La otra cara del terremoto Macron

Alexandra F. Coego PARÍS / LA VOZ

MERCADOS

IAN LANGSDON

La contundente victoria de En Marcha ha sacudido las finanzas de los partidos históricos, en caída libre; los socialistas solo recibirán 7 millones, por los 25 de los anteriores comicios

25 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El terremoto que ha provocado la aparición de Emmanuel Macron en la élite política francesa no es solo político. Su popularidad ya ha golpeado a los partidos tradicionales ahí donde más les duele: en la cartera. En Francia, la financiación pública de los partidos se estipula en función del número de votos obtenidos en la primera vuelta de las elecciones legislativas y de escaños conseguidos tras la segunda. Después de la histórica victoria de En Marcha el domingo pasado, conservadores y socialistas se temen lo peor de cara a realizar el presupuesto del 2018.

La situación del Partido Socialista (PS) es la más dura. La formación del expresidente François Hollande va de derrota en derrota desde las presidenciales y su financiación se resiente. Con 5,9 millones de electores menos con respecto al 2012 y la pérdida de 201 escaños, su dotación se desplomará. El Estado francés asegura 1,49 euros por cada voto recibido en la primera vuelta de las legislativas y 37.700 euros por diputado en la Asamblea, con lo que el PS pasará de recibir casi 25 millones de euros a poco más de siete.

La agrupación socialista fue la mayor receptora de fondos públicos durante el mandato de Hollande, que comenzó en el 2012, y estos representaban más del 45 % de su financiación total. Ahora, la mayoría de las ayudas públicas que disfrutaban pasarán al partido presidencial, que hará su entrada en la Asamblea por la puerta grande con más de 25 millones de euros. Pese al mal trago, el PS no se ha endeudado por el momento, a diferencia de los conservadores y de la extrema derecha.

Los Republicanos (LR) tienen una deuda de 67,7 millones y la pérdida de financiación pública no hará más que empeorar su situación económica. Los conservadores obtuvieron 3,5 millones de votos menos con respecto al 2012 y en la segunda vuelta perdieron un centenar de diputados, lo que recortará su presupuesto en nueve millones de euros. Al igual que los socialistas, cerca de la mitad del dinero que disponen proviene de fondos públicos.

El partido de François Fillon se ha visto además implicado en varios escándalos de financiación ilegal de las campañas presidenciales de Nicolas Sarkozy. LR está acusado de maquillar sus cuentas de la campaña del 2012 para ocultar que sobrepasó el fondo de gasto permitido en más de 20 millones de euros y de recibir financiación de parte de Moamar el Gadafi en la del 2007. Según documentos confidenciales descubiertos por el diario digital Mediapart, el dictador libio habría inyectado 50 millones de euros en su campaña, muy por encima del límite de 7.500 euros que la ley francesa estipula para las donaciones privadas.

Malversación

Las investigaciones judiciales por fraude también persiguen a la extrema derecha. La Justicia gala tiene al Frente Nacional (FN) en el punto de mira por malversación de fondos públicos durante la campaña del 2012 y por crear hasta veinte empleos falsos en el Parlamento Europeo. Con el auge de la ultraderecha, Marine Le Pen esperaba hacer una entrada masiva en la Asamblea Nacional, pero su éxito en las presidenciales no se tradujo a las legislativas. La formación perdió 583.000 votos con respecto al 2012 y se tuvo que conformar con ocho actas de diputado. De los 11 millones de euros de su presupuesto en el 2012, cinco provenían de fondos públicos. El FN arrastra además una deuda desde el 2007, cuando se estrelló en las legislativas, tras las cuales se vio obligado a vender su sede en el Este parisino a una universidad china.