La Audiencia pide investigar si monjas y un «varón ruso» amenazaron a una madre

xosé Carreira LUGO / LA VOZ

LUGO

La operación Bebé, que se tramita en los juzgados de Lugo, sigue aumentando.
La operación Bebé, que se tramita en los juzgados de Lugo, sigue aumentando. óscar cela< / span>

El alto tribunal corrige a la jueza que no quiso incluir el caso en la operación Bebé

12 nov 2014 . Actualizado a las 08:47 h.

La operación Bebé añade una madre más a la lista de afectadas por la presunta retirada irregular de bebés. La Audiencia Provincial ha vuelto a corregir a la jueza que se encarga de la instrucción y, mediante un auto, establece que se incluya en la investigación a una mujer que se quedó sin su hijo y que en su momento declaró haber sido amenazada por un «varón ruso», monjas de una congregación y funcionarios de Menores.

El caso de Esmeralda (nombre ficticio) llega a la Bebé procedente de la investigación de la operación Carioca. En su momento Pilar de Lara detectó que esta mujer relataba unos hechos muy similares a los que contaban otras madres que habían pasado a ser agrupadas en las diligencias conocidas popularmente como la operación Bebé. Esa circunstancia hizo que la magistrada considerarse que el asunto debería ser incorporado a la aludida investigación junto al de otra mujer que también denunció la retirada de su bebé sin haber dado el consentimiento.

Con el paso del tiempo, una de las mujeres quedó incluida en la causa, pero Esmeralda no. Llegó a prestar declaración en el transcurso de las diligencias, pero su caso acabó siendo archivado. La jueza entendía que lo que exponía esta mujer no tenía que ver con la investigación. La decisión fue recurrida por varias abogadas que participan en la operación Bebé, pero la jueza desestimó sus razonamientos porque consideró que se había extinguido la responsabilidad criminal por prescripción con respecto a los mismos. La fiscalía también se había opuesto en su momento al recurso.

Finalmente la letrada Amelia Saavedra, defensora de una de las madres partícipes en la causa, recurrió a la Audiencia por entender que los hechos relativos a Esmeralda sí guardan relación con los que eran objeto de investigación y que, en modo alguno cabía la prescripción. Los motivos que alegó fueron estimados por el alto tribunal lucense.

Recuerda la sala que la decisión de la jueza instructora se basaba en la ausencia de conexión entre los hechos concernientes al expediente relativo a la adopción del hijo menor de Esmeralda y los que son objeto de investigación en la Bebé. Entendía la instructora que tales hechos revestían caracteres de un delito de amenazas condicionales sufridas por la mujer, en los meses de abril y mayo de 2003, pero dado el tiempo transcurrido, más de cinco años, sin que el procedimiento se hubiera dirigido contra el culpable, la eventual responsabilidad criminal estaría prescrita.

La madre en su momento había declarado que había sido amenazada por un «varón ruso». La jueza entendió que el posible autor de las mismas, cuya identidad no se conoce, no tiene ninguna relación con el servicio de Menores de la Xunta ni con el Hogar madre Encarnación.

La Audiencia advierte que no comparte los argumentos de la jueza porque, después de examinar las manifestaciones de Esmeralda, aprecia que «resulta ciertamente prematuro descartar la total desconexión de los hechos discutidos con los investigados en la causa».

Recuerda el alto tribunal lucense que de las palabras de Esmeralda parece desprenderse que en el proceso de adopción de su hijo habría sufrido algún tipo de presiones o, «cuando menos, no habría actuado libre y voluntariamente». En este sentido el auto destaca que la madre hizo constar expresamente que nunca quiso dar su hijo en adopción.

También dice la Audiencia que la mujer aludió a las amenazas «de un varón ruso» y al control «al que la tenían sometida las monjas del hogar en el que estuvo acogida en las semanas previas a dar a luz a su hijo». La madre declaró que cuando salía a la calle siempre iba acompañada de una monja y otra chica que vivía en la casa de religiosas.

Esmeralda declaró que nunca le hablaron de ninguna cantidad de dinero para dar en adopción a su hijo. «Una de las monjas me dijo que había dos familias interesadas por mi hijo y que una podía pagar más que la otra», dijo.

La afectada pudo que no actuase libremente, según recoge un auto de la Audiencia

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