Un técnico en intervención familiar: «Los niños víctimas de violencia de género sufren un doble daño»
SARRIA
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La Fundación Meniños trabaja este año con siete familias de la provincia
28 ago 2021 . Actualizado a las 05:00 h.La dificultad para relacionarse, el escaso rendimiento en el entorno académico, la ansiedad o el retraso del desarrollo son algunas de las secuelas que deja la violencia de género en unas víctimas a las que no siempre se les da voz: los niños. La Fundación Meniños lleva trabajando desde hace casi una década con menores que se encuentran en estas situaciones a través de su «Programa de intervención con nenos e nenas vítimas de violencia de xénero». Este año trabajan con 28 familias en toda la comunidad. Siete de ellas son de la provincia de Lugo y las atienden en el Centro de Información de la Mujer en Sarria.
Desde la Fundación siempre actúan teniendo en cuenta «tanto a la madre o a la mujer de referencia como al niño», señala Alberto, técnico de intervención familiar en el programa, porque «es necesario darle un espacio a los menores haciéndoles entender que sí que tienen un lugar libre y seguro», añade.
Perpetuar el rol de agresor
Aunque los pequeños no sean el objeto directo de las agresiones, al estar en fase de crecimiento y al vivir en un ambiente de violencia, si no se actúa, pueden imitar comportamientos y perpetuar el papel de maltratador o, todo lo contrario, «pueden ponerse en el rol opuesto y ser víctimas en el futuro», cuenta Alberto. Por ello, aunque durante un tiempo se creyó que en las situaciones de violencia machista es suficiente con intervenir con la madre, en Meniños sostienen que es una práctica errónea. «Los niños víctimas de violencia de género sufren un doble daño, debido a las sitaciones violentas que tienen vivido en primera persona y también por las consecuencias derivadas de que la figura de referencia no esté disponible», argumenta.
El programa, que dura normalmente diez meses, aunque se puede prolongar más en algunas situaciones y que siempre se «adapta a las necesidades de cada familia», comienza con la detención de los casos a través de los Centros de Información de la mujer y que son derivados a la organización. Después, se inicia la intervencion con un primer contacto con la madre en la que «nos explica cuál es la situación judicial y cómo fue la situación de violencia vivida para que sepamos cómo intervenir», destaca el profesional.
El maltrato desproteje a la progenitora porque «no puede estar suficientemente disponible para las necesidades del menor». Por ello, el daño en la relación de los niños con su figura materna es otro de los impactos de la violencia de género. De esta manera, en Meniños intentan «empoderar y conocer las necesidades de la madre para que así pueda atender a las necesidades de sus hijos».
Durante todo el proceso mantienen una comunicación constante con ella, también para asegurarse de que «la respuesta que reciben los menores sea la más segura en todo el entorno». En ese tiempo, cada unidad familiar tiene 11 sesiones en las que trabajan sobre la propia visión que tienen los menores sobre sí mismos y les enseñan a «saber cuidarse». Los dibujos, los juegos, la invención de historias y las canciones forman parte de la terapia con los más pequeños.
Cuando se establece un régimen de custodia compartida y «siempre que no exista una medida cautelar», los progenitores pueden participar en el proceso tearapéutico. Aunque esto no es lo habitual ya que «los padres suelen decidir no estar presentes».
A pesar de que los efectos negativos de la exposición a la violencia durante la infancia no dependen exclusivamente de la edad, ya que también influye la respuesta de la progenitora y el entorno, «va a haber mayores dificultades cuando más temprano sea el daño en la familia», sostiene el técnico de Meniños.
Intervención desde los dos años
Realizan un trabajo directo con menores a partir de los cuatro años, aunque actualmente tienen dos casos de dos años en los que trabajan principalmente con la madre, pero los adolescentes también se encuentran entre los destinatarios de sus terapias. Con todos ellos, una vez finalizada la intervención y aunque no se produzca una continuación terapéutica, siempre «dejamos la posibilidad de contactar con nosotros aunque haya acabado el programa».