Las tecnologías de la información y comunicación contribuyen en la transformación de una sociedad. La comunidad gallega tiene una gran oportunidad de desarrollo como imagen de país con la creación de una ciudad específica en A Coruña.
09 ene 2022 . Actualizado a las 05:00 h.La globalización se identifica con una interdependencia económica creciente del conjunto de los países del mundo, estimulados por el aumento del volumen y variedad de transacciones transfronterizas de bienes y servicios, así como de los flujos de capitales, tecnologías y personas. Dichos intercambios, en buena medida, han sido provocados por shocks tecnológicos positivos; esto es, aquellos que afectan a las infraestructuras de la comunicación y del transporte. A la vista de los últimos cambios y transformaciones se puede afirmar, sin temor a equivocarnos, que estamos ante un cambio de era. Y dichas mutaciones están sustentadas por la difusión rápida del conocimiento que contribuye a cambiar la forma de interactuar y de los negocios.
Los avances tecnológicos y las innovaciones son esenciales tanto en los procesos de producción como de difusión, pues explican los aumentos de productividad y, en consecuencia, del crecimiento económico. En este sentido, los gobiernos fomentan las políticas activas dentro de los sistemas I+D+i nacionales como las actuaciones y compromisos de las compañías multinacionales. Las primeras, porque existe una correlación positiva entre investigación y crecimiento, de ahí la necesidad de centros que innoven. Y las segundas, porque poseen presencia global y, sobre ellas, se fundamenta una parte relevante del progreso tecnológico en el campo de la informática y telecomunicaciones. Ambos agentes, organismos y empresas, inciden en las opciones del emplazamiento geográfico, en las fragmentaciones de los procesos y en la preferencia de las técnicas de innovación. De esta manera, se afianzan aquellas redes de comunicación que resultan básicas para la difusión del conocimiento, para la conexión entre empresas y hogares, y para desarrollar paquetes digitalizados de datos elementales en una economía en red como la actual. El peligro queda reflejado si, en vez de construir una red de cooperación y conexiones, nos convertimos en un archipiélago; esto es, escasamente conectado y aislado.
Las TICs (tecnologías de información y comunicación) contribuyen a transformar los elementos fundamentales de la sociedad, facilitando la rapidez y la flexibilidad de los cambios. Permiten, asimismo, entroncar el papel estructurante que cumplen las tecnologías en los desarrollos de los procesos productivos, es decir, acelerando el tránsito hacia una nueva economía. Por tanto, su introducción y su uso resulta un avance irreversible; influyendo en los aspectos relacionados con las condiciones de empleo, salarios y requerimientos impositivos. Todos los estudios e informes relatan el hecho de que las aplicaciones de las TICs están siendo un factor clave para mejorar la eficiencia y aumento de la productividad, por un lado; son un factor de palanca para la creación de riqueza, por otro lado; y un elemento impulsor de las transformaciones de la sociedad. Constituyen, en consecuencia, un proceso continuo y de naturaleza social, pues ofrecen nuevas posibilidades técnicas en lo tocante a la adopción de decisiones, en la promoción de la igualdad de oportunidades y de acceso a la red; aunque también existe el riesgo de una oligarquización de la economía mundial al contribuir con la apertura de una brecha digital entre países y personas.
EL actual desarrollo permite visualizar, de entrada, una modificación de los centros de gravedad de la economía mundial y la consolidación de una naturaleza dual de la balanza comercial; y, en segundo término, una nueva configuración y asentamiento de las cadenas de suministro global. O sea, un triunfo parcial del mercado frente al papel económico de los Estados. De ahí, que los gobiernos traten de estimular e incentivar el desarrollo de las TICs como parte básica de los sistemas de producción-distribución-consumo, en la medida que existe una correlación entre los países con niveles de competitividad reducidas con aquellos que poseen menores niveles de expansión y cualificación digital.
Quien utilice mejor la disponibilidad e intensidad tecnología, mejor se posicionará en el concierto internacional. Y, aunque se ha desatado un desmesurado optimismo sobre las economías digitales y sus posibilidades, no hay duda que dichos sueños pueden convertirse en realidad en función de los aciertos y selección de opciones. Las TICs, al abrirse a la competencia internacional, reflejan una dualidad asimétrica muy diversa entre la cualificación media-alta de las personas, al igual que en términos de referencia (como los salarios, economías de escala o ventajas locacionales). En suma, el sector las TICs se caracteriza por su fuerte carácter innovador; y su desarrollo encuentran entornos más favorables en aquellas ciudades o áreas en donde se producen economías de aglomeración; constituyendo, por ello, el motor de las revoluciones y transformaciones.
