Una integradora social promueve desde Begonte el envejecimiento activo a través de la música como homenaje a sus padres

BEGONTE

La vasca Sandra López impulsa un proyecto para mejorar la calidad de vida de personas mayores y con diversidad funcional. «Se da por hecho que con estar en sus casas o estar atendidos es suficiente, pero todos necesitamos que nos cuiden emocionalmente», dice
03 may 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Promover el envejecimiento activo y mejorar la calidad de vida de las personas mayores y con diversidad funcional a través de la música es el objetivo de Sandra López. La integradora social lleva tres años asentada en Gaibor (Begonte), en una casa que sus padres levantaron con mucho esfuerzo y a los que pretende hacer un homenaje a través de su proyecto de musicoterapia. «Se da por hecho que los mayores con estar en sus casas o estar atendidos es suficiente, pero todos necesitamos que nos cuidan físicamente, emocionamente y socialmente y da igual de la edad que tengas», explica.
Las actividades se centran, especialmente, en acompañar y socializar, mejorar en estado anímico, paliar los efectos de le edad y la enfermedad y en la relantización de los efectos del envejecimiento. «Se puede hacer con gimnasia preventiva adaptada a los usuarios. En uno que estoy haciendo la gente es autónoma y pueden mover los brazos, los codos o la cabeza y hacer los ejercicios con música bastante bien. Si están en una silla de ruedas, tienes que motivarlos, por ejemplo, utilizando pelotas y haciendo juegos. Les ayudas para que no estén todo el tiempo en la misma posición».
Utiliza la música, pasión que heredó de su padre y de su abuelo, como hilo conductor. «Desde pequeña canto y bailo a morir, da igual lo que me pongas. Ese sentimiento y esa emoción se nota y la música es terapia en sí». Ayuda a los pacientes a expresar emociones difíciles, a reducir el estrés y la ansiedad y a mejorar la comunicación y las habilidades sociales.
Sus propuestas están pensadas para realizarse en residencias, centros de día o centros ocupacionales, como en los que ella ha prestado sus servicios hasta ahora. «Yo trabajé en la Asociación de Mujeres Víctimas de Violencia de Género en Vizcaya y algunas de las actividades que hago con música las hacía con ellas, también talleres enfocados en el apoyo psicológico, de emociones o baile. Al final las actividades, dependiendo de cómo las enfoques, sirven para casi todos los colectivos», cuenta.
Romper la rutina
Actualmente, colabora con el centro San Vicente de Paúl de Lugo, enfocado en la atención a personas con discapacidad intelecual. «En las horas de ocio hacemos salidas de café y acompañamiento al aire libre y para ellos es un acontecimiento. Al principio, son reacios cuando no tienen esa figura en las residencias, pero luego están encantados, porque todos necesitamos una motivación en la vida y salirse de esa rutina».
Precisamente a través de su proyecto, Sandra, que también es técnica en Cuidados y Atención Sociosanitaria a Personas Dependientes, reivindica su profesión como integradora. «Me sentía en la obligación de destinar aquí mi capacitación profesional y mi experiencia profesional, porque sé que se necesita mi figura, lo social hace mucha falta, pero no hay mucha gente que se dedique a eso, que le apasione, que se entregue y que tenga esa vocación», concluye.