Alberto Riquer, primer entrenador del Movistar Inter FS: «Lugo Sala es gente que ama el fútbol sala y a la que tenemos que cuidar»

MILLÁN GÓMEZ LUGO

LUGO

El míster Alberto Ríquer, en la sala de trofeos del Inter FS
El míster Alberto Ríquer, en la sala de trofeos del Inter FS CEDIDA

El ex jugador del Azkar Lugo vuelve a la ciudad para jugar contra el Lugo Sala en Copa del Rey

19 nov 2025 . Actualizado a las 00:06 h.

Alberto Riquer Antón (Madrid, 1974) es el primer entrenador del Movistar Inter FS desde octubre de 2023. La temporada pasada ganó la Copa del Rey, competición que le hace visitar al Lugo Sala este miércoles en dieciseisavos de final en eliminatoria a partido único en el Palacio Municipal de Deportes de Lugo (20:45 horas). Fue primer técnico del Burela FS en Primera División 2021-2022. Fue jugador del Azkar Lugo FS durante seis temporadas entre 2003 y 2009 ganando la Recopa de Europa 2005 y jugando la final de la Copa de España meses antes. Se proclamó campeón del mundo con la selección española en 2000 y campeón de Europa en 2001. Además, ganó dos Ligas y tres Copas de España, así como una UEFA Futsal Cup. 

—¿Cómo se siente emocionalmente por volver a Lugo?

—Estoy muy contento porque es una alegría. Como tú enumeras, puedo decir que Lugo es una segunda casa deportiva para mí, de jugador y de vida personal, han sido muchos años allí. Siempre me he sentido muy bien en Lugo, me he sentido muy querido y disfruté mucho en lo deportivo y en lo personal. Conocí gente fantástica y es una tierra que deja huella. Es un alegría volver allí y jugar allí, es doble motivo de alegría que un equipo como Lugo Sala haya podido volver a coger esa plaza de fútbol sala de élite en Lugo y llevar toda una eliminatoria al Municipal de Lugo. Es algo para celebrar en la provincia. 

 —¿Qué referencias tiene del Lugo Sala?

—Es un club que conozco porque conozco a toda la gente que está ligada a nivel directivo e incluso también a algún jugador que ha sido compañero mío. Entonces, lo he seguido en todo su crecimiento. Son gente a la que aprecio, gente que ama, que quiere el fútbol sala y a la que tenemos que cuidar y agradecer que dediquen su tiempo y sus esfuerzos a todo lo que conlleva tener un club en la élite. Tiene un grandísimo mérito empezar de cero, estar donde están y lograr lo que van logrando porque es dificilísimo. 

—¿Cómo se está encontrando en su tercera temporada en el Movistar Inter FS? Además viniendo de ganar la Copa del Rey, el primer título del club en cuatro años. 

 —Sí, contento también por esto que dices de ganar un título después de mucho tiempo. Es verdad que la coyuntura del fútbol sala a nivel general ha cambiado muchísimo y nuestra situación particular de club no es la misma y nos estamos adaptando. Es un trabajo que no es fácil y no es de un día. También implica una nueva manera de trabajar en los últimos años con otros medios. En ese sentido estamos contentos porque se está haciendo un buen trabajo de futuro con otros medios. En cuanto a la temporada, estamos intentando evolucionar para cuando lleguen también los momentos importantes. 

—Mi sensación es que su Movistar Inter no tiene un problema de nivel, porque lo ha demostrado en partidos como ganando en el Palau Blaugrana o siendo campeones de la Copa del Rey, sino de constancia, de regularidad. ¿Opina lo mismo o diferente?

 —Sí, estoy de acuerdo. Es verdad que esta temporada contamos con una plantilla más corta, con lo cual esa regularidad es más difícil. La temporada pasada teníamos de inicio una plantilla con dos o tres jugadores más. Esta temporada es algo que está condicionando. Estoy contento por el juego porque estamos generando, la mayoría de veces somos reconocibles y es el objetivo que tenemos. Somos un equipo que intenta llevar la iniciativa en ataque y en defensa. Quizás esta temporada nos está costando un poquito más. Las exigencias son altas y eso también no es fácil de manejar para todos.  Ahora también hay que disfrutar que en el fútbol sala está todo súper igualado. Lugo Sala está en condiciones de ganar a un equipo de Primera y eso es  algo muy bonito para los aficionados. 

