Hacer yoga entre obras de arte en el Museo Provincial: «La gente no se cree que podamos hacer deporte rodeadas de historia»

Ivet Núñez
Ivet Núñez LUGO / LA VOZ

LUGO

Clase de yoga en el Museo Provincial
Clase de yoga en el Museo Provincial LAURA LEIRAS

La gerente de la institución, Encarna Lago, celebra que la iniciativa atraiga a personas que nunca antes se habían interesado por el patrimonio lucense

01 mar 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

«El museo nos ahorra visitas al hospital con sus sesiones de yoga», comenta entre risas Concha López, una de las decenas de mujeres que asisten a las clases organizadas por el Museo Provincial cada semana en sus instalaciones. La iniciativa, que empezó hace tres años en el marco del programa CoidArte, es todo un éxito y en el museo ya están empezando a plantearse abrir nuevos grupos.

«Es fascinante poder hacer deporte junto a obras de arte. Yo, que viví años en Barcelona, cuando les mando fotos de las sesiones a mis amigas las dejo asombradas», explica López, contenta de haberse anotado a estas clases gracias a una de sus amigas. «Desde el principio me llamó la atención, porque realmente es una experiencia inmersiva fantástica. Es muy bonito estar rodeada de obras de arte», continúa.

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Lo que más disfrutan los participantes en estas sesiones de deporte es poder relajarse en un ambiente «mágico» como es el claustro exterior y el jardín que usan en verano y las salas interiores donde se ejercitan en invierno. Cuando terminan las clases, pueden alimentar también su mente gracias a las explicaciones que les dan los guías: «Cada día nos muestran obras distintas, lo que nos permite conocer trocitos de historia».

López lo agradece especialmente, pues ella misma cuenta que, a pesar de llevar quince años en Lugo, hasta que se apuntó a esta iniciativa estaba «totalmente desvinculada del patrimonio». «Ahora he podido descubrir que Lugo tiene mucho para ver. Además, las explicaciones son fantásticas, porque se adaptan al grupo y son muy variadas», celebra.

Esta mujer está muy agradecida con la gerente del museo, Encarna Lago, que puso la primera piedra para lograr que esta idea se convirtiera en realidad. «Lo tienen todo perfectamente organizado y nos generan un bienestar increíble a la par que nos abren la mente con las explicaciones», asegura López.

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Atraer a más gente al museo

Precisamente con la idea de generar bienestar en la comunidad empezaron estas sesiones. «Un museo puede ser una herramienta de transformación social importante, y en esta línea trabajamos para ofrecer bienestar a la comunidad», explica Lago. El objetivo de la iniciativa es «trabajar la relación entre el cuerpo y las obras expuestas» para convertir el museo en «un espacio de cariño y afecto».

«Es un privilegio poder venir y hacer yoga en el claustro. Solemos decir que no hay nada más revolucionario que el afecto y eso es lo que tratamos de hacer con estas sesiones. Aquí, la gente que no tiene tanto nivel académico o cultural se iguala y se acaba tejiendo una red de apoyo entre todas», explica la gerente.

La iniciativa empezó con grupos pequeños, pero ahora las tres sesiones que se ofrecen a la semana, dos los martes y una el viernes, se llenan siempre. «Nos complace ver que gente que nunca habría venido al museo descubre de este modo el patrimonio de la provincia», celebra. En este sentido, asegura que sus sesiones sirven para «ejercitar el cuerpo y el alma», porque después de hacer deporte los participantes descubren obras y exposiciones, verdaderos «testimonios humanos», de la mano de los guías.

«Nos gusta descubrirles cosas que pasarían desapercibidas si las vieran por su cuenta. Por ejemplo, en el escritorio de las esclavas de María hay detalles en los que mucha gente no repara, unos dibujos de una S atravesada por un clavo, que era como identificaban a los esclavos. Nos encanta mostrárselas a los participantes para que conozcan toda la historia», cuenta.