Juan Fernández Arrojo, subdelegado de Defensa de Lugo: «Los militares no tenemos ideología y esa es la fórmula de nuestro éxito»

André Siso Zapata
ANDRÉ S. ZAPATA LUGO / LA VOZ

LUGO

Juan José Fernández Arrojo es el nuevo subdelegado del Ministerio de Defensa en la provincia de Lugo.
Juan José Fernández Arrojo es el nuevo subdelegado del Ministerio de Defensa en la provincia de Lugo. AINHOA GARCIA

Su objetivo principal es el de acercar las Fuerzas Armadas a los ciudadanos. Es diplomado en paracaidismo y especialista en logística militar

31 jul 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

La chaqueta de militar y el pecho lleno de medallas pueden sembrar la duda, pero Juan José Fernández Arrojo, el nuevo subdelegado de Defensa en Lugo, solamente piensa en cómo acercar la institución a los ciudadanos. Y es que el militar, que cuenta ya con casi cuatro décadas de carrera en diferentes divisiones del Ejército, llega a su nuevo puesto, en su tierra (nació en Avilés, pero toda su familia es de O Corgo) con una maleta llena de ilusión, pero también de responsabilidad.

—¿Cómo ha sido su llegada a Lugo?

—No he parado desde que he llegado. Mi intención es presentarme ante todos los representantes locales de instituciones y asociaciones con los que pueda trabajar a partir de ahora. Cuando saque tiempo, visitaré a todos los alcaldes de la provincia que pueda.

—Más bien ha sido un regreso.

—Aunque nací en Avilés, porque allí estaba destinado mi padre, yo me siento lucense. Toda mi familia es de O Corgo y esta es mi casa. Cuando me notificaron que me habían escogido para el puesto, pensé «¡Qué alegría!», porque significaba poder volver a un lugar muy querido.

—¿Cuál será su función aquí?

—Tengo dos misiones principales. La primera está muy relacionada con el apoyo al personal militar de la provincia. Mi función es la de atender al personal en reserva desde el punto de vista administrativo, gestionar los proyectos que incluyen a los militares de la provincia... La segunda es la de promover las actividades que acerquen la institución a los ciudadanos. Darnos a conocer.

—¿Hay una cierta lejanía entre el Ejército y los ciudadanos?

—Es posible. Nuestro trabajo no se ve en muchas ocasiones. Lo que más luce son los desfiles y las recepciones. Son muy bonitas y elegantes, pero son dos o tres cada año. El resto de días, esos mismos militares están arrastrándose por el barro en Afganistán o cargando una mochila de 20 kilos a la espalda en Irak. Eso es lo que debe entender y valorar la gente.

—Y no solo están desplegados en misiones de paz.

—Nuestra utilidad ha quedado más patente que nunca en los últimos tiempos. El día que el presidente del Gobierno decretó el Estado de Alarma por la emergencia sanitaria, tenía a miles de militares desplegados en todas las ciudades de España a las pocas horas. Ahora, todos hemos visto como los efectivos de la Unidad Militar de Emergencia (UME) salvaban vidas en los incendios que han arrasado tantas hectáreas.

—¿Tiene mala imagen el Ejército?

—Las encuestas dicen lo contrario. Que los ciudadanos nos ven con buenos ojos. Los militares nos dedicamos a servir y a proteger a los ciudadanos de cientos de potenciales amenazas, y creo que eso se valora. No tenemos ideología, somos apolíticos, y esa es la fórmula de nuestro éxito. La institución tiene el respeto de los españoles.

Fernández Arrojo se confiesa amante de la geopolítica, la historia militar mundial y muy allegado a su provincia familiar.
Fernández Arrojo se confiesa amante de la geopolítica, la historia militar mundial y muy allegado a su provincia familiar. AINHOA GARCIA

«La logística es vital en la guerra; si falta la comida o los suministros, estás perdido»

Fernández Arrojo ingresó en la academia militar en el año 1985. Es diplomado en paracaidismo, pero siempre ha ejercido funciones relacionadas con la logística. Primero estuvo en A Coruña y luego en Pontevedra, como miembro de la BRILAT. Terminó siendo coronel en el Cuartel General de la Fuerza Terrestre, en Sevilla. Sin embargo, no siempre ha estado en la Administración, sino que conoce perfectamente el terreno.

—Usted ha estado en cinco países en guerra.

—Estuve en Bosnia y en Kosovo durante la Guerra de los Balcanes, en Irak, en el Líbano y en Afganistán ocho veces. Siempre en labores de logística. Por ejemplo, recuerdo haber montado un campamento en Afganistán en un lugar remoto. Hicimos un trabajo estupendo, pero fue muy duro.

—¿Qué representa la gestión logística en un conflicto armado?

—Es vital. Quedarte sin comida, sin armamento o sin suministros es una sentencia de muerte. Estás perdido. Es la guerra diaria y no puede fallar.

—¿Creía posible que se produjese una guerra en Europa en el siglo XXI, como está ocurriendo en Ucrania?

—Desde hace tiempo ha existido la intención de invadir Ucrania por parte de Rusia. Nadie moviliza tantas tropas para unas maniobras, y al final acabó ocurriendo. Algo así nos recuerda que, en un par de días, podemos pasar de tener una vida normal a ser refugiados de guerra. Haber estado sobre el terreno me hace empatizar de una manera especial con las víctimas.