 —¿Qué destaca a nivel técnico, táctico y profesional del lucense Adrián «Pirata»?

 —Tiene gol, aunque le haya costado romper la lata. El otro día ya metió un buen gol importante allí en su antigua casa, en Noia. Eso le puede ayudar a nivel de confianza, pero luego también eso se une que es un jugador muy profesional, muy autoexigente. Es un jugador que tienes conversaciones con él, le pides y le haces ver que está en un sitio de máxima exigencia cada día. Él no pone excusas, lo asume y eso también es muy importante para un jugador porque es lo que le va a dar la evolución. Tenemos que también tener cuidado porque no se puede meter exigencia, esa presión que hay aquí por resultados inmediatos a un jugador joven, pero él responde bien, tiene muy buenas cualidades y tiene muy buena cabeza para responder a esas expectativas. 

 —¿Cómo se define como entrenador? 

 —Me gustan los equipos que intentan llevar esa iniciativa del juego, que al final es una manera de controlar los partidos. Eso requiere tiempo, mucho trabajo, mucho entrenamiento. En ataque me gusta jugar de cuatro, me gusta jugar 3-1, también depende de los elementos que tengas. En defensa también me gusta intentar ser protagonista desde la defensa alta, que es también lo que le gusta a la gente. A la gente le gusta que el juego sea dinámico, intenso y que todo el mundo vaya a tope, que nadie se deje nada en ataque y en defensa. Es el fútbol sala que yo he amado y aprendido como jugador. Es muy importante que la gente que venga a los partidos se divierta y que le guste el dinamismo.

—¿Qué aprendió en su etapa como entrenador en el Burela FS?

—Muchas cuestiones. Me considero un entrenador joven porque me comparo con otros de la categoría. Estoy contento de mi etapa en Burela porque, más allá de los resultados, la gente fue muy honrada en el trabajo y también me hacía disfrutar mucho en el día a día. El aprendizaje casi siempre es mucho mayor cuando los resultados son negativos porque le das muchas vueltas a las cosas y porque aprendes a cómo gestionar esas situaciones. Casi siempre se sacan más conclusiones de las situaciones complicadas. 

—¿Cómo era su vida en Burela más allá del pabellón Vista Alegre?

—Como entrenador no tenemos mucho tiempo. En Burela fue todavía mucho más tranquilo porque es una localidad muy pequeñita donde encima también me tocó una época de pandemia, estábamos mucho más aislados, recuerdo entrenamientos, recuerdo que se paró dos o tres veces la competición y hacíamos  entrenamientos aislados. En ese sentido, me tocó un poco una vida un poco solitaria. Recuerdo también parajes muy, muy bonitos a nivel de naturaleza, el mar al lado, sitios para comer de nivel increíble y me quedo con la buena gente que conocí en Burela.  

 —¿Cómo es jugar en el Pabellón Jorge Garbajosa de Torrejón de Ardoz? Es un pabellón simétrico y compacto, perfecto para fútbol sala. 

 —Sí, es un pabellón que yo ya recuerdo ir a jugar allí como jugador y es de esos que te agradan. Hay sitios donde entras y te da unas vibraciones. Hay algunos que son más pequeños, son fríos o hay humedad y la grada no atrae mucho, pero hay otros que es al contrario, como es el caso del nuestro, que por su estructura, su luz, el diseño, que está un poco metido, está a nivel de tierra, está hacia abajo, pero a la vez también tiene un buen aforo porque no es muy grande ni muy pequeño. Luego, tiene un parqué donde circula la pelota a muy buen ritmo y rápidamente. Eso también me gusta mucho como jugador y como entrenador. Tiene muchas condiciones que motivan a un jugador. 

 —¿Qué recuerdos tiene del Palacio Municipal de Deportes de Lugo?

—Pues el Municipal también. Lo hablábamos esta misma semana. El parqué es buenísimo para entrenar, un parqué flotante. Yo también vivía muy cerca y le tengo mucho cariño. Recuerdo que hacía mucho frío en mis primeros años, no sé cómo estará ahora. Recuerdo que en mi segunda o tercera temporada metieron unos cañones de aire y se estaba genial porque el frío era la única pega que teníamos, pero lo más importante era la pista. Lo comentaba con compañeros del staff y con jugadores. La pista del Municipal es una de las mejores en las que he jugado. El pabellón también tiene muy, muy buen tamaño para el público porque no necesitas un lleno ahí bestial de gente para crear un ambiente como el que espero. Espero un ambiente muy bonito de fútbol sala. El Municipal es un ambiente bonito también para el visitante. 

