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La calle Basanta Silva se ha quedado sin establecimientos hosteleros tras tener locales muy famosos
07 dic 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Si alguien desea tomar algo en Vilalba, no le faltan locales, pero tiene que pensar un poco adónde quiere ir. Quien se acerque a la calle Basanta Silva, tan céntrica que empieza en la plaza de la Constitución, se encontrará con que bares muy conocidos de décadas pasadas son ya historia y que otros que iniciaron después su trayectoria también acabaron por cerrar.
Ni siquiera la céntrica ubicación o las reformas de años pasados, con las que la calle pasó a ser semipeatonal, parecen garantía de supervivencia. «É complicado», dice el hostelero Manuel Silvosa, que tiene un negocio en Campo de Puente. «A hostalería está un pouco tocada en persoal», agrega.
El caso de la citada calle le parece un poco raro. «Basanta Silva foi unha zona moi boa», dice, destacando que desde hace años solo circulan los coches de los residentes y los de carga y descarga y que tiene muy cerca el aparcamiento subterráneo de la plaza de la Constitución. Por otro lado, apunta que en la hostelería la edad media de quienes están al frente de negocios es cada vez mayor.
Roberto Ruiz tiene dos bares en la alameda, muy cerca de Basanta Silva. «Es muy complicado», afirma sobre la situación actual. Por un lado, recuerda que las condiciones laborales de los empleados son hoy diferentes a las de hace décadas, con jornadas de menos horas. Por otro, considera que la situación no se da solo en Vilalba y que no parece cercano un cambio de tendencia.
«Quedan los negocios de siempre, que acaban teniendo la gente de siempre», asegura Ruiz, que cree que la reducción de locales va a seguir. «Lo que pasó con los pubs pasará con los bares. Hay cierres y habrá más», opina.
Nuevos tiempos
Roberto Méndez tuvo, hace años, un bar en Basanta Silva. El local tuvo luego otros responsables y otros nombres para el negocio, pero está cerrado. La situación de ahora no es la de hace años, como reconoce: «Antes pechábase un bar e aos dous meses xa o collía calquera», recuerda.
Por otro lado, también advierte que el cierre de locales no afecta solo a Basanta Silva sino que se observa también en otras zonas de la capital chairega; por ejemplo, en la avenida da Terra Chá hubo un número de establecimientos, no solo bares sino también pubs, muy superior al de ahora, y en una calle como Campo de Puente tampoco faltaron cierres de locales en años pasados.
Para Moncho Pérez, hostelero con un local en la rúa da Pravia, no parece haber una razón que explique fácilmente lo que ocurre: «Quen o soubera...», dice. Pero también, como los demás, entiende que los tiempos actuales son diferentes: «Antes, cando non tiñas outra cousa que facer, montabas un bar», recuerda.
Además subraya que las cosas se ven de manera diferente a un lado o a otro de la barra: «Non é tan rendible como parece dende fóra. Hai que dedicarlle horas, este traballo non é coma o dunha oficina», explica.
Mientras tanto, la Pastelería Ben, referencia de la repostería local, resiste en la calle y otros nombres (Tamanaco, A casa do lobo, 31 do dez o Casablanca) remiten ya a un pasado más o menos lejano.