Bruselas simplifica el ahorro

Sara Cabrero
Sara Cabrero REDACCIÓN / LA VOZ

MERCADOS

Luis Eduardo Noriega A.

La CE diseña un nuevo sistema para facilitar a los consumidores la lectura de las etiquetas de eficiencia energética; los aparatos «verdes» permiten reducir la factura hasta en 500 euros

29 oct 2017 . Actualizado a las 05:02 h.

Los Veintiocho han decidido simplificar el sistema que hasta ahora regulaba el etiquetado energético de los diferentes electrodomésticos y aparatos electrónicos. El anterior parece que no terminaba de cuajar entre los ciudadanos. Las categorías A+++, A++ y A+ provocaban grandes confusiones en una importante parte de la población europea, que de un tiempo a esta parte ha comenzado a dar cierta importancia al tema de la eficiencia energética. Según algunas encuestas que manejan los expertos de la Unión Europea, cerca de un 85 % de los consumidores del Viejo Continente examinan las etiquetas de colores que acompañan a los aparatos antes de comprar un producto. Y esta concienciación merece ser respaldada.

De esta forma, la anterior escala será sustituida por una nueva formada por siete niveles que van desde la letra A, siendo la más eficiente y por tanto la que más nos permitirá ahorrar en la factura eléctrica, hasta la G, que englobará a los aparatos más derrochadores. Las clases A+, A++ y A+++ desaparecerán por completo de las nuevas etiquetas, que además tendrán que estar adheridas de forma visible y accesible para cualquier ojo. El paquete de medidas de la Comisión Europea no se quedará ahí. Porque además de esta nueva escala de colores, Bruselas facilitará a sus consumidores el acceso a la información a través de la publicación de una base de datos online con la que se podrá comparar la eficiencia energética de los diferentes electrodomésticos que tienen en sus hogares.

«Las innovaciones tecnológicas permiten a los ciudadanos europeos disfrutar de los productos más avanzados del mercado, por lo que ha llegado el momento de poner al día nuestra escala de etiquetado para permitir a los consumidores que tengan en cuenta la eficiencia energética a la hora de elegir sus próximos productos eléctricos». Son las palabras con las que Maros Sefcovic, vicepresidente de la Unión Europea, resumía el objetivo que él y sus socios se han puesto como horizonte.

En el fondo de la cuestión se encuentra la protección al medio ambiente, pero la principal baza con la que cuentan los eurodiputados para convencer a sus ciudadanos es el ahorro. Miguel Arias Cañete, exministro y actualmente comisario de Acción Climática y Energía, sacaba la calculadora para demostrar que la apuesta por las etiquetas verdes tiene una traducción directa en el bolsillo. «Este acuerdo es una buena noticia para los consumidores y las empresas europeas, para nuestras facturas de energía y para el clima. La etiqueta energética revisada puede suponer un ahorro para los hogares de cerca de 500 euros al año y aumentar los ingresos de los fabricantes y minoristas en más de 65.000 millones de euros al año».

Y es que el etiquetado energético claro y conciso será un beneficio para todos. Los productos que a partir de ahora serán calificados con una simple letra A son considerados de alta eficiencia, consumen menos energía y, por lo tanto, permiten ahorrar una importante cantidad de dinero en la factura. Tampoco hay que olvidar el medio ambiente, que en los últimos años se ha convertido en una de las grandes preocupaciones de los dirigentes de todo el mundo. Los electrodomésticos verdes reducen en gran medida la generación de emisiones de gases de efecto invernadero.

se demorará

A pesar de lo positivo de la medida, habrá que esperar bastante tiempo hasta que el nuevo etiquetado aterrice en el día a día de los consumidores.

En los planes que maneja Bruselas, las primeras etiquetas deberían llegar a los establecimientos a finales del año 2019. Pero en la práctica, la realidad será bastante diferente. Una portavoz de la Comisión Europea aseguraba a la web especializada Euractiv que las etiquetas de productos como televisores, lámparas, lavadoras, frigoríficos y lavavajillas no se introducirán hasta principios del 2020, mientras que las que afectan a aparatos como el aire acondicionado, secadoras, aspiradoras, hornos, campanas de cocina y unidades de ventilación residencial no aparecerán en las tiendas hasta el año 2021.

Las calefacciones serán las más tardías, ya que se prevé que no las incluyan hasta el 2030.

Las anteriores categorías A+++, A++ y A+ dejarán de existir y darán paso a un sistema mucho más sencillo de interpretar.

Las anteriores categorías A+++, A++ y A+ dejarán de existir y darán paso a un sistema mucho más sencillo de interpretar.