Claves del bum de las plataformas de financiación participativa

Susana Pérez

MERCADOS

MABEL RODRÍGUEZ

Los inversores obtienen una rentabilidad mayor que la del mercado a cambio de facilitar fondos, ya sea en forma de préstamo o de capital, para pymes y emprendedores.

10 mar 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Diecisiete de los veintiún proveedores de servicios de financiación participativa registrados actualmente en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) lo hicieron durante el 2023, y solo en el último diciembre fueron dados de alta en el organismo supervisor siete. ¿Qué hay detrás de este bum?

Proveedor de servicio de financiación participativa (PSFP) es la figura que la Unión Europea articuló a principios de esta década para armonizar las reglas aplicables al crowdfunding financiero europeo, una alternativa a la financiación bancaria que proliferó en Europa tras la crisis financiera internacional del 2008.

El reglamento (UE) 2020/1503 del 7 de octubre del 2020 relativo a los proveedores europeos de servicios de financiación participativa para los emprendedores (Reglamento ECSP) entró en vigor el 10 de noviembre del 2020 y se aplicó directamente a todas las plataformas de crowdfunding que ofrecieran sus servicios en forma de préstamo (crowdlending) o de inversión (crowdequity) relacionado con la financiación de proyectos con fines profesionales. Se dio de plazo hasta el 10 de noviembre del 2022 para adaptarse a la nueva reglamentación y que, con el nuevo estatus PSFP, las plataformas obtuvieran el pasaporte comunitario para desarrollar su actividad a escala europea. Antes de que el reglamento ECSP entrara en vigor, cuando una plataforma domiciliada por ejemplo en Francia quería desarrollar su actividad en el territorio español, aquella debía adaptarse a la reglamentación local en materia de crowdfunding, incluida la necesidad de crear una filial establecida en España y obtener un acuerdo de la CNMV. No todas las plataformas que actúan actualmente en nuestros país cuentan con el mencionado pasaporte.

¿Pero cómo funciona el crowdfunding y a quién le interesa?

Micromecenazgo

El crowdfunding es, de forma general, un método de financiación colectiva para nuevos proyectos. También se conoce como micromecenazgo. «Los proyectos para los que se utiliza este tipo de financiación son muy variados: desde campañas políticas hasta la creación de nuevas empresas. No obstante, este sistema está muy ligado a iniciativas culturales o musicales en las que, por ejemplo, un determinado grupo o cantante quiere producir un disco y busca financiación en sus seguidores para hacerlo. A cambio de estas aportaciones, el grupo ofrece una copia del disco firmado o la descarga gratuita del mismo como agradecimiento a cada una de las personas que realizaron una donación o aportación», explican en el comparador financiero Banqmi by iAhorro.

En el caso concreto del crowdfunding financiero, el objetivo es facilitar fondos, ya sea en forma de préstamo o de capital, para pymes y emprendedores, a cambio de una rentabilidad. Es un modo de desintermediación financiera basado en las nuevas tecnologías, que se realiza a través de plataformas que pretenden servir de escaparate tanto para las empresas que buscan financiarse como para los inversores que persiguen rentabilidades normalmente superiores a las ofertadas en los mercados más habituales. Se trata de un tipo de inversión potencialmente rentable, pero también de alto riesgo porque el promotor puede ser incapaz de devolver o remunerar los fondos recibidos, dado que ni la plataforma ni ninguna otra instancia garantiza su solvencia y viabilidad. Tiene dos variantes.

Modelos

En el crowdequity, los particulares o inversores profesionales que invierten en la empresa que busca financiarse participan en el capital de la compañía directamente. Este sistema de financiación es una buena opción para empresas que quieren aumentar su capital o para pequeñas start-up que están empezando en el mundo empresarial.

Existe también el crowdlending, una vía de financiación que se basa en el modelo bancario: el préstamo por parte de un inversor privado o de un particular de una cantidad determinada de dinero que se devolverá mes a mes junto al tipo de interés que se haya establecido. Un proceso que se realiza siempre a través de plataformas online independientes de las entidades bancarias. Hay dos tipos diferentes de crowdlending: el crowdlending P2P o el préstamo de dinero que se realiza de particular a particular; y el crowdlending P2B, mediante el que un particular financia el proyecto de un emprendedor.

No existen, en principio, limitaciones para que un inversor opte por uno u otro modelo, pero sí es importante tener en cuenta el nivel de riesgo que se asume. «En el crowdequity hay mucho porque básicamente se está invirtiendo en startup», subraya Juan Alberto Sánchez, profesor del IEB. Eso sí, las rentabilidades a las que se puede aspirar son más atractivas: superan en muchos casos el doble dígito. Este tipo de financiación participativa suscita bastante interés entre los pequeños inversores más jóvenes, en buena parte porque los umbrales de entrada son asequibles. Muchas plataformas permiten invertir a partir de 100 euros.

En el caso de las empresas, hay que tener en cuenta que buscar fondos para sus proyectos o para crecer a través de estos modelos puede ser «menos costoso y relativamente más ágil, pero será más caro que la financiación tradicional», añade Sánchez.

Gran potencial

Aún así, el potencial de crecimiento de la financiación participativa es enorme, según los expertos. Las estimaciones de Buëcor, uno de los últimos PSFP registrados en la CNMV, apuntan a que solo el crowdlending podría ocupar en el medio plazo un 5 % de cuota en el total del mercado de financiación empresarial en España y Portugal: unos 3.000 millones de euros de un total de 600.000 millones. «Porque todo apunta a que el crowdlending es la solución de financiación que mejor se adapta a las nuevas tendencias en la financiación empresarial, y en las inversiones sostenibles y de impacto. Y porque a través del crowdlending, se crean comunidades donde los inversores, los prestatarios y los intermediarios establecen relaciones directas, flexibles, y ventajosas para todos», asegura Tomás Cortés, consejero delegado de Buëcor. Este PSFP anunció en enero su primer proyecto de la economía real para ser financiado por los inversores: un cultivo sostenible y eficiente gracias a la plantación de almendros de alta densidad que ahorra un 30 % de agua y un 50 % en nutrientes, promovido por la compañía productora de frutos secos, olivas y pistachos ISFA.

El enfoque ético y el compromiso social está en la base de muchos de los PSFP. Es el caso, por ejemplo, de Colectual-Socilen, que se registró en la CNMV el pasado 22 de diciembre, y ha cerrado una decena de pequeños proyectos solo en lo que va de año, de un total de más de 400 en toda su trayectoria, según su página web. Facilita la inversión en pymes con una rentabilidad media del 6,9 % y cuenta con más de 7.000 inversores.

Para invertir en crowdlending es recomendable contar con ciertas competencias financieras. Algunas plataformas obligan a pasar por un test de conocimientos sobre inversión y opcionalmente acerca de experiencia inversora.

No hay límites de inversión, pero los inversores no experimentados recibirán una advertencia de riesgo por parte de la plataforma si invierten 1.000 euros o el 5 % del patrimonio neto (sin incluir propiedades inmobiliarias y fondos de pensiones).