Un pacto secreto del obispo frena las protestas del Sagrado Corazón

Dolores Cela Castro
dolores cela LUGO / LA VOZ

LUGO

Los interlocutores de Carrasco piden a los feligreses fe en sus gestiones

14 nov 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Las advertencias de radicalización de las protestas de los feligreses del Sagrado Corazón no se cumplieron ayer. La entrevista de una comisión con el obispo, Alfonso Carrasco Rouco, en la llegaron a un principio de acuerdo, del que no trascendió su contenido, frenaron las movilizaciones. La anunciada manifestación con pancartas nuevas quedó reducida a una concentración de decenas de vecinos, sin carteles, delante de la iglesia, y a la lectura de una escueta nota en hablan de un plazo de 15 días para que el obispo cumpla con las promesas no desveladas.

Algunos de los concentrados se interesaron por saber si el principio de acuerdo con Carrasco Rouco contemplaba el retorno a la parroquia de los anteriores sacerdotes Miguel Fernández y Guillermo Méndez. La única respuesta que obtuvieron a esa pregunta fue la de que tuvieran fe y confianza «que non vai haber vendeta».

José Manuel Carballo, el presidente de la asociación de vecinos del Sagrado Corazón, que estuvo arropado en la concentración por Jesús Vázquez, el presidente de la Confederación Galega de Asociacións de Veciños y de Fernando Rois, de la asociación de Albeiros, aseguró que el movimiento iba a permanecer activo «pero sin radicalizar». Anunció que la reunión del miércoles quedaba aplazada para el viernes, a la espera de una respuesta del obispo. Esta podría estar relacionada con la reunión de la comisión episcopal, de los jueves. Si no hay contestación antes del domingo volverán a concentrarse pacíficamente delante de la iglesia.

La concentración de ayer finalizó con el reparto de castañas entre los feligreses que no entraron a misa, en protesta por el cambio de sacerdote.

Casi tantos dentro, como fuera

Mientras fuera de la iglesia daban lectura al escueto comunicado vecinal, dentro de la iglesia se celebraba la misa, con más asistencia de feligreses que en los domingos anteriores. Según unas versiones, eran vecinos del Sagrado Corazón que habían decidido dejar las protestas y retornar a la normalidad. Desde el colectivo que esperaba fuera insistían en que quienes estaba dentro del templo eran feligreses de otras parroquias, a los que habían pedido su ayuda desde el movimiento Camino Neocatecumenal, los conocidos popularmente como «kikos». Tras la celebración religiosa la iglesia se fue vaciando y, poco después también la explanada en la que se habían concentrado parte de los feligreses.