El fentanilo llega a Lugo: Cruz Roja trata los primeros casos de adicción

Uxía Carrera Fernández
UXÍA CARRERA LUGO / LA VOZ

LUGO

Centro de la unidad asistencial de drogodependencia de Cruz Roja en Lugo
Centro de la unidad asistencial de drogodependencia de Cruz Roja en Lugo OSCAR CELA

El conselleiro Julio Comesaña visitó la unidad asistencial de drogodependencia de la entidad social, que atiende entre 500 y 600 personas al año

17 ene 2024 . Actualizado a las 20:22 h.

La unidad asistencial de drogodependencias de Cruz Roja en Lugo ya atendió los primeros casos de personas que habían consumido fentanilo. La droga que está dejando una oleada de muertes en Estados Unidos llegó a la ciudad de momento de forma anecdótica, como explicaban trabajadoras del centro, pero lo consideran una señal de alarma. Este dato se dio a conocer durante una visita este lunes del conselleiro de Sanidade, Julio Comesaña, en la que quiso valorar el tratamiento de trastornos adictivos en el área sanitaria lucense. 

La unidad asistencial de drogodependencias de Cruz Roja empezó a funcionar en Lugo en el 2009 y no solo atiende a personas con adicción a sustancias sino también otro tipo de conductas adictivas, como la ludopatía o la adicción a las nuevas tecnologías, o trastornos de la conducta alimentaria. Está financiado por la Xunta de Galicia ya que los procedimientos aplicados a los usuarios se establecen desde el Servizo Galego de Saúde. La mayoría de los usuarios acuden al centro de Cruz Roja de manera voluntaria pero otros se derivan a través del servicio de salud mental, de los médicos de primaria o de la red de trabajadoras sociales de Lugo. 

Julio Comesaña visitó la unidad de Cruz Roja junto al gerente del área sanitaria de Lugo, Ramón Ares
Julio Comesaña visitó la unidad de Cruz Roja junto al gerente del área sanitaria de Lugo, Ramón Ares

De media, atiende entre 500 y 600 personas al año. En cuanto a las personas con adicción a consumo de sustancias, hace años el perfil mayoritario era el de personas en la marginalidad, de lo que muchos llegaban por sobredosis. Actualmente, son también personas de realidades más estructuradas. 

Como explicó María José Gil, una de las responsables de la unidad, al conselleiro durante su visita, entre los adultos se mantiene el perfil tradicional de consumo de heroína, a lo que incluso se suman nuevas personas; y aumentaron los problemas de adicción a la cocaína. Además, hay bastantes casos de combinación de sustancias, con cocaína y alcohol.

Entre las drogas sintéticas, Gil destacó que la unidad de Cruz Roja ya trató los primeros casos de adicción al fentanilo en Lugo. En lo que va de año, ya hubo un usuario. Resaltó que, de momento, es «anecdótico» y esperaban que acabase llegando a la provincia, pero ya ha saltado la señal de alarma para que no se convierta en un problema mayor. 

Otra parte importante del trabajo de la unidad de asistencia a drogodependencias son las adicciones a fármacos legales. Hay mucho consumo de benzodiazepinas como el lorazepan o el rivotril. Los problemas con medicamentos relajantes, apuntaba 

También hay usuarios más jóvenes, ya que tratan adicciones desde la adolescencia. En su caso, el consumo mayoritario es de cannabis. «El cannabis es la puerta de entrada a otras adicciones más graves», explicó Gil. En el caso de los más jóvenes, no suelen venir por su propio pie sino que es por la intervención de sus familiares o de trabajadoras sociales.

La unidad de Cruz Roja, ubicada en la Rúa San Eufrasio, ofrece a los usuarios una atención integral a los problemas de salud derivados del uso de drogas y desarrolla programas de asistencia sanitaria especializada desde un enfoque «biopsicosocial». Trabajan tanto con los propios pacientes como con sus familias, cuyo apoyo es una parte fundamental. Cuentan con psicólogos, farmacéutica o trabajadoras sociales. 

Atienden de manera prioritaria a los sectores más vulnerables, como los pacientes crónicos, las personas en situación de exclusión social, mujeres en situación de riesgo o menores de edad. El objetivo de esta unidad, además de mejorar la salud de los usuarios, es reducir la conflictividad familiar, social, laboral o jurídica vinculada a estos problemas de adicción.