Monforte vuelve a los campamentos saharauis, 30 años después

Carlos Cortés
Carlos Cortés MONFORTE / LA VOZ

MONFORTE DE LEMOS

Sale en dirección a Tinduf una expedición gallega con presencia monfortina. Manuel Luaces y Alberto López esperan aprovechar la experiencia para reactivar el movimiento local en solidaridad con el Sáhara

06 dic 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

En noviembre del 2024 se cumplirán 30 años del hermanamiento entre Monforte y la localidad saharaui de Mahbes. Fue el primero entre un municipio gallego y otro del Sáhara Occidental y tuvo mucho que ver con el trabajo de la oenegé monfortina Salvador Allende, que puso en marcha en aquellos años numerosas campaña de solidaridad con ese territorio del norte de África. Tres décadas después, miles de saharauis siguen viviendo como refugiados en Argelia y en Monforte ya no hay apenas campañas de solidaridad con ellos. Pero eso puede empezar a cambiar. Dos monfortinos volaban este martes desde Vigo hacia los campos de refugiados de Tinduf, en el desierto argelino. A su vuelta, esperan reactivar aquel movimiento solidario.

Los monfortinos que volaban esta noche hacia Tinduf son Manuel Luaces, concejal del BNG, y el empresario Alberto López. Forman parte de una expedición organizada por el Fondo Galego de Cooperación e Solidariedade, la delegación en Galicia de la República Árabe Saharaui Democrática y la oenegé Solidariedade Galega co Pobo Saharauí (Sogaps) que permanecerá en los campamentos de refugiados situados el sudoeste de Argelia, junto a la frontera del Sáhara Occidental.

Entre los expedicionarios hay sobre todo alcaldes alcaldes y concejales de diferentes localidades gallegas. Manuel Luaces, Alberto López y el resto de los integrantes del grupo salieron este martes por la tarde en avión desde el aeropuerto de Vigo y permanecerán en Tinduf hasta el día 10.

El objetivo de los organizadores es conocer la realidad actual que viven los refugiados y hacer visible el respaldo de muchos ayuntamientos gallegos a sus reivindicaciones, que se resumen en el reconocimiento del derecho de autodeterminación del pueblo saharaui y la retirada de Marruecos de su territorio. Los dos monfortinos que forman parte de este grupo, en el que cada integrante tiene que pagarse su viaje, esperan además recomponer a su vuelta la red local de solidaridad con el Sáhara.

Reactivarlo a la vuelta

«A intención que temos —explica Manuel Luaces— é aproveitar esta viaxe para establecer contactos alí e á volta reactivar aquel movemento». Manuel Luaces y Alberto López eran unos niños cuando aquellas campañas de solidaridad con los saharauis estaban más fuertes. Los dos recuerdan las charlas en su colegio sobre el conflicto del Sáhara y la llegada de niños procedentes de los campamentos de refugiados que pasaban los veranos con familias de Monforte.

En su viaje van cargados con 50 kilos de material donado por cuatro establecimientos comerciales de Monforte (libros de las librerías Agrasar, Fedellos y Entrelibros y miel y semillas de Piensos Senra) y que ellos entregarán a modo de agradecimiento a la familia con la que vivirán estos cinco días.

El programa de la visita de esta expedición gallega al Sáhara Occidental incluye paradas en las instalaciones de la Media Luna Roja, en un hospital y en una planta de reciclaje de residuos; y también entrevistas con representantes oficiales de la República Árabe Saharaui Democrática, el Gobierno saharaui en el exilio, como el primer ministro, Bucharya Bayun, y los ministros de cooperación, Fatma Elmehdi, y de Sanidad, Salek Baba Hassana.

Hasta el 2014

El movimiento de solidaridad monfortino con el Sáhara Occidental se mantuvo fuerte prácticamente veinte años, desde sus primeros pasos a principios de los noventa hasta cerca del 2014. Ayudaron a sostenerlo colaboradores de la asociación Salvador Allende como Serafín López, Paloma Valdés, Jorge Vila, Pepe Rodríguez, Manuel Fernández o el propio Severino Rodríguez, que trabajó activamente en ese colectivo en los primeros años y que después sería alcalde de Monforte. El fallecimiento en el 2014 de Carlos Rouco, su fundador, marcó el final de la actividad de esta oenegé.