Amor a los caballos, al pasado castrexo y a legar a los jóvenes el espíritu festivo: así trabajan tres colectivos del Arde Lucus

Xosé María Palacios Muruais
XOSÉ MARÍA PALACIOS LUGO / LA VOZ

LUGO

Cuadrigas y caballos son elementos muy presentes en el Arde Lucus gracias a Lucus Equites.
Cuadrigas y caballos son elementos muy presentes en el Arde Lucus gracias a Lucus Equites. JESUS BURGO

Asociaciones como Lucus Equites, Lugdunum y Civitas Lucensis llevan años de actividad en pro de la promoción de la fiesta

23 jun 2023 . Actualizado a las 19:14 h.

Estamos en el año 2011 después de Cristo. En el noroeste de Hispania una poblado formado por castrexos y romanos celebra, cerca del solsticio de verano, una fiesta en la que no hay invadidos ni invasores sino diversión. Unos 2.000 años antes, en torno al 70 antes de Cristo, en la Galia se formó la Legio X Gemina, cuya misión no era precisamente lúdica sino que se le encomendó la defensa de una provincia.

Entrado el siglo XXI de nuestra era, en la antigua Lucus Augusti se forma la Lucus Equites, que si defiende algo, es la intención de participar activamente en el Arde Lucus.

La asociación fue fundada por gente amante de los caballos. Hace doce años, el festejo empezaba a crecer hacia las dimensiones que tiene en la actualidad, mientras que Lucus Equites también fue ganando en tamaño desde entonces: hoy está formada por unos 50 miembros.

Aunque son unos pocos días en los que la asociación se hace visible para salir a la calle y para intervenir en el festejo, detrás de esa presencia hay un amplio trabajo que lo mismo incluye el ensayo de desfiles o de maniobras que la creación o la reparación de materiales.

Si la Legio X Gemina tenía como misión la defensa de la Galia Narbonense, en el sudeste de la actual Francia, la Lucus Equites se marca como objetivo que el Arde Lucus se mantenga como una gran cita de recreación histórica, en una tarea en la que participan otras asociaciones similares de la ciudad.

El campamento está situado en la calle Ángel López Pérez, en donde se muestra a los visitantes una auténtica fortificación romana en cuyo interior se ve un campamento con todos sus elementos característicos (tiendas de legionarios, catapultas o cuadrigas, por ejemplo). Algo que la asociación destaca es la presencia de animales (gallinas, cabras, burros y caballos), aunque están atendidos por sus dueños y sometidos a vigilancia veterinaria.

Los integrantes de Lucus Equites no solo animan a lucenses y a forasteros a visitar sus instalaciones, sino que además anuncian que están programadas actividades para todos los públicos: paseos a caballo, demostraciones de forja o construcciones de mosaicos son algunos de los alicientes preparados para este año. Y si a los legionarios se les reconocía su entrega, aquí se alaba el trabajo de todos los miembros.

Tres, el número mágico y simbólico de Lugdunum

Trisquel quiere reflejar la importancia del legado castrexo.
Trisquel quiere reflejar la importancia del legado castrexo. OSCAR CELA

Cuando los romanos llegaron a las orillas del Miño, no encontraron solo carballos y prados: quien visite, por ejemplo, el castro de Viladonga (Castro de Rei) verá que antes de que Roma ocupase la Gallaecia ya había modos de vida propios de sociedades asentadas. El Arde Lucus es una fiesta de claro espíritu romano, pero sin olvidar su dimensión castrexa. De recordarla se encargan precisamente asociaciones como Lugdunum, que con sus dieciséis años de existencia muestra ya una larga trayectoria en la ciudad.

