María Luz Cid, que estuvo ingresada cuando pesaba 44 kilos, pide a las familias que no oculten estas patologías
28 nov 2018 . Actualizado a las 05:00 h.María Luz Cid experimentó en persona los problemas y circunstancias asociadas a los trastornos de la conducta alimentaria (TCA), que afectan a un 80% de mujeres y a un 20% de hombres. Ingresó en el hospital de Conxo, el único de Galicia con atención especializada en este tipo de trastornos. Pesaba 44 kilos. Lo que vivió en estos años la llevó a la creación de CIOR, una asociación de ámbito gallego, cuya finalidad es ayudar a las personas que se encuentran con este problema y prevenirlo. Esta organización, con sede en Monforte, ha iniciado una serie de charlas por colegios de toda la provincia, que extenderá al resto de Galicia. Hoy se presentarán públicamente en el HULA, a partir de las 13.30, coincidiendo con el Día Internacional de la Lucha contra los Trastornos de la Conducta Alimentaria, que es el 30.
-¿Qué edad es la más crítica?
-En mi época, hace 20 años, eran los 17. Bajó a los 12 y nos estamos encontrando con problemas en niños de ocho años.
-¿A esta edad es fácil de detectar?
-Se detecta fácil. El niño no come. Hace poco tuvimos conocimiento en la asociación de un niño de 8 años, que tenía una hermana con autismo, que necesitaba más cuidados que él y se celaba. Para llamar la atención dejó de comer, bajó de peso y tuvo que ingresar porque su vida estaba en peligro. Buscaba una válvula de escape y lo más fácil que encontró fue la comida.
-¿A qué está asociado este trastorno?
-A muchas situaciones físicas, psicológicas y sociales adversas. El acoso escolar es uno de los motivos. Un niño obeso es perfecto candidato. Empieza a perder peso y todo el mundo le dice que guapo está y se siente aceptado. Cuando la pérdida es excesiva sus pensamientos ya son irracionales y cuando se mira al espejo se ve gordo. Para él esa es su realidad, no una estrategia de márketing.
-¿En qué casos más se produce?
-Pueden darse también en familias desestructuradas, en casos de malos tratos, de alcohol, machismo, familias sobreprotectoras, duelos. Es relativamente frecuente en niños que pierden a sus abuelos o a los que se quedan sin una mascota. Los problemas laborales, los sentimentales, los económicos y los celos también son caldo de cultivo.
-¿En qué pueden acabar?
-Los trastornos alimentarios te pueden llevar a la muerte por inanición o al suicidio. Hay muchos más casos de los que se piensan y que se ocultan por respeto a las familias. La mente es la que juega malas pasadas. Cuando llegas a los 50 kilos pierdes totalmente el control.
-¿Son fáciles de detectar?
-La subdirectora médica del HULA, Pilar Rodríguez Ledo, es una persona involucrada y sostiene que los médicos de cabecera tienen que levantar la cabeza del ordenador y observar a sus pacientes para detectar problemas. Una niña de 15 años que acude al médico con gastroenteritis, calvas en la cabeza, la piel seca y una dentadura deteriorada tiene más problemas que la gastroenteritis y el médico tiene que hacer preguntas. En un año ya se ven esos efectos. A partir de ahí son más graves. Sé por propia experiencia que todos el daño que le haces a tu cuerpo sigue saliendo durante años.
-¿Qué le recomendaría a las familias?
-Que dejen de ocultar estas patologías. Hay que luchar contra el estigma de la no aceptación. Los valores no están en el envoltorio, sino en el interior de la persona y eso hay que transmitirlo. A quienes tienen alguna sospecha de que cerca tienen un caso y no saben cómo abordarlo, les pediría que salgan de dudas, que acudan a la jornada, que pregunten y que alcen la voz. Hallarán sus respuestas.