Los pioneros de la crisis económica

Dolores Cela Castro
Dolores Cela LUGO |

LUGO

El transporte, en continua reconversión, fue el primero en notar los efectos de una crisis que lo llevó a paralizar el país durante una semana; pero de poco le sirvió

23 may 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Los transportistas fueron los primeros que empezaron a padecer en sus propios negocios los efectos de una crisis que hace dos años llevó al sector a las movilizaciones y a un paro patronal sin precedentes, cuyos efectos en Galicia se calcularon en 100 millones de euros. Cuando los camioneros se levantaron en pie de guerra, los precios del gasóleo, con incremento sin tregua, ahogaban una actividad que ya por entonces estaba notando un descenso importante en las cargas, con la consiguiente guerra de precios que hizo que algunos, asfixiados por el endeudamiento, salieran a las carreteras trabajando por debajo de costes.

Dos años después de que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, se dirigiera a los huelguistas advirtiendo que el paro ya no tenía sentido, una vez que se había firmado el acuerdo con el Ministerio de Fomento y la inmensa mayoría del sector, y que las fuerzas de seguridad actuarían con contundencia contra los violentos, las cosas no han ido a mejor. Los precios del gasóleo fueron el detonante de una movilización que en la provincia secundaron las dos organizaciones de mayor peso,

Tradime y Aetram y la Plataforma en Defensa del Transporte, con un protagonismo especial en aquellos días bajo el liderato del lucense Manuel Núñez, están prácticamente al mismo nivel que entonces. Núñez recordaba hace ocho días que faltaban 15 céntimos para que se equipararan a los de aquellas fechas.

Tras un paro de una semana el litro de gasóleo en las estaciones de servicio gallegas volvió a 1,30 euros el litro. En los días previos a las movilizaciones hubo bajadas de céntimos, que se recuperaron cuando el sector intentaba recuperar la normalidad.

Acuerdos

Si bien la convocatoria de huelga supuso que se firmaran acuerdos a varias bandas y con diferentes ministerios que satisfacían algunas de las demandas, no todas, con la perspectiva que dan los dos años transcurridos con una crisis económica que entonces empezaba a despuntar, la situación del transporte no ha mejorado, sino más bien todo lo contrario.

La firma de los acuerdos -algunos positivos, pero insuficientes- supuso que empezaran a descolgarse del paro patronal las organizaciones que lo apoyaron y se quedó en solitario la organización liderada por Núñez. Esta no quería desbloquear las carreteras y retornar a la actividad en tanto no se garantizaran unas tarifas de obligado cumplimiento, el caballo de batalla.

Intento de bloqueo

La plataforma intentó bloquear Madrid con camiones llegados desde diferentes puntos de España con el fin último de conseguir unas tarifas con garantías, vinculadas al Observatorio de Costes del Transporte. Los vehículos pesados fueron parados y retenidos por la Guardia Civil. Los que iban de Galicia no pudieron pasar de Benavente. La fuerte presión policial, acompañada de duras sanciones, hizo que los transportistas abandonaran a la espera de un momento más propicio para volver a presionar.

Lo intentaron al año siguiente, en el 2009, por las mismas fechas, de la mano de la organización de Manuel Núñez, que se quedó completamente sola en un intento fallido, pero acompañado de las parece que ineludibles represalias, que siempre dejaron estela durante meses.

Una de las víctimas de las represalias este segundo intento frustrado de conseguir, vía movilizaciones, unos acuerdos para atajar la crisis del sector fue un transportista sarriano. Un camión cargado con madera con destino a Murcia fue objeto de un sabotaje en ese primer día del paro, el dos de junio del 2009, en Albacete. El camionero, un empleado, dormía en la cabina del camión cuando vio el resplandor de las llamas del vehículo pesado, que estaba estacionado dos plazas más allá. El trabajador salió semidesnudo del vehículo y consiguió salvarse, aunque sufrió quemaduras en ambos pies. Su medio de trabajo fue declarado siniestro total.

Tanto el paro patronal de junio del 2008 como el de febrero de ese mismo año y el de junio del 2009, llevaron aparejados en los meses posteriores una cadena de destrozos en camiones estacionados en áreas de descanso o en zonas de aparcamiento sin vigilar.

En noviembre del 2008, en la explanada próxima a la estación de autobuses de Vilalba, en un mismo fin de semana seis camiones resultaron afectados por daños en las ruedas y en las bombonas de suspensión.

Camiones lucenses sufrieron los ataques de personas incontroladas y no identificadas, en forma de desperfectos en los vehículos, con incendios incluidos, por toda España. Hubo momentos de crispación en el sector por el gran número de incidentes que se registraron. Las asociaciones de transportistas, como Fegatramer, se vieron obligadas a pedir medidas policiales para hacer frente a esta lacra, que pasó de aparcamientos y carreteras a las naves de las empresas y que estaba centrada en Lugo y en sus empresas en exclusiva.

Cóctel molotov

En la última fase de los ataques vandálicos, centralizados en los fines de semana, un cóctel molotov causó daños a vehículos de una empresa de A Campiña, donde ardieron varios camiones. Finalmente, sin que se llegara a haber detenciones, la violencia cesó en un sector al que le costará recuperarse.