El dúo artístico argentino Duprat-Cohn se ha ido labrando una carrera con películas llenas de ingenio y humor macabro pero que en el fondo escudriñan en los instintos más básicos del ser humano y en la hipocresía social en la que vive. «El hombre de al lado» (2009) y «El ciudadano ilustre» (2016) son sus mejores ejemplos.
Ahora llegan a las pantallas con «Competencia oficial», otro de sus mecanismos de guion en el que disponen de un reparto de lujo para seguir con su estilo desenfadado y a la vez distante. El principal problema de esta película radica en que sus autores no saben a qué carta quedarse a la hora de desarrollar la historia.
Por un lado, supone un retrato sin paliativos sobre el esnobismo, los egos, el debate sobre qué es mejor y peor en el arte, la relación del artista con el público, el cine de evasión o el de reflexión, la ridiculez del «show business» y a la vez de la cultura de élites, o la dicotomía entre prestigio y éxito de taquilla.
Toda esta amalgama de propuesta creativa, muy interesante, queda eclipsada por el duelo interpretativo que desencadena toda la trama, lo que impide que la película avance al repetirse en varios momentos los evidentes roles de cada personaje.
Sería mejor ser menos ambicioso y apostar por un relato que de verdad, como dice la película, conmoviese al público. De mecanos, trucos y juegos, como proponen aquí, sabía mucho Mankiewicz («La huella»).
España. 2021. Dirección: Gastón Duprat, Mariano Cohn . Reparto: Antonio Banderas, Penélope Cruz, Oscar Martínez, José Luis Gómez
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