El colegio rural que sigue sumando alumnado: «O éxito é xuntar a toda primaria nunha clase, aprenden máis rápido»

Uxía Carrera Fernández
UXÍA CARRERA TRIACASTELA / LA VOZ

TRIACASTELA

CEDIDA

El director del centro de Triacastela, Alejandro González, de 27 años, trabaja con la naturaleza y de manera interdisciplinar con niños de seis a 12 años

14 feb 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

El colegio de Triacastela llegó a tener 300 alumnos, la mitad de la población actual. Hoy ese número se reduce a 21. Aunque no lo parezca, es una cifra positiva. Este curso el centro sumó tres matrículas y, desde enero, otras tres. Al frente está Alejandro González, un joven director de 27 años que luchó por tener una plaza en un colegio rural.

La escuela de Triacastela casi entorpece las vistas a la montaña del Oribio. Pero dentro del edificio se recupera el verde. Está presente en los murales, decorados y creaciones de ríos, árboles o ecosistemas de los 21 niños que estudian en el cole. A principio de curso eran 17, pero en enero la llegada de dos pequeños marroquíes y otra de Alicante sumaron más sillas ocupadas. «Os pais da nena alicantina faláronme tras saber que traballabamos moito ca natureza, hai máis interese por ese tipo de educación», explica González.

Ocho de los niños están en la clase de infantil y el resto, de primero de primaria a sexto, en otra unitaria. Solo hay dos profesores fijos, uno para cada aula. «A estes centros ninguén quere vir, a maioría son interinos», explica González. No es su caso, que desde que estudió la carrera tuvo claro que quería dar clase en un colegio rural. «É unha educación totalmente diferente e chea de vantaxes para os nenos».

Ella no lo sabía, pero también opina igual Alba, la profesora sustituta de infantil. «Son de Pontevedra e nunca me tocara na montaña, viña asustada e xusto o primeiro día pechou o cole por neve», recuerda. Pero tras el primer contacto con la clase, está encantada: «Estar só con oito nenos na clase é unha gozada, tes tempo para atender a cada un deles».

Alejandro González, director del colegio de Triacastela
Alejandro González, director del colegio de Triacastela U.C.

Así se trabaja: clase unitaria, con la naturaleza y con los mayores

Después de haber estado de interino en varios colegios de ciudades, el sarriano Alejandro González se encontró en su primera semana de curso en Triacastela una dinámica completamente distinta. «Ao principio era un caos porque non estivera nunca nunha clase así, require moito máis tempo para o profesor pero os nenos aprenden moito máis rápido». El director se encarga de la clase de primaria, en la que los niños de primero hasta los de sexto están juntos. 

La diferencia de edad requiere una mayor carga de trabajo para el docente: «Lévame moitísimo preparar al clases». Como todos los centros educativos, se guían por la programación de la Xunta, emplean los libros, libretas y también hacen salidas. Pero González intenta que las clases sean interdisciplinares para que puedan ser para todos. «Houbo que traballar moito ao principio para eliminar prexuizos sobre a diferenza de coñecemento entre eles e tamén para evitar conflitos». A raíz de insistir en la relación entre los niños, González asegura que se creó un vínculo muy fuerte entre ellos, lo que ayuda a que aprenden. 

«A diferenza respecto a un colexio grande nótase moitísimo sobre todo na lectura e na escritura, os pequenos teñen moitísima máis facilidade para aprender»

«Os maiores teñen instinto paternal e os pequeños o instito de querer ser coma os maiores. Cando o de sexto acaba o seu traballo, vai a mesa dos pequenos para axudalos», cuenta. Así, aprenden a de forma natural a tener responsabilidad con los otros. Por otra parte, al estar todos en el mismo aula, cuando el profesor está impartiendo una lección a los mayores, los pequeños tienen puesta la oreja, así que inconscientemente también se van quedando con cosas de más nivel. «A diferenza respecto a un colexio grande nótase moitísimo sobre todo na lectura e na escritura, os pequenos teñen moitísima máis facilidade para aprender». 

Para desdoblar una clase unitaria de primaria, la Xunta cifra en 18 el máximo de alumnos. «Para o ano imos ter 16 pero cun só profesor é unha locura, intentaremos desdobrala en dous». Mientras el personal docente sea suficiente, González asegura que tener aulas con pequeños de seis a 12 años juntos «é un éxito».

Proyecto río Oribio

Entre todas las materias, el director asegura que concretamente en una clase así el aprendizaje de ciencias es «precioso». Aunque eso se acaba extrapolando a las demás asignaturas porque el hilo conductor de la enseñanza en Triacastela es la naturaleza. «Neste entorno a innovación atópala mirando pola ventana». Desarrollan el Proyecto Río Oribio, enmarcado en el Plan Proxecta de la Consellería de Educación.

El río que cruza el concello lucense y su entorno está presente en las distintas áreas y en cada uno de los días conmemorativos del año, como el Día de Internacional de la Paz, el Día Contra la Violencia de Género o el Día de la Mujer Trabajadora. Los niños trabajan con murales o materiales en los que la base siempre es la montaña y el río de Triacastela. 

Además, como hacen salidas, aprovechan para estar en contacto con la naturaleza y conseguir materiales, como hojas o musgo. La primera fase del proyecto fue recopilar ideas previas y después aprendieron las distintas partes de los ecosistemas fluviales: «Pillárono rapidísimo». La última parte será ir al río y que puedan experimentar con él. 

Intergeneracional

En el concello de Triacastela, como en muchos de Galicia, la población está muy envejecida y por eso para el director sarriano es importante que los niños estén en contacto con los mayores. «Sempre que podemos, mandámoslle actividades que teñan que facer cos seus avós e tamén visitamos unha Casa do Maior, para que non se perda ese vínculo nin a memoria do municipio», explica.  

Piden un concurso de profesores exclusivo para los colegios rurales

 El crecimiento que tuvo en los últimos años el colegio de Triacastela podría ser una tendencia a mantener en años futuros, pero uno de los problemas es que los profesores no tienen continuidad. Para querer quedarse en un colegio rural, hay que tenerlo claro, por eso González explica que una plataforma de docentes está trabajando parar pedir un concurso de traslados exclusivo de colegios rurales. 

«Facer que se manteña e creza un centro así requiere moito traballo e moita implicación, así que se a plaza lle toca a alguén que non quere e non está motivado, repercutirá no colexio», asegura. Él es uno de esos profesores que sí lo tenían claro y también se ofreció para llevar la dirección porque es desde el puesto en el que más puede cambiar las cosas.

Actualmente se pueden concertar jornadas de puertas abiertas para los padres interesados. «Xa viñeron nais a velo». El sarriano espera poder seguir un par de años más en el colegio porque está encantado con su dinámica y quiere marcar un cambio verdadero.