El asociacionismo, remedio frente al síndrome NHA

Enrique Gómez Souto
enrique g. souto LUGO / LA VOZ

LUGO

30 oct 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Lugo, ya se sabe, es ciudad que nació romana. De sus días primeros conserva su Muralla y de los años transcurridos desde entonces, de su largo aprendizaje histórico, una sabia tendencia al escepticismo. En los días de crisis que corren hay quien cree apreciar síntomas de que su escepticismo natural empieza a dar muestras de estar aquejado del síndrome NHA. Los recientes mítines del popular Mariano Rajoy y del socialista José Blanco han ayudado de modo notable a que en la vieja ciudad amurallada aumenten los contribuyentes que se incluyen en la creciente lista NHA, en la relación de los que padecen el síndrome de los que están convencidos de que No Hay Alternativa frente a la crisis.

Mariano Rajoy llenó hasta la bandera el viejo auditorio municipal de Lugo. Los populares lucenses no dudan de que su partido gobernará. Quizá porque están tan convencidos de que Rajoy asumirá tras el 20-N la presidencia del Gobierno, ya no gritan, por innecesario, lo que tantas veces corearon en ocasiones similares: «presidente, presidente». O tal vez hay también algo del síndrome NHA en las bases del PP lucense, conscientes de que las políticas económicas, y por añadidura las crisis, escapan al control de los gobiernos nacionales. Por eso, Rajoy señala sus prioridades, pero no aclara sus recetas para conseguirlas. Acaso porque como el socialista Blanco sabe qué se necesita pero no cómo conseguirlo. Por eso hay quien cree ver extenderse a pasos agigantados el síndrome NHA. Cabe, en todo caso, el «consuelo fatal» expresado por Campoamor: «que estando todo tan mal / ya no podrá estar peor».

Rajoy sabe que competir con un ministro de Fomento (José Blanco) en su tierra no es fácil. Por eso, en el auditorio dejó en el aire la posibilidad de que si llega a la presidencia nombre ministro al exalcalde Joaquín García Díez.

Mientras Rajoy y Blanco se ganan el sueldo como candidatos, en la vieja ciudad amurallada Orozco y Besteiro libran la batalla de los recursos para los servicios sociales. El recorte en las aportaciones de la Xunta a los ayuntamientos para el plan concertado ha creado alarma en la zona más débil del tejido social lucense. Orozco ha lanzado a los suyos a una batalla en la que el presidente de la Diputación, José Ramón Gómez Besteiro, ha ofrecido los servicios jurídicos del organismo provincial a los ayuntamientos para tramitar recursos contra los recortes. Es este otro de tantos casos que ponen de manifiesto la necesidad de reordenar la financiación pública y de poner coto a que las instituciones asuman alegremente competencias que no les son propias.

La crisis llega a todas partes, alcanza a todos los sectores. La Asociación de Empresarios de la Construcción, presidida por Hipólito Trinidad Losada, tomó la decisión de abandonar la Confederación de Empresarios de Lugo en el mismo día en que presentaba su candidatura a la presidencia Eduardo Jiménez.

En la otra cara de la moneda social, en la que en medio de la crisis se reiventa y reorganiza, está el movimiento vecinal de Galicia. La Confederación Galega de Asociacións de Veciños, presidida desde hace pocos días por el lucense Jesús Vázquez, reunió en la capital a los directivos de las federaciones provinciales para recapitular y tomar impulso. El asociacionismo vecinal jugó en los días difíciles de la Transición y de la crisis de entonces un papel decisivo en la defensa de los intereses de los ciudadanos en los cinturones de las grandes ciudades. Aquel modelo, debidamente adaptado, sigue siendo válido. Sólo requiere desplegar la misma energía que entonces. Y requiere también la decisión de superar el síndrome NHA.

Más obras en la traída de agua.

El Ayuntamiento y la empresa pública Acuanorte planifican la tercera fase del abastecimiento de Lugo. Costará 10 millones