Los amos de la nueva economía

Mercedes Mora REDACCIÓN / LA VOZ

MERCADOS

Juan Salgado

La cuarta revolución industrial ya está aquí y, de momento, Estados Unidos lleva la voz cantante; los titanes de la industria tradicional, en peligro de extinción en el medio plazo

12 nov 2017 . Actualizado a las 15:50 h.

Hay quien dice que en esto de la innovación -la savia de la llamada nueva Economía-, Estados Unidos le está ganando -si no lo ha hecho ya- la partida a la vieja -viejísima- Europa. Pero también los hay que mantienen que eso no es verdad. O, por lo menos, no del todo. Que no se puede afirmar que los europeos no viajen sentados en ese tren simplemente porque no tienen su propio Google. Que eso sería, aseguran, como decir que Facebook o Apple son más innovadores que Siemens, Telefónica o BMW. Cosa que no es cierta.

Y, aunque todos tienen parte de razón, la verdad es que, en cuestión de números, Estados Unidos se lleva la palma. Por partes.

Las más innovadoras

La primera, en la nube

En la lista Forbes de las empresas más innovadoras de todo el planeta, el podio del 2017 lo ocupan tres firmas s estadounidenses. El bronce es para Amazon, la plata para el fabricante de automóviles Tesla y el oro para Salesforce, una compañía especialista en computación en la nube.

Entre las 10 primeras no hay ninguna europea. En ese top ten, las que no son estadounidenses son asiáticas: hay dos indonesias, una china y una coreana, del Sur, claro.

Las más valiosas

Las tecnológicas arrasan

Arrasa también Estados Unidos en la lista de las empresas más valiosas del mundo. Un ránking, elaborado a partir de la capitalización bursátil -valor de mercado- y en el que reinan las nuevas tecnologías. Los números resultan apabullantes: de las diez primeras firmas de esa lista, siete son norteamericanas. Y el podio, en este caso, es para los tres titanes de Silicon Valley: Apple, con una capitalización de casi 900.000 millones de dólares; Alphabet -la matriz de Google-, con casi 725.000; y Microsoft, con 649.000 millones.

Para encontrar en esa lista a una compañía europea hay que descender hasta el puesto número 15. Y no pertenece a la zona euro. Lo ocupa la suiza Nestlé. La primera del club del euro es la holandesa Royal Dutch, en el 22.

Mucho es lo que ha cambiado este ránking en los últimos años. La crisis y, sobre todo, la revolución tecnológica le han dado la vuelta como a un calcetín. Echemos la vista atrás. Pongamos que hasta el año 2009, con la crisis ya enseñando sus afilados dientes. Entonces mandaban las petroleras. Y China tenía una presencia estelar. Al frente de la clasificación estaban ese año Exxon Mobil y PetroChina, seguidas de Wall Mart, ICBC y China Mobile.

Para toparse con la firma de la manzana del mordisco había que mirar mucho más abajo, hasta el escalón numero 33. No así con Microsoft, que estaba en sexto lugar.

En total, más de medio centenar de las 100 empresas de mayor capitalización bursátil son estadounidenses y 16 son tecnológicas, la mayoría norteamericanas.

El peso en la bolsa

Gana (otra vez) EE.UU.

La transformación de la economía hacia lo digital, eso que muchos llaman ya la cuarta revolución industrial, está modificando el mapa empresarial y sacando al mercado negocios hasta hace poco impensables. Y en esa veta buscan ahora rentabilidad muchos inversores. Solo un dato: en el 2015 (último dato disponible) las empresas tecnológicas concentraron casi un tercio de las operaciones que se realizaron en los mercados mundiales.

En esto también son líderes los norteamericanos. Entre otras cosas, porque la presencia de empresas tecnológicas es mucho más numerosa en la bolsa estadounidense que en la europea. No hay más que echar un vistazo al peso que este sector tiene en los grandes índices de uno y otro lado del Atlántico. En el S&P 500 de EE?.UU., las firmas ligadas a la tecnología llevan la voz cantante, con un peso que supera el 22 % Hace tan solo diez años, ese liderazgo le correspondía al sector financiero. Entonces la tecnología tenía un peso en el indicador del 15 %. Las tornas han cambiado y los porcentajes son ahora justo al revés. Aunque bien es cierto que los poderosos bancos de Wall Street siguen contando, y mucho, en el índice. El que más, JP Morgan.

En el Euro Stoxx 50, en el que están incluidas las 50 empresas más importantes de la zona euro, la representación de las tecnológicas no alcanza el 8 %. Y es que en el club del euro la voz cantante la lleva el sector financiero, con casi el 24 %.

Y, si hablamos del Ibex, la cosa todavía es peor. La nueva economía pasa de puntillas por el indicador, con apenas dos representantes: Indra y Amadeus. En la Bolsa española el dominio de los bancos es apabullante. Aunque el cetro de la empresa más valiosa lo tiene la gallega Inditex, a menudo en pugna con el Santander. Fuera del Ibex está la opción de Global Dominion.

Esa escasez obliga a los inversores interesados en este tipo de firmas a llevarse el dinero hacia otros lares.

Pero esa moneda también tiene su cara: la batalla de los dividendos la gana Europa, donde pesan más las empresas grandes que actúan en mercados maduros. Y eso porque suelen destinar una mayor porción del beneficio a mantener contentos a sus accionistas. Sus necesidades de reinvertir lo ganado para crecer son menores que las de otras firmas más pequeñas con grandes planes de expansión. Y menores también que las que tienen las empresas de sectores con gran potencial de crecimiento.

Diez años de vida

A velocidad de vértigo

De lo rápido que van las cosas en la era digital -las innovaciones se suceden como nunca antes en la historia de la humanidad- da buena cuenta el hecho de que hace 20 años la mayoría de esas compañías que hoy dominan todos los ránkings o no existían o acababan de ver la luz. Menos aún es el tiempo que llevan en el parqué. Como muestra, un botón: Facebook se fundó en el 2004 y salió a Bolsa en el 2012. En ese tiempo su valor se ha multiplicado por cuatro.

renovarse o morir

Viejas glorias en peligro

Dicen los expertos que la revolución tecnológica, como sus predecesoras, no tendrá piedad. Y que los titanes de la industria tradicional pueblan la lista de especies en peligro de extinción. Y eso porque son más lentos a la hora de transformarse. Y si no cogen el tren, estarán sentenciados.

La escabechina se presume monumental. Tanto, que los hay que vaticinan que la mitad de las empresas que hoy componen el S&P 500 habrá desaparecido del mapa a la vuelta de diez años. Y es más que probable que entre las víctimas se encuentren algunas grandes compañías. Atari, Blockbuster y Kodak ya lo han sufrido en sus carnes.