El 5 % de los votos, el aliado de PSOE y PP ante la fragmentación de electores

Suso Varela Pérez
suso varela LUGO / LA VOZ

LUGO

OSCAR CELA

En las elecciones del 26 de mayo podría igualarse el récord de candidaturas en las municipales de Lugo, las 12 de 1987

12 feb 2019 . Actualizado a las 20:42 h.

La encuesta que publicó Sondaxe este fin de semana sobre intención y estimación de voto ha causado extrañeza en algunos ámbitos ciudadanos y políticos por ofrecer unos resultados de reparto de ediles que nada tienen que ver luego con la constatación del descontento que existe entre los lucenses tanto por la gestión del gobierno local como de los partidos de la oposición. Ese enfado se traduce en bajas notas de los candidatos (salvo el aprobado de Rubén Arroxo del BNG, solo superado en Galicia por dos pesos pesados como Lores y Caballero), peor valoración de la situación de la ciudad que hace cuatro años y un elevado número de personas que afirman que no irán a votar o que su voto sigue muy indeciso (25 %).

La elecciones municipales del 2019 se presentan con un escenario político atomizado, donde al menos se baraja una docena de candidaturas en la ciudad, algo que en la historia de la democracia reciente solo ocurrió en 1987, un momento en el que tanto la derecha como la izquierda como el nacionalismo estaban también fragmentados en Galicia.

Esta atomización de candidaturas podría trasladar al consistorio la pluralidad de la sociedad lucense, aunque tiene sus consecuencias si los partidos elegidos no se ponen de acuerdo y se crea una situación de desgobierno. Pero es que además, como indica la encuesta de Sondaxe, la división del voto podría favorecer a los partidos mayoritarios.

Y es que hay una cifra, el 5 %, que para alguno de los 12 partidos ahora en liza puede suponer el porcentaje de un puerto de montaña. Todas aquellas candidaturas que no superen esa cifra no podrán optar a tener un concejal, con lo que cuando comience el reparto de ediles a través de la Ley D’Hondt sus votos no entran en el recuento y, por lo tanto, quienes pueden salir beneficiados son los grandes partidos. De esta forma, formaciones como el PP o el PSOE podrían obtener el 26 de mayo menos electores y porcentajes de votos que hace cuatro años pero seguir manteniendo o incluso aumentado su representación actual.

La corporación actual ya es, al igual que la primera de 1979, la que más candidaturas tiene sentadas en el consistorio, quedando fuera Foro Lugo, PACMA y UPyD. El descontento, los indecisos, la alta abstención que ya se registró en el 2015 (39 % frente al 33 % del 2011 o el 35 % del 2007) y las divisiones en todas las franjas ideológicas provoca que se abra todo un campo para que formaciones pequeñas tengan la esperanza de llegar a ese 5 % deseado.

Arma de doble filo

Pero si la atomización del voto puede favorecer a los partidos mayoritarios (en tiempos se hablaba de marcas blancas) también podría ser una arma de doble filo. Lo sabe bien Jaime Castiñeira, el anterior candidato del PP, que se quedó por 400 votos de alcanzar el concejal que quizás le hubiese hecho alcalde con el apoyo de Ciudadanos. El PP miró entonces a los 611 votos de Foro Lugo. Y es que las formaciones pequeñas puede que no alcancen el 5 % pero sí son decisivas para conformar las mayorías. En sus respectivos campos ideológicos, partidos como Vox (que la encuesta de La Voz le da un edil), la formación que impulsa Manuel Martínez, Compromiso por Galicia o el Partido Animalista pueden restar los votantes que, quién sabe, decidan el próximo alcalde o alcaldesa.