El Gobierno de Pekín quiere compañías más pequeñas y disciplinadas que no se salten las normas y que no amplíen capital desordenadamente para mantenerlas bajo control
23 jun 2023 . Actualizado a las 12:04 h.Alibaba, el buque insignia de las tecnológicas chinas, y la plataforma de comercio electrónico más grande del mundo, se divide en seis unidades independientes. La compañía ha presentado la operación como un plan para optimizar la gestión de la empresa y permitir que la toma de decisiones en cada parcela sea más rápida y eficaz. Pero resulta evidente que representa un troceado de la empresa matriz y ninguna de sus divisiones será tan poderosa ni tan grande como lo era la original.
El anuncio fue bendecido por el mercado con una subida del precio de las acciones. Los analistas y los inversores interpretan la reestructuración como el final de la larga campaña de represión del Gobierno chino sobre su sector tecnológico. La información, además, coincidió con el regreso a China y la reaparición en público del fundador de Alibaba, Jack Ma. El empresario llevaba casi tres años sin realizar ningún acto público y pasando largas temporadas en el extranjero.
El anuncio culmina un largo proceso pilotado por el Gobierno chino para reestructurar el sector tecnológico y abre el camino que deberán seguir el resto de las empresas del sector. Pekín quiere compañías más pequeñas y disciplinadas que no se salten las normas y no amplíen capital desordenadamente. La división de Alibaba cierra una operación iniciada en el 2021, cuando la compañía fue sancionada con una multa récord de 2.750 millones de dólares por abusar de su posición dominante en el mercado durante años. La ofensiva del Gobierno empezó en otoño del 2020, después de una intervención de Jack Ma ante los organismos reguladores chinos, a los que acusó de imponer un sistema financiero demasiado rígido y hostil para las pequeñas empresas, precisamente uno de sus principales clientes. Desde entonces, la figura de Jack Ma, un empresario de alto perfil público que China presentaba como su Bill Gates local, cayó en el ostracismo. El Gobierno puso el foco sobre el grupo de empresas tecnológicas que, aunque durante años se habían convertido en la joya de la corona de la economía innovadora, también habían creado grandes conglomerados que actuaban controlando sectores. El grupo Alibaba, además de haber generado grandes plataformas de venta online como Taobao o Tmall, había desarrollado sus propios medios de pago digital (Alipay), centros de logística, cadenas locales de reparto, servicios de internet y de cloud computing o producción de juegos y películas. Lo más peligroso es que había empezado a ofrecer servicios financieros como microcréditos personales, financiación a empresas y créditos para comprar pisos.
Los servicios financieros competían con los bancos sin ninguno de sus requisitos. Alibaba fue la primera compañía investigada, pero el Gobierno llevó a cabo una exhaustiva campaña de supervisión de las tecnológicas. También introdujo nuevas regulaciones, que han ido desde las medidas antimonopolio, pasando por la protección de datos a la forma en que las compañías pueden utilizar los algoritmos. Tencent (gigante de las redes sociales y los juegos), Baidu (el principal motor de búsquedas chino), Didi Chuxing (el Uber chino) o Meituan (líder en reparto de comida) han tenido que pagar multas millonarias. La presión sobre el sector también se ha saldado con despidos masivos, un efecto indeseado para el Gobierno. En el 2022, Alibaba recortó 20.000 empleos, Meituan 10.000, mientras que Baidu y Tencent prescindieron de más de 4.000 trabajadores. Precisamente, la crisis provocada por el covid-19 y los despidos es lo que ha provocado que el Gobierno busque ahora estabilizar el sector y dar confianza a las empresas privadas. De todas formas, será difícil volver al 2014, los tiempos de crecimiento desenfrenado, cuando China sacaba pecho porque Alibaba protagonizaba la mayor salida a bolsa de la historia de Wall Street.