 —¿Qué momentos destaca de sus seis temporadas en el Azkar Lugo?

—Muchos, muchos. Cuando yo llegué, era un club que se estaba asentando en Primera División. Recuerdo las conversaciones cuando llegué, los objetivos claros que tenía, dónde quería llegar, no quería ser un equipo ascensor, quería estabilizarse, tenía ambición de asentarse en la zona alta y se consiguió no solo eso, sino que ganamos títulos, conseguimos jugar finales y play-off. La parte más positiva fue a lo mejor la final de la Recopa de Europa como ejemplificación del éxito. Meses antes habíamos jugado la final de la Copa de España contra el Inter de aquella época con los Schumacher (Flávio Sérgio Viana), Luis Amado, Daniel (Ibañes) y toda esa pléyade de jugadores. Me acuerdo que perdimos contra ellos la Copa y la Supercopa, pero ya estábamos jugando finales contra los grandes. Fueron los mejores momentos a nivel deportivo. 

—¿Cómo recuerda la final de Copa de España en Pamplona 2005 contra el Inter? Ustedes empezaron perdiendo 3-0, pero acabaron 4-3 compitiendo hasta la última jugada. Usted marcó el primer gol del Azkar Lugo en la final. 

—Sí, quizás nos pesó un poco eso. Habíamos eliminado a Cartagena, que tenía un equipazo, y a Xota, que era el anfitrión. Inter era el claro favorito y jugaban esas finales como si fuera el día a día para ellos. Nos costó un poquito arrancar. Marcamos un gol un poquito antes del descanso que nos hizo meternos en el partido. En la segunda parte ya nos soltamos toda esa presión, empezamos a jugar la final y pudimos competir. Nos queda esa pena. Muchas veces sucede que necesitas jugar también muchas finales para sentirte cómodo.

 —¿Qué compañeros del Azkar Lugo FS destaca a nivel profesional y personal?

 —Hice muy buenas relaciones en Lugo con muchos compañeros, fueron llegando jugadores con los que yo ya había tenido muy buena relación como compañero, incluso amistad, gente con la que mantengo amistad personal hoy en día. Recuerdo ahora mismo a (Fernando) Regueira, al que no conocía, estaba también Juanlu (García Téllez), que me recibió muy bien y yo ya le conocía anteriormente, gente con la que mantengo relación aún como Óscar Jiménez, (Javier) Orol, Mimi (Miguel Castilla), Juan Werner, muchos. Es una lista enorme. Hubo muy buenos grupos a nivel personal. 

 —¿Cómo recuerda a sus entrenadores en el Azkar Lugo?

—Tuvimos un montón. Recuerdo temporadas en las que el presidente Manuel Vázquez acababa sentándose en el banquillo. Tino Pérez sí repitió temporadas. Tuvimos un elenco de entrenadores muy importante para la época. Hoy en día me acuerdo de muchos de ellos para situaciones que se me presentan como entrenador, me sirvió mucho en mi situación actual. 

 —¿Qué rincones le gustaban especialmente de Lugo?

 —Me gustaba mucho la muralla, pasear por arriba es espectacular. No deja de ser algo que todavía impresiona y de valorar. Es estar presenciando un monumento arquitectónico impresionante a nivel de historia. Luego, había muchos sitios. Recuerdo cerca del río, que eran sitios donde escaparte y vivir momentos distintos yo que venía del centro de Madrid. Pude disfrutar de naturaleza, de algo distinto. También me gustaba pasear por el centro. Es una ciudad muy acogedora también a nivel de calidad de vida. Recuerdo que todos los que veníamos de otras ciudades lo valorábamos, gente que tenía familia estaba súper cómoda, también a nivel de ocio se comía muy bien. También era una ciudad barata, que es también muy importante. Lugo tenía un nivel de vida alto, pero barato comparado con otras provincias y eso también le sorprendía a todo el mundo que llegaba allí porque a lo mejor no es una ciudad muy conocida en el circuito nacional. Todos destacábamos que se vivía muy bien y te encontrabas muy cómodo a nivel personal. Por eso yo estuve muchos años en Lugo.