? Porque lees las noticias al detalle sobre estos productos y ni se nombra la palabra reducir o reutilizar. Todo es reciclar y alargar la vida.
—Pero entiendo que cuando empezamos a utilizar los tetrabriks, la intención no era esta, que la idea original era mejorar en algo.
—Probablemente Suecia sí tenía un plan, porque dispone de la tecnología para recuperar los tres elementos que componen un tetrabrik. Calentar para quemar el plástico y sacarle el aluminio no es rentable en España. Ahora se han vuelto a reunir y han decidido que, en vez de quemarlo, o como ellos le llaman la «regeneración energética», para este 2025 van a dar salida al Poly-Al. ¿Pero no nos damos cuenta que esto es alargar la vida de toda esta basura para meterla por todos los sitios? Porque al final son polímeros plásticos. Y lo peor de todo es que con esta basura se va sustituyendo la madera, la cerámica o el cristal. Todo aquello que, además de ser sostenible, era local. En mi barrio han inaugurado ahora una cafetería preciosa, fui el otro día y no quedaba nada que fuese de metal, madera o cristal. Todo eran mesas de policarbonato y sillas de PVC. Todo era plástico, que significa derivado del petróleo. O lo que es lo mismo, procedente de los países árabes o de Texas. No ha participado ningún alfarero, herrero o carpintero local. Todo es importación. Si ya hemos convencido a nuestros clientes de que coman local, ¿no tendrán también que construir y comprar local?
—Claro, pero hablamos de una cuestión económica.
—Sí, claro, del precio del producto, ¿pero y el precio de las consecuencias? Empieza a echar números a enfermedades: cáncer de mama, diabetes, obesidad, hipertiroidismo, hipotiroidismo, disfunción tiroidea... empieza a echarle cuentas a todas esas exposiciones. El otro día estaba en un congreso de médicos digestivos, donde estaban todos discutiendo sobre la microbiota intestinal. Pero es que lo más abundante a día de hoy en los intestinos de cualquier persona son los microplásticos. Y los microplásticos en la pared intestinal provocan inflamación, no le demos más vueltas. Y claro, el número uno de las enfermedades actuales a nivel intestinal es la enfermedad inflamatoria intestinal. Y todos preguntándose de dónde vendrá...
—Habla de que todo es reciclar, como si el resto de erres se hayan quedado por el camino. Y mientras tanto, el plástico no deja de ganar terreno.
—Yo me pregunto a veces si no va a salir nadie que diga que tenemos que dejar de consumir de la manera en la que lo hacemos. Lo dijeron el otro día desde el Ministerio. Cuando va una familia a la compra el fin de semana, compra 16 kilos de comida en el supermercado, de los cuales tres kilos y medio son embalajes, fundamentalmente plástico. Llevas tres kilos y medio de plástico en tus 16 kilos de comida, insisto, números del Ministerio. Y cuando llegas a pagar con el jamón envuelto en su lámina plastificada, el yogur y el no sé cuanto, en la caja te dicen que no dan bolsas. Pero si me has dado tres kilos y medio de plástico a precio de jamón, ¿ahora me niegas la bolsa?
—Es verdad que se empiezan a ver bolsas de papel en las zonas de frutería, pero sigue siendo común utilizar una bolsa para meter un limón, otra bolsa para dos patatas y otra bolsa para un calabacín...
—Y dicen que es compostable, pero no lo es si no se hace de manera industrial. Todo ese plástico no es compostable por debajo de 65 grados. Y en una compostera de Lugo no se alcanzan los 65 grados nunca. Y luego la historia del vidrio. El otro día en el Ministerio se preguntaba por qué no hay un plan de reutilización del vidrio, porque han aprobado un plan para la reutilización de las botellas de PET. Ahora se ha liberalizado para que las empresas pongan precio al PET y que lo recuperen pagándote por el envase. ¿Pero no sería la clave devolver el envase de vidrio? Porque es eterno, porque es reutilizable. ¿Por qué no se hace si funciona en toda Europa?; ¿por qué en todos los países puedes llevar el vidrio y aquí no? Y fuera de aquí no se rompe, sino que se rellena. Porque la idea en España es que romperlo y hacer calcín que se venda a las empresas que hacen vidrio nuevo, porque por ley tiene que llevar un 20 % de vidrio. No, yo hablo de reutilizar, de rellenar las botellas. Pero la grandes superficies se han negado a gestionar los envases devueltos. En España no se reutiliza vidrio porque las grandes cadenas no quieren participar en los sistemas de recogida.

—Insisto en esto, pero creo que todo vuelve a orbitar sobre el precio de uno y otro producto. Basta comparar en un supermercado...
—Nosotros siempre defendemos comprar de cercanía, comprar de temporada y productos que no sean ultraprocesados, ecológico y pagar el precio justo por nuestra comida. Yo es algo que siempre digo en mis conferencias, cuando pagas 50 céntimos por un litro de leche, están engañando a alguien. A la vaca, al ganadero o a ti. A quien sea, pero alguien está siendo trasquilado en ese negocio. No podemos comprar a ese precio. Tenemos que pagar precios dignos si queremos productos de calidad. En el año sesenta, el presupuesto de la compra de una familia española se llevaba el 60 % de los ingresos de esa familia. En el año 2025, representa el 13 %. El resto se va a recibos de todo tipo y hay quien dice que esto es un signo de desarrollo. Pero en realidad se ha revertido el precio de la comida hasta unos niveles de miseria.
—El cambio de consumo vino muy de la mano del covid, por cuestiones de salud se retiraron las aceiteras para introducir las unidosis en plástico.
