
No duda que seguirá si logra «el ascenso más difícil que podría conseguir»
28 abr 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Óscar Cano (Granada, 1972) ocupa su silla habitual en la sala de prensa de Abegondo y se aviene, esta vez, a un mano a mano. No deja pregunta sin respuesta.
—Llegó a emocionarse con Kuki después de que la grada lo ovacionara. ¿También espera que el fútbol le permita congraciarse con quienes le pitan en Riazor?
—A todos nos gusta sentirnos queridos, nos provoca bienestar. Pero más allá de eso, yo me quedo con una frase de mi madre, cuando mis hermanos o yo discutíamos con ella, o le llevábamos la contraria, siempre decía: «Mientras vosotros os llevéis bien, todo está bien». Y a mí me pasa en el fútbol: mientras que quieran a mis jugadores... Claro que quiero que me quieran, es obvio, pero también noto que una cosa es el escenario del domingo, y lo que sucede antes y después, y luego está el día a día. Y en el día a día, la gente me ha tratado siempre muy bien en A Coruña.
— El Deportivo arrancó su proyecto más reciente proclamándose club de cantera. Admitió haber sido injusto con el uruguayo en el reparto de minutos. ¿No lo ha sido con algunos canteranos?
—Con todos los que juegan menos, porque aquí todos entrenan increíblemente. Pero creo que con Kuki más, porque destaca por encima del resto durante las sesiones de entrenamiento. Cuando llegamos Elías y yo, Quiles no estaba en su mejor momento y dudamos si alinearlo a él o a Kuki, y nos decantamos por Quiles simplemente porque acabábamos de llegar y no nos parecía un buen mensaje, sentarlo de repente. Elegimos dar confianza al que estaba y salió, pero podía haber sido Kuki el de los catorce goles y el de las asistencias. Luego hay algo que pasamos por alto: si hablas con veteranos que han sido canteranos del Dépor, todos te dicen que no hay que tener prisa, que muchos tuvieron que esperar aquí hasta los 23 o 24. Desde el Fabril hasta nuestra categoría hay además un salto muy grande y a ellos les va a llegar su tiempo. En cuanto al proyecto... A mí me llaman para ascender, no puedo pensar en otra cosa y lo siento. Si no ascendemos no me van a dar continuidad y no puedo hacer nada que no vaya en la dirección de ganar partido a partido, porque salgo cuestionado de cada empate.
—Trilli no tiene ficha del Fabril. ¿Qué pasa con él?
—Empecemos diciendo que Trilli es un chico de condiciones excepcionales, especialmente con balón, porque sin él tiene aún un margen de mejora enorme y lo sabe. Yo llego y él está lesionado, y cuando juega en Guijuelo y Badajoz no está acertado. La siguiente vez que Antoñito se pierde un partido, yo valoro que necesito ganar y elijo a aquel que veo en mejor momento para hacerlo. Se está dando mucho bombo a un futbolista frente a otros que tampoco están jugando. Y a Trilli lo quiero mucho y soy muy pesado con él para que mejore, pero tengo que elegir pensando en ganar y me encuentro que ha habido más igualdad entre él y Antoñito en semanas en que Antoñito iba a jugar que en las que iba a ser baja. ¿Por qué? Pues porque son chavales que tienen 19 o 20 años. Y a partir de ahí, también hay conversaciones privadas en las que no voy a entrar y pueden condicionar las decisiones de un entrenador.
—Lo de la cantera debe esperar, entonces.
—No estoy de acuerdo. Ahí están Bergantiños, Raúl, Mackay...
—Hablo de canteranos que puedan contar sobre el campo en un futuro. En cinco o seis años.
—Esos canteranos que he nombrado tampoco fueron importantes aquí a esa edad y ahora lo están siendo. Pero, revisemos otro caso: el de Peke. ¿Por qué no fue importante Peke en las grandes hazañas del juvenil?
—Puede que respondiera a un problema de actitud, pero todo indica que eso se ha corregido.
—Sin duda. Hay una madurez innegable, pero tendrá que seguir dando pasos, ¿no?. Es que lo que es Peke aquí lo fue Mario en el Atlético de Madrid. No entiendo quién puede pensar que yo pueda tener algo en contra de la cantera. ¡Si es el camino fácil cuando piensas que realmente merecen jugar por encima de los que lo están haciendo! Sería maravilloso: los pongo, rinden, y no tengo a nadie en contra. Y si hay algún pito generado por eso, que los hay, me los ahorro. Pero yo necesito ganar y pongo al que pienso que está mejor. Y el resto ya jugará. A la gente de aquí le va a llegar el momento; no sé cuándo ni cómo, pero le llegará porque hay varios con nivel. Pero si cada vez que se falla un gol nos acordamos de alguien de 18 años que está en la base, o si cuando vamos a firmar a un central con experiencia en competición europea, hay que salir a dar explicaciones... Menos mal que él se explicó solo sobre el campo. ¿Por qué hay que llegar a todo eso? Aún así, voy a recalcarlo: no tengo nada contra la cantera del Deportivo. Todo lo contrario, siento que utilizar más canteranos pondría a mi favor gente que no lo está, y opino que hay tres o cuatro chavales que en unos años podrán formar parte del primer equipo, pero eso ya vendrá.
—Dice que su continuidad depende del ascenso. Si se produce, ¿seguirá en el Dépor?
—Sí, claro. Lo pone en mi contrato. Tengo firmada una renovación en caso de ascenso. Y hay algo dentro de mí que piensa que lo que estoy haciendo, sometido a la exigencia inevitable de este club, también es construir para el futuro. Porque en otros lugares en los que he estado, percibía un techo, entendía que el club podría avanzar hasta cierto punto, pero en el Deportivo no existe ese techo. No hay límites, más allá de la paciencia. Y subir a Segunda daría estabilidad. No hablo de la posibilidad de perder diez partidos seguidos, sino de aligerar un poco la presión que es fruto de la necesidad. En un principio, al menos, la urgencia sería más relativa. Entonces, a lo mejor, ya se encuentra más espacio para hacer pruebas, para darle más oportunidades a ciertos chicos; para construir, en definitiva. Ojo, no me voy a hacer presa de mis palabras; no estoy diciendo que en Segunda construiría un equipo de canteranos, solo que resultará más sencillo asumir ciertos riesgos.
—¿Ese ascenso, por lo que está viviendo, sería liberador?
—Cada final de temporada es liberador, pero en este caso sería especial porque es el ascenso más difícil que podría conseguir. El que realmente habría que celebrar, porque contiene esa dificultad añadida de tener que ser el Dépor todos los días, en todos los campos; de que todo el mundo vaya a tumba abierta contra ti. Sí, por eso sería liberador.