Joven investigador del grupo GEIN y docente de Economía Aplicada de la Universidade de Vigo, Alberto Vaquero es miembro del Foro Económico de Galicia (FEG).
-¿Cómo valora el liderazgo de EE. UU. en la nueva revolución industrial?
-La digitalización de la economía es algo imparable. No hace muchos años, apenas se utilizaban las redes sociales, hoy en día es el canal más utilizado para transferir información. Los países que durante muchos años apostaron por la introducción de la digitalización de todas las actividades son los que ahora llevan la voz cantante. No hay que olvidar que las mejores y mayores compañías de base tecnológica se encuentran en EE.UU.: Microsoft, Google, Apple o Facebook.
-¿En qué medida se está quedando atrasada Europa?
-En Europa observamos cómo la cuarta revolución industrial presenta una doble velocidad. Por una parte, hay países como el Reino Unido, que es la economía europea más digitalizada, y en menor medida están Suecia y Holanda. En estos países, desde hace bastantes años se viene apostando por la digitalización económica en prácticamente todo tipo de actividades. Por el
contrario, España e Italia son los países que menos han optado por este proceso. Los fuertes recortes en los presupuestos públicos en I+D en España han supuesto una rémora a nuestro crecimiento tecnológico.
-¿Qué riesgos corremos en un mundo tan globalizado y de cambios tan vertiginosos?
-El problema que yo veo es doble. Por una parte no todos los ciudadanos están lo suficientemente formados en herramientas digitales y sin esos mínimos conocimientos resulta imposible acceder a estos servicios. Además, para poder utilizarlos se debe contar con una infraestructura adecuada, que no siempre es posible, como el 4G o la fibra óptica. Esto puede provocar un retraso en la implantación. Segundo, y desde mi punto de vista mucho más preocupante, es que esta digitalización económica está afectando a las relaciones laborales. La precarización laboral, ya de por sí elevada, puede aumentar.
-¿Cuáles son los riesgos para España?
-España es uno de los países europeos donde menos está desarrollada esta cuarta revolución industrial. Y esto supone un importante reto para los próximos años. Nuestro país nunca ha sido un referente destacado en materia tecnológica, salvo casos puntuales. Hoy en día, con la globalización económica, se puede adquirir prácticamente cualquier bien con independencia de su procedencia, lo que significa que la competencia es cada vez mayor. Sería necesaria una mayor apuesta por la I+D, algo que siempre señalamos los economistas, pero que por desgracia no se consigue.
-¿Qué oportunidades tiene Galicia?
-Nuestra comunidad autónoma tiene que realizar un importante esfuerzo de adaptación. Siguiendo de nuevo el último informe COTEC se comprueba cómo el gasto total en I+D en Galicia refleja un continuo descenso. En el 2008 era del 1,04 de su PIB, frente al 0,87 % del 2014. Unos datos que contrastan con la inversión media nacional, situada en el 1,35 % en el 2008 y el 1,23 % en el 2014. Cierto es que hay algunas empresas gallegas que han venido apostando por esta digitalización de la economía, pero nuestro tejido empresarial que pivota en microempresas, es poco permeable a los cambios. Sin embargo, la cuarta revolución industrial ha venido para quedarse. Hace falta una mayor apuesta pública autonómica.