—Pero es que nadie exigió que esto fuese así. Lo que querían era que las aceiteras no fueran rellenables, pero se inventaron las monodosis y ahora tenemos miles de millones de envases de plástico que nadie recicla, porque tienen menos de diez centímetros y se cuelan por los agujeros de la tolva. Están destinados a quemarlos si en tu ciudad hacen incineración; o a triturarlos y enterrarlos. Eso es una locura. Es insostenible. Y nos han convencido de que detrás de la barra hay un camarero tramposo rellenando las aceiteras con aceite de motor. Y así, acabamos exigiendo nuestro aceite individual. ¿Pero de qué estamos hablando? El otro día comentaba que, sin embargo, en los hoteles ya no hay las monodosis de champú o de gel, con lo que a mí me gustaba al marcharme arrasar con todo lo del baño. Ahora están pegadas a la pared. ¿Por qué no hacen eso en los bares?
—Pero en teoría la Unión Europea vela, vía normativas, porque todo este tipo de plásticos no afecten a nuestra salud.
—Las políticas están totalmente centradas en la salud bacteriana, algo que se vio reforzado por el covid donde entraban en juego los virus y los gérmenes. ¿Pero qué necesidad hay de que seis tomates insípidos vayan en una barqueta de poliestireno, envuelto en un film de polietileno, que metes en una bolsa de polipropileno y que arrastras en un carrito de policarbonato? ¿No nos damos cuenta de que el que está haciendo el agosto aquí es el del petróleo? Que nadie ha dicho que esto debería ser así, que no responde a ninguna norma de higiene. Ni siquiera el covid impuso esto. Pero lo han aprovechado, porque al final esto es un negocio terrible, la venta de plástico y el súper embalaje. Ya estamos en 400 millones de toneladas de plástico anuales. Se estima que llegaremos a los 600 millones para el año 2030 y ya hay previsiones de que, para el año 2050, serán 1.800 millones. Van a plastificarlo todo. A un chico joven, que haya nacido en el siglo XXI, le van a plastificar toda la vida. No van a ver un solo producto natural en toda su casa. Ni en sillas, ni en la mesa, ni en ninguna parte de su mobiliario. Lo que te queda de madera ahora mismo en tu casa, va a ser lo último que se vea. Se aprovechó el covid para cambiar unas normas de seguridad que nadie les había exigido.

—Asumiendo que nuestro mundo es, en gran medida plástico, la pregunta es de qué manera en concreto nos afecta esto. ¿Qué sabemos?
—Ahora nos hemos metido en el mundo de los micro y nanoplásticos. Llevamos años estudiando la toxicidad de los aditivos y de los monómeros del plástico, pero es que también como cuerpo extraño tiene un efecto clarísimamente inmunitario e inflamatorio. Salió publicado el 15 de enero una investigación realizada en Nuevo México sobre microplásticos en el cerebro, hecho con 38 necropsias de cadáveres. Y cuanto más modernos eran los cadáveres, más plástico tenían. Inmediatamente después, sale un artículo publicado que vincula plástico cerebral y demencia. ¿Cuántas cosas van a salir? Pues cientos. El problema es que hemos cambiado el medio ambiente de forma radical en el que se desenvuelve la gente joven. No hay nadie que haya pasado antes por esa experiencia vital. Que desde el vientre materno ya hayan estado expuestos a plásticos.
—¿Pero de qué manera es peligroso que yo esté sentado en un silla de plástico comiendo sobre una mesa de plástico?
—La clave, y lo hemos enviado para publicar, es el medio ambiente interior. El aire interior de tu casa o de tu oficina, es puro plástico. Hemos estudiado las madejas grisáceas que saca la roomba de debajo de la cama y son, fundamentalmente, poliéster y poliamida, es decir, nylon; fibra plástica que atrapa diferentes moléculas. Del ambientador o del retardante de la llama de las telas, es decir de un medio químico vinculado a fibras textiles. Nuestra gran recomendación siempre es: airea tu casa. Tienes que airear. El polvo de hoy en día no tiene nada que ver con el de hace cincuenta años. Entonces eran pelo y ácaros. Ahora es fibra textil y compuestos químicos. Las grandes víctimas de esa exposición doméstica son los niños, que hacen la vida en el suelo y que están enfrentándose a toda una serie de ambientes químicos nuevos por vía de boca y manos. Y después, nuestras mascotas, tu perro y tu gato. El perro por vía inhalatoria porque olfatea todo; el gato por vía digestiva, porque se chupa la piel. Hay nueve millones de perros en España, siete millones de gatos y catorce millones de menores de 14 años.
—¿Entonces la gran amenaza está en nuestros armarios?
—Absolutamente. Pero si hemos sacado la lana, el lino y todas las fibras vegetales y naturales las hemos retirado por compuestos textiles donde domina el poliéster. El poliéster es la fibra del mismo PET. Si lo haces en láminas se llama politereftalato y haces la botella de refresco; si lo haces en hilo, se llama poliéster. La cantidad de aditivos que lleva el textil es enorme. El más común son los perflorados (PFAS), que hacen a las prendas repelentes al agua y a la grasa. Para hacer a tu abrigo impermeable y a tu sillón repelente a las manchas. Esta es la cantidad perflorados tóxicos, de disruptores endocrinos que tiene el textil, que no puede convertirse en materia prima de ningún otro elemento. ¿Ahora me lo dices?, ¿que todo ese textil nunca va a ser reciclado? En mi libro tengo un lema: quien recicla mierda, obtiene mierda reciclada. El textil está abocado a un atranque enorme. Y ahora ponemos contenedores para depositar nuestra ropa, ¿para qué?, ¿para mandarla a los niños africanos cuando sabes que es irreciclable? Es que el informe de la UE dice incluso que la reutilización es un problema, porque cuanto más usada, más contaminantes suelta.