Reducir la jornada laboral: pros y contras

Isabel Novo Corti CATEDRÁTICA DE ANÁLISIS ECONÓMICO DE LA UDC. ECOBAS

MERCADOS

PACO RODRÍGUEZ

24 jun 2024 . Actualizado a las 12:03 h.

La reducción de la jornada laboral en España forma parte de un conjunto de medidas que, en el contexto de las nuevas políticas de empleo, pretenden mejorar la calidad de vida de los trabajadores españoles. Con el objetivo de contribuir al debate actual sobre esta medida, de una forma constructiva, es conveniente evaluar la propuesta desde diversas perspectivas, que saquen a la luz tanto los beneficios potenciales como los posibles riesgos. Está claro que una jornada laboral más corta proporciona mayor bienestar de los trabajadores, al disponer de más tiempo libre, además de mejorar su salud física y mental.

En este sentido, se ha pronunciado la Organización Internacional del Trabajo (OIT) afirmando que jornadas laborales más cortas pueden reducir el estrés y mejorar la salud general, así como elevar los niveles de satisfacción personal, tal como ha comprobado Juliet B. Schor, economista y profesora de Sociología en el Boston College, especialmente para ciertos grupos sociales, como las mujeres. Además, disminuir las horas de trabajo contribuye, sin duda, a la conciliación familiar. Además de estas ventajas individuales, tiene otras a nivel colectivo, como la contribución al avance del mercado de trabajo, ayudando a rebajar tanto el desempleo estructural como el juvenil. Si se analiza la situación desde la perspectiva empresarial, tal como sugirió John Maynard Keynes, una jornada laboral reducida podría aumentar la productividad, ya que los trabajadores más descansados tienden a ser más eficientes. Al mismo tiempo, según estudios de la Fundación Europea para la Mejora de las Condiciones de Vida y de Trabajo, menores niveles de estrés y agotamiento pueden bajar el absentismo y los costes relacionados con enfermedades laborales.

En términos de crecimiento económico, a pesar de que, en el corto plazo, la transición hacia una jornada laboral reducida puede afectar al PIB y ser difícil y costosa, a largo plazo podría estabilizarse con mejoras en la productividad y el bienestar de los trabajadores, lo que se traduciría en una fuerza laboral más comprometida y saludable. Un incremento en el bienestar social, más tiempo libre para disfrutar de mejor salud mental, física y familiar, y, como consecuencia una sociedad más equilibrada y feliz.

Pero, por el lado de los contras se encuentran posibles efectos adversos, tanto para las empresas como para los trabajadores. Para las primeras, porque puede resultar costosa y causar disrupciones a corto plazo, así como reducir la competitividad internacional de España (si no es adoptada de forma generalizada); así, las empresas podrían encontrarse con un incremento en los costos laborales, en caso de que los incrementos de productividad no fuesen significativos. En lo relativo a los trabajadores, existe el riesgo de que, si la reducción de horas no va en consonancia con el mantenimiento de la capacidad adquisitiva, el ingreso disponible se vea mermado. Además, puede surgir un aumento de contratos por tiempo limitado, que podría llevar a una situación de inseguridad laboral, ya que, a pesar de que se ha avanzado, la transformación del empleo temporal en indefinido sigue siendo un desafío en España, y los datos recientes muestran que la conversión de contratos temporales a indefinidos ha disminuido.

Es cierto que la reducción de la jornada laboral en España tiene el potencial de mejorar el bienestar social y la productividad individual a largo plazo; pero la OCDE advierte sobre el riesgo de que los contratos fijos discontinuos se conviertan en una nueva fuente de precariedad si no se gestionan adecuadamente. Por ello, es crucial que las políticas se diseñen cuidadosamente con un enfoque equilibrado y apoyado por todos los actores sociales para garantizar el éxito de esta medida.