«É unha sensación rara, despois de 50 días, pero agradable»

LUGO

Óscar Cela

A Milagrosa recupera el ambiente de barrio con los mayores que aprovechan para salir por primera vez

03 may 2020 . Actualizado a las 17:56 h.

Apoyados en sus bastones, agarrados esta vez con manos envueltas en guantes, con paso frágil y una voz que se hace oír tras las mascarillas. Los mayores de 70 años disfrutaron del que fue para algunos el primer paseo al aire libre en 50 días. Felices de encontrarse con los vecinos, del rayo de sol que de repente molesta en la cara y de sentarse un momento en el banco de la plaza. La Milagrosa vivió una mañana de sábado que habría sido normal si no fuera por la sorpresa que irradiaban con sus ojos quienes la transitaban como si fuera la primera vez.

«É unha sensación rara, despois de 50 días pechados, pero agradable. Aínda que non nos podamos dar unha aperta é moi agradable atoparnos», confesaba Elisa Fernández. Frente a la papelería, a dos metros, una vecina se alegra de verla, es la primera vez que sale de casa desde el 13 de marzo porque son su marido y su hijo quienes han salido al supermercado.

A la vuelta de la esquina, con un enorme carro de la compra frente a él, Ángel Núñez toma en un banco todo el aliento que le permiten la mascarilla y sus 90 años. Se limitará a salir a comprar como ha hecho hasta ahora y renunciará a los paseos hasta dentro de una semana, cuando se conozcan mejor los efectos de tanta «manga ancha».

Menos desconfiado se muestra Antonio Rabanal, con La Voz enroscada debajo del brazo, sin mascarilla ni guantes. «¿Riesgo? Al que le toca, le toca y punto. Yo ya llevo tres infartos». Lo que le pide el cuerpo a sus 74 años es menos paseo y más río: «Estoy deseando poder ir a pescar».

Las puertas de la Iglesia, abiertas

A su espalda, un poco encorvada, Ofelia Rodríguez se detiene a contemplar desde lejos la puerta abierta de la iglesia: «Lo estoy disfrutando porque soy creyente y no había podido venir». Vive sola y sus 73 años solo la habían sacado de casa para poder encargar la comida que le sirven a domicilio. El de ayer era su primer paseo por la plaza de la Milagrosa.

Nostalgia de Pedrafita

A buen ritmo y mientras el sol acentúa las sombras en el suelo aparece por la plaza Jaime Núñez, de 78 años. Está enfadado porque no puede ir a la parroquia de Pedrafita do Cebreiro en la que nació: «Pero si somos 17 en el pueblo, yo no entiendo nada». Vive con su mujer y él se encarga de hacer la compra porque, como indica con un gesto, ella no puede.

Para José Manuel Arias, poco han cambiado las cosas de un día para otro en la plaza que atraviesa con paso ágil. Lleva 18 años entregado al cuidado de su madre, de 88, así que la normalidad para él llegará cuando pueda bajar a tomar un café con sus amigos. Con la mirada sonríe a su espalda Manuel Pernas. Tiene 84 años y es la primera vez que sale de casa, a donde una hija le ha llevado comida durante todo este tiempo. «Estoy hasta sudando porque no sabía ni qué ponerme», exclama.