Partido suspendido, problema resuelto

Ricardo Hevia

LUGO

ALBERTO LÓPEZ

Los lucenses se beneficiarán del aplazamiento anunciado ayer por el club

23 nov 2021 . Actualizado a las 18:50 h.

De pronto, la idílica paz que rodeaba al Breogán se ha congelado. El covid le ha jugado una mala pasada, pese al intento de tapar (dentro de lo posible) lo sucedido antes de viajar a Manresa. Nos dijeron que había un positivo, Bell-Haynes, pero no nos dijeron que había dos compañeros sin vacunar, y que siguieron entrenando con el equipo, como si nada hubiese sucedido.

El Breo, según su director general, pidió a la ACB la suspensión del partido de Manresa, pero no le hicieron caso. El coordinador del Breogán debería saber que el protocolo sanitario de la liga Endesa es claro: con dos contagios, se aísla a los contagiados. Con tres o más, se aísla a todo el grupo. Con solo dos casos positivos, parece claro que no cabía la suspensión del partido.

Las últimas noticias indican que, al final, el cumplimiento del protocolo obligará al aplazamiento del partido ante el Joventut. Ayer, hablando con compañeros de la Penya, me comentaban que la suspensión a ellos «nos mata». Teniendo en cuenta que, el 8 de enero, finaliza la primera vuelta, y ese día hay que establecer la lista de equipos que jugarán la fase final de la Copa. Por lo tanto, desde el 27 de diciembre hasta esa fecha (12 días), hay que jugar tres partidos de liga. Al Breogán y al Joventut le quedarían, por lo visto, cuatro. Los catalanes juegan en Polonia el 22 de diciembre, y en la Ventana que comienza este lunes, perderán a 9 jugadores. Aunque recuperarán a Guillem Vives. Cada uno se queja cuando le duele, supongo.

El contagio de Musa, conocido ayer a última hora de la tarde, fue la cuarta nota negativa de una plantilla que debe centrarse en superar este desagradable episodio y volver al mejor nivel cuando toque regresar a la cancha.

Tampoco debemos olvidarnos del «Caso Olmos», aunque parezca cerrado. Este asunto sirvió para que nos informasen de que un profesional se marcha e incumple su contrato cuando quiere, por lo visto. Para empezar, se me ocurren algunas preguntas. La primera, ¿qué club ficharía a un entrenador que, cuando le llega una oferta mejor, deja tirado a quien lo contrató? Segunda, ¿cuando un club despide a un entrenador, tiene que pagarle todo el contrato, o llegar a un acuerdo con su agente? Tercera, ¿si un entrenador deja tirado a su equipo, se va de rositas? ¿O tendría que pagar el resto del contrato? Y aún hay que recordar que, a lo mejor, y sin darnos cuenta, hemos caído en el error en el que no debe caer el club: hablar de todo, menos de baloncesto. Por favor, en un año para disfrutar, hay que saber manejar mejor los problemas, y el primer problema debe ser siempre el juego, que es lo que atrae a la gente al Pazo.