Caminata entre bosques para llegar a la burga de Xermade y Pontevea, en Teo

Cristóbal Ramírez SANTIAGO / LA VOZ

XERMADE

CRISTÓBAL RAMÍREZ

La iglesia de Santa María es el punto de partida para conocer las tierras que baña el Ulla

22 jun 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

La iglesia de Santa María de Teo se convierte en un buen punto de partida para conocer las tierras que baña el Ulla —aunque corre lejos de ese templo— y, al mismo tiempo, reclama un buen rato para admirarla y para inspeccionar sus alrededores. Porque este es uno de los múltiples sitios de Galicia donde eso de que se unen arte y naturaleza se convierte en pura verdad.

Para empezar, en el inicio de la rampa de acceso ya se alza un muy buen cruceiro aunque la parte superior desentone, y al acabar aquella se levantó otro todavía mucho mejor, más trabajado y con el Crucificado coronándolo. Uno y otro hacen que la vista esquive el cementerio, muy grande y tan vulgar como cualquier otro. Para ser más exactos, ese crucificado está solo, no hay nada por el otro lado, lo cual parece ser una tendencia en la zona: los tres que se irguieron desde Ponte Ulla —aguas arriba— son así.

El templo recibe con la ya típica hornacina con la Virgen en su fachada simple, emplazada en lo alto, con lo cual los amigos de lo ajeno lo tienen muy difícil, si bien para ser sinceros la imagen no posee mucho valor. El edificio es diciochesco, con un par de campanas rematando la altura.

Esta iglesia de Santa María de Teo puede presumir de una bóveda de cañón que, junto con el hecho de que la decoración tanto del edificio en sí como escultórica sea sencilla, le imprime elegancia, a años luz de la ampulosidad hasta churrigueresca de otras del mundo rural gallego.

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En el exterior algo debía de fallar cuando se le añadieron unos contrafuertes en tiempos recientes, los cuales, por suerte no se ven en el momento de llegar, porque nadie niega que serían necesarios, pero el material de que están construidos merma la estética del conjunto. En el exterior también, una gran pila bautismal restaurada como fuente (no funciona) por el concello de Teo en 1996, como recuerda una placa en la cual, faltaría más, figura el nombre de la persona que ocupaba por entonces la alcaldía.

Al comenzar la ruta, descendiendo, llama la atención el molino de la derecha, al borde del río Pereiro, que por ahí corre con gran fuerza ya que la pendiente que salva dista de ser pequeña. A la derecha y a descender (la primera pista, sin asfaltar; la segunda, asfaltada), con la aldea de Mallos como referencia ya que al final de esta una pista arranca hacia el Ulla. Tampoco tiene asfalto, va entre árboles y resulta idónea para caminantes y amigos de la bicicleta de montaña. Es posible ir con menores, ya que discurre en paralelo al río pero en absoluto demasiado cerca de él. No hay peligro.

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Para tener una referencia, desde Mallos hasta el siguiente punto digno de una tranquila parada hay algo más de kilómetro y medio. Y esa parada se va a llevar a cabo en un lugar sin igual en Galicia: la burga de Xermade.

Una burga es un manantial de agua caliente, y las más conocidas son las de Ourense. Pero hay muchas más (Caldas de Reis, Cuntis…). En este caso, el origen está unido a lo que quizás tenga algo de leyenda: un religioso muy amante de sus semejantes quiso construir allí una piscina y una casa de baños para que la gente sin medios económicos pudiera disfrutar de las ventajas de las aguas curativas, porque lo cierto es que esa burga tiene propiedades curativas.

El paseo sigue, y unos minutos después el excursionista se encuentra ante uno de los grandes puentes de Galicia: el de Pontevea. Aquí, A Coruña; allá, Pontevedra. Al Ulla tal división le trae sin cuidado.