De Monforte a O Barco, la extensión de los ríos vedados a la pesca en el sur de Lugo

Luis Díaz
LUIS DÍAZ MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

Pescador de trucha en el río Asma a su paso por Chantada, en una imagen de archivo
Pescador de trucha en el río Asma a su paso por Chantada, en una imagen de archivo ROI FERNANDEZ

La prohibición de capturar truchas afecta a cerca de 74 kilómetros repartidos por once cauces

01 mar 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

A menos truchas, más tramos de río vedados. La norma se aplica a rajatabla cada temporada de pesca fluvial desde hace un par de décadas, cuando se encendieron las alarmas entre los biólogos de Medio Ambiente por la caída en picado de las poblaciones de salmónidos. En el 2003 eran dieciséis los kilómetros en los que la consellería prohibía la pesca en los cauces del sur de la provincia de Lugo. La orden por la que se regula la temporada de este año eleva a cerca de 74 los kilómetros vedados, el equivalente a algo más de la distancia por carretera que separa Monforte de O Barco de Valdeorras.

Los vedados están en los ríos Anguieira (Taboada), Antigua (O Incio), Cabe (Monforte), Mao (Goó y Vilasouto, en O Incio), Muíño Vello (Taboada), Pequeno (Folgoso do Courel), Enviande (Chantada y Taboada), Portiño (Bóveda) y Sardiñeira (Bóveda y O Saviñao). En la lista figuran también el arroyo de Rioseco, a su paso por A Pobra do Brollón y Monforte, y un tramo de 150 metros del regato de As Malloadas, en su desembocadura en el Parque dos Condes Su inclusión fue solicitada en el 2010 por una asociación de pescadores al ver esquilmadas las truchas que remontaban desde el Cabe.

En la mayoría de los ríos la pesca de la trucha queda vetada de forma selectiva en tramos más o menos extensos. Pero hay algunos, como el Enviande y el Portiño, en los que la prohibición afecta a todo el cauce, desde las cabeceras hasta sus respectivas desembocaduras en el Miño y el Sardiñeira. En el caso concreto del Enviande hay dieciocho kilómetros entre su nacimiento y el embalse de Belesar. Es el vedado más largo de la provincia de Lugo junto con los del río Narón (As Nogais) y Xunco (Cervo), que alcanzan esa misma extensión. En Galicia solo hay otro vedado de dieciocho kilómetros, el de río Uma, en A Cañiza.

Dejaron de verse

El Enviande está considerado uno de los mejores ríos trucheros de la comarca de Chantada. Al igual que sucede en otras zonas, los pescadores se resignan al progresivo incremento de las restricciones para la práctica de su afición. «La situación de los ríos obliga a tomar medidas, eso es indiscutible. De los tramos vedados me gustaría decir que funcionan, pero desgraciadamente no creo que sea así. En sitios donde prohibieron pescar, antes se veían truchas y ahora no hay rastro de ellas. Pasa en el Cabe y en el Asma. Aquí, en Chantada, dejaron de venir hasta los cormoranes», apunta Roi Fernández.

Los 73 kilómetros de río vedados para la pesca en el sur lucense responden a una de las muchas medidas aplicadas por Medio Ambiente para salvaguardar las exiguas poblaciones de salmónidos. Con ese mismo objetivo aumenta cada año la superficie de ríos en los que es obligatoria la pesca sin muerte, modalidad que obliga a devolver las capturas al río y a utilizar anzuelos sin arpón que daña en menor medida a los peces. En las reuniones con las asociaciones de pescadores, sin embargo, los biólogos de la consellería insisten en que los resultados de estas políticas proteccionistas aún tardarán tiempo en verse.

Un año muy seco

La práctica de la pesca deportiva es solo uno de los múltiples factores que explican el alarmante descenso de las poblaciones de salmónidos. Los aficionados consultados coinciden en señalar que los sistemas de saneamiento no están dimensionados para depurar los volúmenes de aguas residuales que reciben en la actualidad. El efecto de los consiguientes vertidos se agrava más si cabe este año por el escaso caudal de los ríos tras un invierno inusualmente seco.

«A pregunta é por que a troita xa non cría. Mentres non se resolva esa cuestión, de pouco vale vedar os ríos. O cambio climático está a influír, pero tamén o fan outros factores como o abandono do medio rural. Antes podías ir de Pacios de Veiga ata O Incio por lameiros que chegaban ata a beira do río. As troitas alimentábanse coas miñocas e os saltóns que arrastraba a auga da rega. Hoxe son todo silveiros», opina Xosé Lois Cortés.

«Mentres se vexa normal a escuma no río, moi pouco se pode facer»

Xan Antón Rodríguez, Xaneco, es otro de los pescadores más reputados de la zona. Conoció los tiempos en los que las truchas abundaban en los ríos y arroyos de la zona, pero no le sorprende que se haya llegado a la alarmante regresión actual. «O milagroso é que aínda haxa ríos», observa. La paulatina desaparición de las poblaciones de salmónidos se debe, según su criterio, a la acción combinada de diversos factores: el abandono del rural, las políticas erradas en las sueltas de alevines, el cambio climático y, sobre todo, la creciente contaminación agrícola y urbana.

«Hai cincuenta anos lavábase a roupa no Malecón e as troitas saltaban ao lado. Usábanse xabóns de graxas que pouco teñen que ver cos produtos de agora. Hoxe non hai ningunha casa sen lavadora ou lavalouzas e todo vai parar ao mesmo sitio», subraya. Las medidas de protección, a su juicio, de nada servirán mientras no se ataje el problema de los vertidos. «Mentres a xente vexa como algo normal a escuma baixando polo río, moi pouco se pode facer para que haxa pesca de novo», advierte.