Daniel Méndez es propietario de una explotación de una veintena de vacas en Vilar. El ganado bebe todos los días en el regato sobre el que verterá la tubería del saneamiento de la aldea y teme que pueda dañar a los animales. «Desde luego que estoy muy preocupado y no me parece normal esto. No dejan lavar en los ríos los restos de las matanzas por temor a contaminación y permiten esto», asegura.
Este joven también utiliza el agua de ese regato, llamado Rego do León y que desemboca en el río Ferreira, para regar la huerta familiar. «Es la única opción que tengo para dar de beber al ganado que casi está en régimen extensivo y tengo muy claro que cuando comience a funcionar el saneamiento ni daré de beber allí a las vacas ni usaré el agua para regar», manifestó Daniel Méndez.
Este agricultor se entrevistó con la alcaldesa para manifestarle su preocupación y asegura que no recibió ninguna solución. «Me dijo que no me preocupar en absoluto y entonces le pregunté si bebería de esa agua y me reconoció que no», explicó Daniel Méndez.
Este vecino también manifestó que otra persona que reside fuera de manera habitual está estudiando la posibilidad de restaurar un molino tradicional en la misma zona, pero que tras conocer la manera en la que se están realizando los trabajos de saneamiento se está planteando muy seguramente la posibilidad de no seguir adelante con este proyecto y es muy posible que lo abandone.