Carlos Calvo: «Los centros tecnológicos son el tractor de la investigación»

MERCADOS

CESAR QUIAN

El director del Instituto Tecnológico de Galicia (ITG) reclama el protagonismo para unas entidades que actualmente llevan el peso del desarrollo en I+D en las empresas. Considera que ese aval, refrendando en cifras por distintos estudios, debería conllevar un respaldo público a su financiación. A nivel estatal mueven cerca de mil millones de euros, pero creen que es necesario un cambio en la política para afrontar con mayor firmeza los nuevos retos

22 nov 2021 . Actualizado a las 14:05 h.

Carlos Calvo (A Coruña, 1969) lleva dirigiendo el Instituto Tecnológico de Galicia (ITG) desde 1999, lo define como un « proyecto personal», y lo compagina desde el 2015 con la presidencia de la Federación Española de Centros Tecnológicos, una entidad que cumple 25 años y representa los intereses de 35 centros y 3.950 investigadores y tecnólogos. La máxima de este ingeniero es que se logre un mayor respaldo público ya que «las empresas españolas contratan más investigación y desarrollo a los centros tecnológicos que al conjunto del sistema universitario de España, y cuatro veces más que al conjunto de organismos públicos de investigación ».

—¿Cómo explica qué es un centro tecnológico?

—Esa es la batalla. Está fuera del discurso, del relato y la escena pública. Hay tres grandes agentes en España que generan y transforman conocimiento y lo trasladan al mercado como base de progreso: universidades, organismos públicos de investigación y los centros tecnológicos. Universidades y centros públicos se ubican rápido, los centros tecnológicos operamos bajo el derecho privado, somos una organización sin ánimo de lucro que se dedica a transformar el conocimiento en valor. Trabajamos en un escenario precompetitivo en desarrollo tecnológico y tecnología aplicada para que se ponga en manos de las empresas.

—¿Con financiación empresarial?

—En todo el mundo se tiende a un tercio de financiación pública, un tercio de financiación pública competitiva y un tercio de mercado. En España la financiación pública no existe y los centros de investigación básicamente se autofinancian. El principal tractor de la investigación privada en España son los centros tecnológicos y las políticas públicas de financiación no lo tienen en cuenta. Sin financiación es muy difícil hacer ese esfuerzo de masticar la tecnología precompetitiva para que llegue al mercado y corremos el riesgo de descapitalizarnos.

—¿A qué lo atribuye?

—Nuestra función pública es clarísima, porque nos dedicamos a investigar para terceros, somos casi centros cooperativos para que la pequeña y mediana empresa que no accede a según que niveles de tecnología, investigación y aplicación pueda disponer de ellos a través de servicios comunes alrededor de un centro. En esa función pública y operativa bajo derecho privado es donde está la diferencia con el resto de agentes. Habría que tener en cuenta que llevamos 30 años de políticas públicas de I+D+i y no convergemos con ningún país. Si hacemos lo mismo y tenemos los mismos problemas, un poco de cambio no vendría mal.

—¿Hay diferencias en cuanto a apoyo por comunidades?

—En cuanto apoyo a centros sí. Si analizamos el porcentaje del capítulo 7 que disponen las comunidades, lo que dedica a centros es ridículo en Galicia. En el País Vasco, estamos en el entorno del 15 %, Valencia, en un 7 u 8 %; Asturias, en el 3 % y nosotros, en el 0,6 %.

—¿En qué despuntan los centros gallegos?

—Son siete y son distintos. El de automoción es importante. Creo que en ramas de actividad en fábrica 4.0. Despuntamos en las tecnologías de las tics, visión artificial, big data y nuevos materiales.

—¿En qué sectores se debería apostar hacia el futuro?

—En Galicia se está apostando por modernizar los sectores tradicionales. No se ve una apuesta clara por acceder a la nueva revolución, a los nuevos modelos de negocio basados en la nueva tecnología que está surgiendo. Quizás sea acertado, pero perdemos el tren de lo nuevo, no Galicia, sino España en general, y probablemente Europa. Tampoco tenemos un sistema de financiación capaz de levantar un sector en estos ámbitos. El importe medio de inversión en una startup China está en 50 millones, en Washington son 12, en California, 11, y en Europa no llega al millón. Aquí te encuentras ramas de financiación para una idea basada en nuevas tecnologías de 50.000-60.000 euros.

—¿Cuál es su volumen de negocio?

—Cerca de los mil millones en el conjunto de centros tecnológicos.

—¿Cómo les afectaron las crisis?

—Salimos fortalecidos, cuanto más se podría hacer con un sistema de financiación razonable: la conclusión es que España necesita un sistema de centros tecnológicos fuerte, financiado y agregado y que se dedique a masticar innovación tecnológica para que la pyme sea más competitiva.

—¿Van a entrar en los Next Generation?

—Tengo la visión de que es lluvia fina. Son 70.000 millones que quieren ejecutar en 3 años, no revolucionará una economía del tamaño de la española, puede indicar el camino, investigar en determinada cosas, pero creo que está tensionando mucho todas las estructuras del Estado. La gestión, los plazos y las formas no están claros y que tampoco va a ser esto el maná…

—¿Qué opina de la Ciudad de las TIC de A Coruña?

—En el ITG estamos en conversaciones y nos vamos a ir para allí. El proyecto es un caramelo. Resulta contradictorio que en un mundo hiperdigitalizado el mero hecho de una concentración física tenga relevancia, pero es verdad que la tiene. Creo que es un proyecto fundamental, muy interesante para Galicia y no solo para el área metropolitana de A Coruña.