«A veces en los créditos aparece hasta la mascota de los estudios, pero no nuestro nombre»
MERCADOS

Ramón es consciente de que cuando los jóvenes piensan en dedicarse a los videojuegos, su campo no es el primero que les viene a la mente. Él mismo pasó por esa fase. «Quería ser programador pero empecé Ingeniería de Telecomunicaciones y no me fue muy bien», cuenta. Cambió de rumbo y estudió Traducción e Interpretación mientras hacía ya sus pinitos como periodista especializado en videojuegos. Parecía que entonces habría visto su futuro cristalino. Pero no. Descubrió la oportunidad de traducir videojuegos gracias a un amigo del doctorado en la Universidade de Vigo.
Hoy este ourensano tiene en su currículo la localización de más de 600 juegos, con títulos tan conocidos como The Witcher 3, Until Dawn o Divinity Original Sin. Aunque para él no hay proyectos mayores ni menores. Y en ocasiones quede en el anonimato. «A veces en los créditos aparece el nombre de la mascota de la oficina y no el nuestro», comenta bromeando, «pero no pasa nada porque si nuestro trabajo pasa desapercibido es que está bien hecho».
Los localizadores de videojuegos toman el producto original, con sus textos y otros elementos no meramente textuales, y lo adaptan lingüística y culturalmente a otro idioma. «Pongamos como ejemplo un juego humorístico. El trabajo implica que los chistes se entiendan en nuestra cultura porque pueden ser, por ejemplo, muy británicos».
Considera que la localización es una salida interesante y con demanda aunque, especialmente si eres autónomo, «depende de cómo te lo montes». Méndez es uno de los promotores del curso de Especialista en Traducción para la Industria del Videojuego que se estrenará este año en la UVigo como primer título propio de este campo en la universidad pública española.