Los emigrantes que estudiaron juntos en Venezuela y se encontraron en Lugo después de 50 años: «A una compañera la localicé a través de una película»

Paula Álvarez García
PAULA ÁLVAREZ LUGO / LA VOZ

LUGO

Los emigrantes retornados, compañeros de colegio en Venezuela, se reunieron este sábado en Sarria
Los emigrantes retornados, compañeros de colegio en Venezuela, se reunieron este sábado en Sarria Cedida

Desde que se encontraron, se reúnen anualmente en sitios diferentes. Este año lo hicieron en el Hotel Alfonso IX de Sarria

16 jun 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Bien sea por la leyenda del hilo rojo, bien sea por casualidades, hay personas que están destinadas a encontrarse. Si no, que se lo digan a un grupo de gallegos, emigrantes retornados, que estudiaron juntos en Venezuela y se encontraron casi 50 años después de las formas más divertidas e insólitas. «Tenemos tantas anécdotas para contar...», confiesa Gonzalo López, uno de los promotores de las reuniones que desde hace 24 años celebran anualmente en diferentes lugares.

Este año tocó en Sarria, en el hotel Alfonso IX, dado que una de las integrantes es de allí. «Aplicamos esa norma, cada año lo organiza uno en su sitio de origen», explica también Gonzalo. En un principio eran cuatro o cinco, pero con el paso del tiempo consiguieron juntarse hasta 30 personas, incluida la directora del Colegio Español Diego de Losada, en Caracas, donde estudiaron estos hijos de emigrantes retornados.

30 localizados

Cuenta Gonzalo que, de aquella promoción que se formó en Venezuela, localizados y que hayan acudido alguna vez a las reuniones están 30 compañeros. «Algunos viven en el país que nos acogió en aquellos duros tiempos, y otros ya fallecieron, pero también tuvimos contacto con ellos», manifiesta. Tienen alguna foto en el patio del colegio o durante la graduación en la que aún reconocen las caras de todos.

Corría el año 1976 cuando se despidieron en Caracas. Lo que no sabían por aquel entonces es que volverían a verse las caras. La forma en la que se encontraron es de lo más insólito. Seguramente porque dejaron huella, pero Gonzalo reconoció a muchos de ellos por la calle e incluso en partidos de fútbol. «A uno de ellos me lo encontré en el campo de fútbol del Compostela», confiesa entre risas.

A través de la televisión

Pero lo más curioso es la manera en la que Gonzalo encontró a una de las primeras compañeras, que vivía en Madrid. «Salí de una guardia muy cansado —porque era médico en Muros— y me tiré en el sofá, dándose la casualidad de que estaba la televisión encendida con un programa en el que tenían de invitados a los protagonistas de una película», empieza a explicar. «Cuando me fijo —continúa— me doy cuenta de que me sonaba un montón la niña que hacía el papel de protagonista y le dije a mi mujer que estaba seguro de que era mi compañera del colegio». Su mujer pensó que «estaba obsesionado con el tema de la emigración», pero él siguió insistiendo y llamó al canal para intentar conseguir el teléfono. Un par de llamadas fueron suficientes para no perder nunca más el contacto con Anabel, su compañera de colegio en Venezuela. Y también su «novia» por aquellos tiempos. «Tiempo después me enseñó la cara de amor que le escribí», recuerda entre risas.

Una vez tuvieron contacto, quedaron para reencontrarse y «nos dimos un abrazo de más de cinco minutos. Fue muy emocionante». Sus hijos también ahora son amigos y recogen las historias de vida de sus padres.

De Galicia a Alicante

Este encuentro fue, literalmente, de película. Pero a partir de él se fueron fraguando muchos otros que derivaron en los encuentros que este grupo organiza año tras año. «Sabía de algún compañero que vivía en Alicante y moví cielo y tierra para conseguir su contacto», sostiene Gonzalo, orgulloso de llegar hasta este punto.

El Hotel Alfonso IX de Sarria se convirtió ayer en el epicentro de los recuerdos y la nostalgia de unos tiempos duros, pero muy felices.