Tomó posesión de su cargo el lunes y, este jueves Grifols comenzó a dar nuevos pasos para recuperar la confianza de los mercados, el principal reto que afronta Nacho Abia, el nuevo consejero delegado de la firma de hemoderivados y que cierra la etapa ejecutiva de la familia Grifols en el consejo de administración. Por la mañana, la firma anunciaba que su nuevo test de detección de virus como el zika o el dengue había recibido la conformidad de Europa, y por la tarde, la compañía enviaba a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) la información que le había requerido tras detectar «deficiencias relevantes» en las cuentas anuales, aunque el supervisor no veía necesidad de reformularlas.
Los datos comunicados por la firma hacen ascender su deuda por encima de los 10.000 millones de euros y, de hecho, reducir la tasa de apalancamiento de la compañía de hemoderivados es una de las prioridades que su nuevo consejero delegado se ha marcado.
Tendrá que incrementar la liquidez de un conglomerado que esta semana ha admitido que la ratio de apalancamiento es 8,4 veces el ebitda, superior a las 6,3 veces que había indicado anteriormente y muy por encima del 4 que se había marcado la compañía. Eso, en un contexto en el que dos emisiones de deuda de 1.800 millones vencen en el año 2025 y a finales de ese año habrá que hacer frente a una línea de liquidez bancaria de unos mil millones de euros. Todo, después de un descalabro en bolsa a inicios de este año.
Nacho Abia desembarca en Grifols tras una larga etapa en Olympus y una trayectoria de más de veinte años centrada en el sector de la tecnología médica y las ciencias de la vida. Lo hace con una lista clara de objetivos, dirigidos principalmente a paliar los efectos de los ataques que ha recibido por parte del fondo bajista Gotham City Research, que cuestionó sus cuentas, la acusó de reducir artificialmente su deuda y además subrayaba una supuesta falta de separación, en algunos aspectos, entre la propiedad y la gestión de la compañía. La crisis desatada provocó una pérdida de hasta el 40 % de la capitalización de Grifols, que llegó a abrir la vía judicial contra el fondo, pidiendo como medidas cautelares que previniesen la publicación de nuevos informes y exigiendo una rectificación.
En paralelo, la compañía farmacéutica ha decidido ponerse a tratamiento y ya se han ido operando algunos cambios. La familia Grifols ha desaparecido de los cargos ejecutivos, un plan que, según defiende la firma, arrancó hace dos años a iniciativa de Raimon Grifols y Víctor Grifols Deu, que por cierto han transferido sus responsabilidades al nuevo consejero delegado, al que continuarán asesorando hasta el 31 de mayo para suavizar la etapa de transición a la que se enfrenta la firma después de un inicio de año bastante convulso.
Mejorar la transparencia, continuar reduciendo la complejidad de las operaciones de la compañía, acelerar el crecimiento, impulsar la excelencia operativa y continuar pilotando el plan de desapalancamiento de Grifols son algunas de las prioridades que ha expresado este ingeniero superior de Telecomunicaciones y Electrónica que, antes de embarcarse en el ámbito de las ciencias de la vida tuvo responsabilidades en el sector de las tecnologías de la información y la electrónica, incluyendo a las empresas Sony y Techdata.
Ahora, Nacho Abia asume el mando como terapeuta de Grifols para reconducir la situación de la compañía.
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