La Catedral de Lugo también conserva joyas romanas

Lorena García Calvo
lorena garcía calvo LUGO / LA VOZ

LUGO

El Crismón de Quiroga, tégulas o un vaso lacrimatorio se pueden visitar

13 jun 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Lugo ha transmutado estos días en Lucus Augusti. Por la calle uno se puede encontrar senadores, legionarios, romanos de a pie o castrexos, mientras observa campamentos o aprende a hacer pequeñas joyas. La recreación de la historia se apodera de la ciudad, pero para los que quieran conectar con el auténtico pasado romano de la provincia, la ciudad está llena de opciones: desde la cloaca de Porta Miñá a la joya de la Domus do Mitreo o al Museo Arqueolóxico de San Roque.

Pero más allá de esas propuestas, está la que ofrece la Catedral de Lugo. Hoy y mañana en el templo se organizan visitas guiadas en las que se podrán ver las huellas romanas que se conservan en el recinto y conectar con los orígenes de la religión en la propia cultura romana.

Bajo los cimientos de la Catedral de Lugo, y en su entorno, se localizan restos romanos como la cloaca del siglo IV que no son visitables, pero en el Museo Diocesano sí están expuestas piezas arqueológicas notables.

Quizás la joya del museo diocesano es el Crismón de Quiroga, una gran piedra circular de mármol tallada con una inscripción en latín e iniciales en griego. Las teorías sobre sus orígenes son varias, aunque se cree que podría haber funcionado como cierre de la tumba de algún dignatario romano o como altar de sacrificio.

Expuestos a solo unos metros del crismón, uno puede ver tégulas romanas que lo mismo podían funcionar para techar edificios que dar forma a tumbas, e incluso dos pequeñas piezas vinculadas a los ritos funerarios. Es el caso de un vaso lacrimatorio, un pequeño recipiente cerámico localizado en las tumbas y en las que la tradición cuenta que se derramaban las lágrimas por los fallecidos. En la práctica, eran ungüentos o perfumes las sustancias que se depositaban en ellos.

Y junto a ese lacrimatorio, que se calcula que pudo hacerse entre el año 100 antes de Cristo y el 300 después de Cristo, se encuentra una lucena, una pequeña lámpara de aceite que rondaría una época similar.

A lo largo de la visita, guiada por la empresa ArtiSplendore, que gestiona las visitas al templo lucense, se podrán conectar además los orígenes del cristianismo con el paganismo, con el dios Mitra al que se honraba precisamente en la domus romana que se localizó a tan solo unos metros de la actual catedral. Aquel dios de origen persa que asumieron los romanos y que estaba vinculado al sol y al que los soldados veían como un símbolo de fuerza.