La abrupta caída del deseado

Marcos Pichel

LUGO

La segunda etapa de Paco García al frente del Breogán se cerró sin haber podido completar el trabajo para el que fue llamado: encontrar el camino de retorno a la ACB

18 mar 2009 . Actualizado a las 17:14 h.

Con nocturnidad. En la hora cero. La segunda etapa de Paco García como entrenador del Leche Río llegó a su fin en la madrugada del lunes al martes. El técnico pucelano abandona obligado la nave celeste con el equipo colocado en la cuarta posición de la LEB Oro. Así se lo hizo saber en la medianoche el consejo de administración que encabeza Raúl López. El balance de cuatro derrotas en los cinco últimos partidos, tres de ellas ante rivales directos para pelear por el ascenso han sido la losa que le ha sepultado. La directiva no quiso aguantar más.

La de Paco García con el Breogán es una historia de querencia mutua, desde que en su primera etapa cogiese al equipo en la segunda categoría del baloncesto y lo colocase en la añorada ACB al segundo intento. Tras tres cursos dirigiendo los designios celestes en la élite, se fue con lágrimas al Tenerife. Era el año 2002. Quien más quien menos imaginaba que algún día sus caminos se iban a cruzar de nuevo. Para parte de la afición celeste siempre ha sido el deseado. También para el presidente de entonces y de ahora, Raúl López.

Destino caprichoso

Caprichos del destino, el Leche Río descendió en la temporada 2005-2006, después de un último partido a vida o muerte en Valladolid ante un conjunto pucelano que dirigía García y que se llevaría el gato al agua. «Tendría que estar contento pero la felicidad hoy no es completa», dijo en aquel momento.

La nave del Pazo dio un cambio radical para adecuarse a la nueva temporada en la LEB. Fin de la era Lence, regreso a la de Raúl López. Había que buscar entrenador. García, el soñado, no estaba en el mercado (seguía en el Valladolid, pero no por mucho tiempo). El elegido fue Josep María Izquierdo, pero el proyecto con el catalán no cuajó, y fue cesado. De forma transitoria, el ahora director general del Breo, y entonces segundo entrenador, Chete Pazo, se hizo con las riendas. Corría el mes de diciembre y el destino hizo un nuevo guiño: Paco García fue cesado en el Valladolid; la opción de revivir el matrimonio con Raúl López cobró fuerza al instante y, apenas hubo que esperar unos días. «Con los años, Raúl se ha convertido en uno de mis mejores amigos», decía el entrenador.

Irregularidad

Ese año, García no consiguió poner freno definitivo a la irregularidad breoganista desde el inicio de la temporada, y ni siquiera disputaron el play off de ascenso, pese a la llegada de Malik Dixon y Devin Davis. La pasada temporada, Paco García pudo hacer un equipo a su medida. Se hizo una limpia y se españolizó la plantilla. Costó arrancar, pero encadenó una racha que culminó con el título de la Copa Príncipe en enero del año pasado. Ya entonces asomaban los síntomas del principal lastre en este tiempo: encogerse en los momentos clave. ¿Ejemplo? En la jornada 21 tenía opción de ponerse primero si ganaba en el Pazo al CAI (que ascendió con el título de campeón). ¿Resultado? 59-84. Aún así, dio el arreón, y se plantó en la final a cuatro de Cáceres en busca de la otra plaza para subir con 11 victorias en 12 partidos (incluido el play off) y con la vitola de favorito. Y volvió a fallar: cayó en la semifinal con Bruesa (83-72), que ascendería.

Este curso, el potencial de la plantilla se acrecentó con respecto a los rivales (aunque asaltado desde el inicio por incontables lesiones de jugadores clave) y se reforzó en el mercado invernal. No convencía el juego, pero los resultados sí llegaron, y el equipo se colocó segundo, a una victoria del hasta entonces intocable Alicante. Era la jornada 19, y llegarían todos los aspirantes de golpe. Se perdió con Alicante y Melilla, se ganó a Tenerife. Quedaba el otro equipo de los amores de Paco García: el Valladolid, que ha sido su verdugo. Cuatro derrotas (con la de Rosalía) en cinco partidos, los bajones en los terceros cuartos, y la excesiva dependencia del acierto en ataque, dictaron sentencia. Contrasentidos del deporte: en la peor racha se vio, por momentos, el mejor baloncesto; pero con el proyecto en el alero, en la soledad de la derrota, ni las presupuestas amistades han sido suficientes para evitar una caída inesperada.