El símbolo de Lugdunum es el trisquel, un elemento muy presente en la cultura celta. Dicho elemento recoge el número tres, algo que para los pobladores de este noroeste anteriores a los romanos encerraba muchas facetas de la vida. Como recuerdan los impulsores de esta asociación lucense, tres podrían ser las clases sociales (guerreros, druidas y trabajadores), el sol en tres momentos del día (el amanecer, el atardecer y la noche), tres etapas de la vida humana (infancia, madurez y vejez), tres elementos terrenales (aire, agua y tierra) o tres conceptos que presiden el comportamiento y los sentimientos (fuerza, sabiduría y amor).

Actividades didácticas

Pero si el tres encerraba todo ese poder simbólico hace dos mil años, también sigue siendo importante ahora, ya que tres son las líneas de trabajo de Lugdunum: recrear la vida cotidiana de los castrexos, acercar la esa cultura con actividades didácticas y participar en fiestas similares del resto de Galicia son objetivos marcados.

Esos fines teóricos se trasladan a la práctica con cuestiones que el colectivo no deja de subrayar, como es la importante presencia femenina entre sus miembros —hay actualmente unos 20 socios—, lo que supone una intención de reconocer el papel de la mujer en el mundo castrexo.

En la historia de Lugdunum hay sinsabores, como el incendio de su palloza en el año 2013. Pero incluso de un hecho tan desagradable se extrajo una consecuencia positiva, puesto que los miembros de esta asociación reconocen que el apoyo de otros colectivos fue decisivo para superar aquel contratiempo. Se ve que en el fondo, más allá de algunas escaramuzas guerreras, castrexos y romanos son, más que vecinos, casi familia.

Civitas Lucensis, el legado de padres a hijos

Imaginemos que unos romanos dejaban a sus descendientes una pequeña fortuna en forma de una buena cantidad de sestercios o de una propiedad en las afueras de la ciudad. Si avanzamos unos 2.000 años, nos encontraremos con que en la antigua Lucus Augusti hay una curiosa herencia, consistente en el traspaso de las ganas de preparar y de conocer la fiesta de unas generaciones a otras. Esa vocación de vivir a fondo el Arde Lucus es la intención con la que se creó la asociación Civitas Lucensis.

Corría el año 2010 después de Cristo cuando un grupo de padres del colegio de los Salesianos de Lugo ciudad  —que tiene su sede en la plaza de A Milagrosa, es decir, fuera del recinto amurallado de Lucus Augusti— acordaron crear un colectivo que se preocupase por promocionar la urbe en general y su vertiente romana y castrexa en particular.

La intención estaba muy clara: se trataba de trasladar ese conocimiento del pasado a los más jóvenes, de modo que ellos acabasen siendo parte activa del festejo como lo eran sus progenitores.

Concordia máxima

En este caso, como en otros de la fiesta, la concordia de romanos y castrexos es máxima. Uno de los principios inspiradores del colectivo es precisamente que unos y otros convivan en armonía. Para comprobarlo, basta con una visita al campamento, denominado oficialmente Castra Lucus Augusti y situado en el parque Rosalía de Castro, un paraje que invita más al sosiego y al disfrute que al combate por una porción de territorio del imperio.

Las actividades programadas en el campamento tienen poco de bélicas, pues hay, por ejemplo, talleres de artesanía para los asistentes. Como otras asociaciones que participan activamente en el Arde Lucus, esta no se limita a ser parte destacada del festejo lucense, sino que, por ejemplo, lleva años acudiendo a una fiesta similar puesta en marcha en Friol, el Friulio.

Los que eran niños cuando se creó la Civitas Lucensis hoy son adultos que viven la fiesta con otra visión, matizada por los años. Sin embargo, el propósito de que pase de padres a hijos el espíritu de la fiesta continúa presente, igual que en el campamento siguen organizándose actividades que tienen mucho de lúdico y poco de bélico: hay cenas y bailes para festejar estos animados días.

Se pasa bien, como reconocen los impulsores de la asociación, pero es también un homenaje que se dan tras el trabajo de haber preparado todo para tenerlo a punto estos días.