¿De qué están hechas las gominolas?, ¿existe alguna saludable?: «No aportan nada nutricionalmente»

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez LA VOZ DE LA SALUD

VIDA SALUDABLE

En el mercado existen multitud de formatos de gominolas, siendo los principales ingredientes la gelatina y el azúcar.
En el mercado existen multitud de formatos de gominolas, siendo los principales ingredientes la gelatina y el azúcar. iStock

Son productos comestibles, pero no se pueden considerar alimentos

17 jun 2025 . Actualizado a las 13:02 h.

El origen de las gominolas no está claro. Se dice que hace más de 5.000 años, en el antiguo Egipto, se consumían estos pequeños dulces en ceremonias religiosas. Pero no fue hasta el siglo XX cuando alguien vio un gran negocio en su fabricación. El alemán Hans Riegel, después de aprender el oficio de confitero, empezó a experimentar con un saco de azúcar, un tablero de mármol, un taburete, una estufa, un caldero y un rodillo. Y así fue como, en la lavandería de un patio interior, llegaron al mundo los populares ositos Haribo. Pero no son los únicos. En el mercado existen un sinfín de formatos de este tipo de golosinas o caramelos con textura gelatinosa y elástica que tanto llaman la atención a los más pequeños y que se cuela en los paladares de los adultos en forma de suplementos nutricionales.

Lista de ingredientes

Miguel Ángel Lurueña es tecnólogo de alimentos y en redes sociales se hace llamar, precisamente, Gominolas de petróleo. «Lo primero que debemos tener claro es que no aportan nada nutricionalmente, no son un alimento. Están pensadas para el disfrute». Carecen de nutrientes esenciales, son altas en azúcares y calorías vacías.

En esa misma línea, Alberto Gutiérrez, vicepresidente del Colegio Profesional de Dietistas-Nutricionistas de La Rioja, enumera la lista de ingredientes: «El principal es azúcar y jarabe de glucosa o maíz. La gelatina da la textura elástica. Los colorantes y saborizantes pueden ser naturales o artificiales, y también pueden llevar algunos ácidos alimentarios como el cítrico». La vicepresidenta del Consejo General de Colegios Oficiales de Dietistas-Nutricionistas, Alba Santaliestra, añade: «A veces, en lugar del azúcar, contiene sustitutivos como edulcorantes. Un ejemplo son la sacarina o el aspartamo. Y adicionalmente, algún conservante y colorante».

Así, las gominolas pueden contener colorantes sintéticos como la tartrazina (E102), amarillo quinoleína (E104), amarillo naranja (E110), azorrubina o carmoisina (E122), ponceau (E124) y rojo allura (E119). El problema es que la mayoría de ellos son azoicos y se les asocia la posibilidad de provocar alergias e incluso trastornos en el comportamiento en niños. «Antiguamente se utilizaban mucho y eso obligaba a que en el paquete debía incluirse una advertencia en la que se indicara que puede causar hiperactividad en niños», explica Lurueña, que amplía: «Está basado en un estudio que ya es antiguo y sobre el que hubo otros posteriores que refutaron un poco esa idea, pero la legislación no se ha actualizado en ese aspecto y todavía es obligatorio llevar esa advertencia en el empaquetado cuando se utilizan este tipo de colorantes».

El experto indica que, a día de hoy, se utilizan más jugos de frutas o pigmentos obtenidos a partir de ellas. «Muchos fabricantes optan por sustancias de origen natural, así también evitan esa señal en el etiquetado que suele dar mucho miedo a los padres», amplía el tecnólogo.

Los efectos en los niños

El consumo de gominolas y, por lo tanto, la ingesta de azúcar que contienen, tiene efectos en los niños. «Pueden sufrir picos de glucosa. Es decir, una subida repentina de la energía, seguida de un bajón que puede ir asociado con cansancio e irritabilidad», asegura Gutiérrez. En algunos pequeños, esta ingesta excesiva de azúcares y colorantes artificiales se ha relacionado «con mayor impulsividad o problemas de atención, sobre todo en niños con TDAH; así como cambios de humor o dificultad para concentrarse». Además, el especialista menciona efectos en el sueño e incluso en los hábitos alimentarios, «ya que su ingesta desplaza la de opciones más nutritivas».

Por su parte, Santaliestra remarca que todos estos síntomas también pueden afectar a los adultos: «Por supuesto, estos van a depender de la dosis. No es lo mismo que nos comamos dos o tres que un paquete entero de gominolas».

Duplicando la dosis de azúcar recomendada

Una bolsa típica de gominolas de 100 gramos «contiene entre 50 y 70 gramos de azúcar, de diez a catorce cucharaditas, ya que una suele ser de cinco gramos». Para poner este dato en contexto, la Organización Mundial de la Salud recomienda no superar los 25 gramos de azúcar al día en adultos, la mitad en el caso de los niños. «Una bolsa triplica esa cantidad», exclama el experto.

¿Las hay saludables?

Aunque no son pocos a los que les gustaría leer otra respuesta, la vicepresidenta del Consejo General de Colegios Oficiales de Dietistas-Nutricionistas de España se muestra clara ante la pregunta de si existe alguna gominola saludable: «Creo que en ningún caso este tipo de alimentos se pueden enfocar desde esa perspectiva. Las de fabricación casera, con agua, gelificante y en algunas ocasiones alguna fruta, podrían tener más ese apelativo de ‘saludable', pero creo que no es el adecuado. Al final, siempre debemos tender a consumir la fruta en sí misma, más que utilizar otros formatos». Proporciona «un truco» a la hora de elegirlas en el supermercado: «Si en la lista de ingredientes van más de cinco, estamos hablando de un producto ultraprocesado y no se pueden incluir de manera habitual en una alimentación saludable». Con todo, matiza: «Otra cosa es que, dentro de una alimentación que sí lo sea, las tomemos de forma muy ocasional».

Aquellas que no contienen colorantes artificiales «y que además tengan ingredientes de calidad como pectina o jugo de fruta real», tienen más papeletas para ser una mejor opción, según Gutiérrez. «También aquellas sin azúcar refinado, elaboradas con edulcorantes naturales como el eritritol o la estevia. Incluso las hay enriquecidas con fibra, vitaminas o probióticos». Pero aun cumpliendo todos estos criterios, todos los expertos consultados insisten en que no son «saludables».

«El problema son los azúcares, no la gelatina. Esta última se obtiene de los huesos y tendones de los animales, igual que cuando hacemos un cocido», explica Lurueña. Aunque también existen gominolas hechas con pectinas (polisacáridos naturales), presentes en frutas, o el agar-agar (gelificante 100 % vegetal). «Ambas son sustancias que se utilizan para aquellas personas que siguen una dieta vegana», añade el experto.

Además, se recurre a este formato en determinados suplementos. «Hay que ver para qué se utilizan y cuál es su objetivo. Por ejemplo, hay gominolas de formato gel que se usan como forma fácil de rehidratación en determinados deportes; en estos casos, siempre y cuando se haga pautado, ese componente azucarado o edulcorado va a ser positivo», sostiene Santaliestra. Pero también puede inducir a errores. «Se pueden considerar inofensivos por su apariencia y existir un riesgo de exceso de dosis», considera Gutiérrez.

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.