Las TICs en Galicia.
El número de empresas, resultante de la suma de las incluidas en el sector de contenidos como en el sector de las TIC, revela una tendencia creciente en los últimos cinco años, logrando contabilizar en Galicia, para el año 2019, un total de 3.830 empresas; priorizando más en las TICs (el 75 % del total) que en la de los contenidos (25 %). Dicha tendencia también revela que la tasa de emprendimiento (o sea, el número de empresas que nacen sobre cada mil empresas de la misma actividad) es más que positivo, registrando un fuerte impulso en el último bienio.
A pesar de dicho crecimiento, el peso de las empresas gallegas es todavía bajo en el total español (4,5 %), situándonos en la quinta posición atendiendo al ránking de las comunidades autónomas. Esto es, presenciamos un fuerte aumento, pero también se aprecia un crecimiento desequilibrado, en donde destacan las apuestas llevadas a cabo en Madrid, Cataluña, Andalucía o Valencia.
Dentro del conjunto empresarial gallego las empresas de las TICs solo representan el 1,52 % en el 2019; algo superior al 1,33 % del 2015. Es decir, crecimiento continuo, pero lento. Las empresas poseen tres rasgos relevantes. El primero, está relacionado con la localización. La provincia de A Coruña aglutina a la mayor parte de las empresas, concretamente, al 57 % del total, seguida de Pontevedra con el 34 %. Si especificamos por comarcas, la polarización es más acusada, al concentrase las empresas de manera muy sobresaliente en el entorno coruñés. El segundo rasgo, hace mención a la condición jurídica de las empresas, pues la forma jurídica mayoritaria es la de empresa individual, que engloba a casi el 70 % del total de las empresas, quedando otras formas de asociación (anónimas, cooperativas, etc.) con el 30 % restante. Finalmente, la tercera característica hace referencia al tamaño, predominando el raquitismo empresarial. Un total de 3.148 empresas tiene menos de 2 asalariados; y las menores de 5 empleados suman 3.424 de las 3.820 empresas registradas en esta actividad; siendo solamente 62 unidades las que superan los 50 asalariados.
Para completar la radiografía del sector de las TICs, Galicia posee un saldo comercial negativo (-40.000 millones de euros); esto es, las importaciones superan a las exportaciones, mostrando una tendencia creciente de las compras al exterior, lo que redunda en una mayor dependencia externa. Ello es debido al escaso nivel de inversiones que se efectúa en Galicia en lo tocante al I+D+i, muy por debajo de los promedios nacionales (0,97 % sobre el PIB por 1,25 %); del porcentaje de investigadores (6,1 por cada mil ocupados por 7,3); o del gasto en I+D per capita (233 euros por 330 euros). Asimismo, las exportaciones se decantan por la fabricación de equipos de telecomunicaciones y las importaciones por la fabricación de ordenadores y equipos periféricos. Y dos apuntes a mayores. El primero, llama la atención que, en referencia a las empresas innovadoras, Galicia ocupa la sexta posición en el ránking nacional de las mismas; y, en segundo lugar, que las empresas con actividades innovadoras son reducidas (solo el 22 %) estando especializadas en productos e innovación de procesos. ¿Qué pone de manifiesto todo este conjunto de datos?
A la vista de este análisis, el sector de las TICs tiene mucho camino por recorrer. Solo lo puede hacer a través de tres elementos: por medio de la generación de ideas y difusión de la creatividad y el conocimiento; en segundo lugar, corrigiendo el tamaño de las empresas, procurando aumentar los promedios existentes para incrementar la productividad, la tasa de supervivencia y evitar subsistir a costa de subvenciones; y, en tercer lugar, a través de una selección de objetivos que permita combinar tanto actividades de producción como de servicios, que nos facilite el no depender de fuentes externas.
La decisión de impulsar y promover la ciudad de las TICs en A Coruña es una buena oportunidad para desarrollar una imagen de país. Sin embargo, no se puede caer en la oligopolización de los espacios, en la continua repetición de funciones, en la elevada dependencia de las ayudas oficiales, y en la subordinación de objetivos políticos. Para incardinarnos en las dinámicas mundiales, es preciso apostar por procesos de transición y alineamiento con los sectores productivos y de servicios de la economía gallega para mejorar la eficiencia y lograr posicionarse de mejor manera en el tablero internacional.