El Rof Codina suspendió la contratación de tres empleados con una plaza pública ya adjudicada tras la inspección de Trabajo

André Siso Zapata
André S. Zapata LUGO / LA VOZ

LUGO

Dos de los jóvenes afectados por la suspensión de las contrataciones del Rof Codina de Lugo muestran el burofax a través del cual les notificaron la cancelación de sus prácticas.
Dos de los jóvenes afectados por la suspensión de las contrataciones del Rof Codina de Lugo muestran el burofax a través del cual les notificaron la cancelación de sus prácticas. ALBERTO LÓPEZ

El pasado 24 de febrero, la dirección del Hospital Veterinario Universitario Rof Codina de Lugo recibió una notificación de la Tesorería General de la Seguridad Social. En él, la institución estatal les avisaba de que entraba de oficio para modificar los contratos de varios empleados, que figuraban como becarios, y que pasarían a ser indefinidos. Esta decisión se tomó a raíz de una inspección del Ministerio de Trabajo, llevada a cabo meses atrás, y que detectó que 16 jóvenes empleados realizaban tareas que tenían prohibidas según su tipo de contrato de prácticas, como atender a los animales sin supervisión.

Las consecuencias de la notificación de la Seguridad Social no tardaron en notarse. El servicio de urgencias del Rof Codina estuvo tres días cerrado, pero la peor parte se la llevaron tres jóvenes veterinarios, que vieron truncados sus planes de trabajar en el hospital. Aunque no quieren mostrar su rostro ni dar sus nombres, sí quieren denunciar el «atropello» cometido por el Rof Codina.

El pasado 9 de febrero, la Universidade de Santiago de Compostela, junto con el hospital y con la Xunta de Galicia, emitieron la resolución de la convocatoria de seis plazas de empleo público, cuya selección había sido publicada por el Diario Oficial de Galicia (DOG) el 15 de diciembre. Las plazas eran de dos años de duración y en régimen de prácticas. El puesto, según el documento del DOG, era para «facultativo/veterinario de Urxencias e Apoio Clínico de pequenos animais».

En la resolución de la universidad, se mostraban los nombres de las seis personas a las que les fueron adjudicadas. A tres de ellos —los jóvenes que denuncian— les duró poco la alegría.

Suspensión unilateral

Menos de un mes más tarde, su plan de vida durante los próximos dos años se desmoronó. El 25 de febrero, un día después de que el Rof Codina recibiese el Oficio de la Seguridad Social, el director gerente del centro los llamó personalmente para avisarles de que su contratación quedaba suspendida de forma inmediata.

«En un primer momento no nos dieron ninguna explicación», explica uno de los jóvenes afectados, «simplemente nos dijo que no podían contratarnos en régimen de prácticas». La llamada fue un jarro de agua fría para los jóvenes.

De los seis veterinarios que aparecían como adjudicatarios, tres ya estaban trabajando como becarias en el Rof Codina. Esto se debe a que la nueva oferta de empleo unía dos especialidades, que quedaban eliminadas. Estas tres jóvenes, por lo tanto, abandonarían una de las secciones que quedaron canceladas para sumarse a las que se concedían con esta convocatoria. Finalmente, no fue así, y terminaron viendo sus contratos afectados por el Oficio de la Seguridad Social y pasaron a ser indefinidas en la empresa.

Los otros tres estaban trabajando en otras clínicas, y renunciaron a sus empleos al conocer que irían al Rof Codina. «Yo soy de Lugo y no me afectó a nivel domiciliario, pero las otras dos personas que iban a incorporarse conmigo son de fuera, y ya tenían una vivienda alquilada para todo el año aquí», explica uno de los afectados.

Acudieron igualmente

El día 1 de marzo debían haber empezado a trabajar, pero no fue así. Tras la negativa del Rof Codina, ellos decidieron acudir, igualmente, allí aquel día, para certificar que se habían presentado al puesto de trabajo que todavía consideran como suyo. No sirvió de mucho, ya que no se pudieron incorporar de forma efectiva, como ya se temían. Uno de ellos, incluso, llegó a acudir junto a un notario, que dio fe de que estaba presente y listo para ejercer en la guardia de noche que, en teoría, le tocaba aquel día. «Sin es necesario, acudiremos a los tribunales», sentencia este joven.

Se enteraron de la cancelación a través de un burofax de Palomino

Extracto del burofax que el Rof Codina le envió a los empleados que habían obtenido una plaza, firmado por el director del hospital veterinario lucense.
Extracto del burofax que el Rof Codina le envió a los empleados que habían obtenido una plaza, firmado por el director del hospital veterinario lucense. ROF CODINA

Tras más de una semana sin una explicación completa del motivo de la suspensión, el Rof Codina les envió un burofax a los afectados el día 4 de marzo. Antes de eso, los jóvenes habían acudido a hablar personalmente con el director gerente del centro, pero tampoco obtuvieron una contestación clara, según explica uno de ellos. También fueron el día 1 de marzo al hospital, para certificar que habían acudido a su puesto de trabajo.

No fue hasta bien entrada la primera semana de marzo cuando se confirmaron sus sospechas. «En fecha 24 de febrero, este organismo ha recibido un oficio de la Tesorería General de la Seguridad Social, mediante el cual se modificaron los períodos de alta de un número importante de becarios [...] La Fundación Rof Codina no está conforme con dicha resolución [...] [pero] ello concurre una causa imprevisible y de fuerza mayor que nos obliga a dejar sin efecto el procedimiento de selección».

Así explicó el Rof Codina el motivo de la suspensión de esas contrataciones. A pesar de que el director gerente del centro, Luis Felipe Palomino, afirmó a La Voz el pasado viernes que «no le había notificado ninguna resolución de la Seguridad Social», este burofax demuestra que conocían el escrito, y que esta decisión fue la causa del cambio en los contratos de los jóvenes empleados.

Uno de los afectados contestó a Palomino, afirmando que «yo no soy responsable de la ineptitud que se haya producido en este proceso, y ejerceré medidas legales para recuperar la plaza que me corresponde».

Carta a Lara Méndez, a la Diputación y a la Xunta

La alcaldesa de Lugo, Lara Méndez, recibió una carta el 9 de marzo, enviada por uno de los afectados. En ella, solicitaba la ayuda de la alcaldesa, representante del Concello en el patronato de la Fundación Rof Codina, para que «mediase» ante «una situación de indefensión por nuestra parte». También recibieron una misiva similar el resto de Patronos de la fundación: la Diputación, la USC y el conselleiro de Educación. Todas, con el mismo objetivo: solucionar un embrollo que ellos consideran que les perjudica gravemente.