Un testimonio olvidado sobre el mecenazgo del conde de Lemos y Cervantes

Francisco Albo
francisco albo MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

Busto del séptimo conde de Lemos en la plaza de la Compañía de Monforte
Busto del séptimo conde de Lemos en la plaza de la Compañía de Monforte ALBERTO LÓPEZ

La historiadora Manuela Sáez descubre un documento inédito de 1805 que habla de la relación entre ambos personajes

09 ene 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

La relación de mecenazgo que existió entre Miguel de Cervantes y el séptimo conde de Lemos es bien conocida, ya que el escritor dedicó a Pedro Fernández de Castro la segunda parte del Quijote, las Novelas ejemplares y la novela póstuma Los trabajos de Persiles y Segismunda. Pese a ello, los investigadores apenas han podido encontrar testimonios históricos de la época en los que se haga referencia a esta relación -como cartas privadas o documentos de otro tipo-, además de las referidas dedicatorias. La historiadora monfortina Manuela Sáez ha dedicado a esta cuestión un estudio que se ha publicado en la página web de la Sociedad Cervantina de Alcázar de San Juan -radicada en esta localidad de Ciudad Real- y en el que da a conocer la existencia de un raro testimonio escrito que fue localizado por ella en el archivo de la casa ducal de Alba.

En su estudio, titulado Cervantes y el Gran Conde de Lemos, Sáez señala que este documento fue redactado por un archivero de la casa de Alba en 1805 -año del segundo centenario de la publicación de la primera parte del Quijote- a raíz de una petición formulada por el secretario de la Real Academia Española, Martín Fernández de Navarrete, quien le pidió que buscase en el archivo ducal testimonios documentales sobre la relación entre ambos personajes. En su informe, el archivero afirmó haber examinado «con el mayor cuidado» los legajos que pudiesen contener documentos de este tipo sin poder encontrar ninguno, y sugirió que si hubiesen existido, esos testimonios habrían desaparecido en el incendio que sufrió el palacio  de los condes en Monforte de Lemos 1672.

Sin embargo, Sáez dice no estar de acuerdo con esta suposición y apunta a este respecto que la esposa del séptimo conde, Catalina de la Cerda, se llevó consigo los papeles personales de su marido en 1634 cuando, ya viuda, ingresó como monja en el convento monfortino de Santa Clara.

Un archivo en la fortaleza

Por otro lado, la autora del trabajo señala que el propio conde -en una carta enviada en 1610 desde Nápoles, cuando fue virrey- ordenó construir en los sótanos de la fortaleza un habitáculo de piedra con cajones de hierro a fin de instalar en él los archivos de la casa condal. «Todo esto me induce a considerar que los documentos no desaparecieron en el incendio del palacio porque, o bien se encontraban en este habitáculo ‘ignífugo' o ya habían sido retirados por la condesa cuando entró en religión», dice a este respecto la historiadora.

Teniendo en cuenta estos datos, Sáez no descarta que en algún archivo histórico aparezcan documentos relacionados directamente con el mecenazgo ejercido por Pedro Fernández de Castro en beneficio de Cervantes. La historiadora indica que aunque lleva cerca de cuatro décadas estudiando la historia de la casa condal de Lemos y ha examinado diferentes archivos en España e Italia, todavía no consiguió hallar documentos de esta clase. Sin embargo -dice- «no desfallezco en el intento, pues en numerosas ocasiones los investigadores hallamos, por casualidad, valiosos documentos que no están relacionados con los temas que estamos investigando».

En su estudio, por otro lado, Manuela Sáez reproduce íntegramente el informe redactado en 1805 por el archivero de la casa de Alba -que firmó el escrito simplemente como «Iglesias»-, un singular testimonio histórico que no había sido publicado hasta ahora.