Italia: Viviendas hermosas, pero antiguas

Valentina Saini VENECIA

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Valentina Saini

El parque inmobiliario del país es uno de los más majestuosos del mundo, tanto, como viejo. La construcción inteligente emerge como una de las soluciones para su recuperación.

14 jul 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

 Italia es el país de las «cien ciudades», y los italianos aman presumir de su tradición constructora milenaria. Arquitectos del pasado, como Vitruvio, Brunelleschi o Palladio, son considerados como auténticas estrellas en el país transalpino, donde calles, escuelas e incluso centros comerciales llevan sus nombres. Así que no sorprende que el ladrillo sea la gran pasión de los italianos: el 77 % de las familias vive en una casa de su propiedad y la compra de una segunda o tercera vivienda es la forma favorita de inversión para muchos. Sin embargo, el parque inmobiliario italiano tiene un problema: es antiguo. Más del 70 % se construyó antes de 1980 y en aquel entonces, la prioridad no era construir edificios eficientes energéticamente que favorecieran el bienestar de los inquilinos, sino proporcionar un techo a las familias al menor coste posible.

La necesidad de modernizar el parque inmobiliario italiano está haciendo que se multipliquen las empresas activas en el sector de los edificios inteligentes, cuyo principal objetivo es «mejorar la eficiencia energética, el confort, la seguridad y la sostenibilidad, optimizando el uso de los recursos y reduciendo los costes de funcionamiento», explica Paolo Sattamino, director técnico de Harpaceas, empresa de Milán líder en la digitalización de la cadena de suministro de la construcción.

Muchas start-up trabajan en el ámbito de la construcción inteligente, por ejemplo, innovando en el uso de materiales. Una de ellas es BioBuildingBlock; su fundador, Marco Citro, es originario de Campania, región del sur de Italia que en 1980 sufrió un terrible terremoto que se cobró más de 2.700 vidas, y al que Citro sobrevivió. «Creé la empresa para encontrar una solución de vivienda de madera que fuera rápida de construir, muy sostenible gracias al uso de materiales naturales y reciclados, energéticamente eficiente y antisísmica», explica a La Voz. BioBuildingBlock emplea ahora a cinco personas, cuenta con cuatro patentes internacionales y está despertando mucho interés en toda Italia.

No es la única. En Vicenza, la start-up Widdel produce taquillas de alta tecnología para recibir y enviar paquetes automáticamente. En resumen, una especie de conserje automático. «Queremos ofrecer una solución que permita realizar entregas los 7 días de la semana a cualquier hora», afirma Mirco Pietribiasi, director general de Widdel. Según él, el paisaje urbano italiano está poco predispuesto a la revolución de los edificios inteligentes debido a las características históricas de muchos edificios y ciudades, y a la edad cada vez más avanzada de la población. «La construcción inteligente es un proceso que interesará sobre todo a las zonas suburbanas, donde las viviendas son de nueva construcción o están siendo renovadas, y están habitadas por gente más joven y propensa a la innovación».

Por su parte, Sattamino señala que la construcción inteligente también abarca la cuestión de la regeneración urbana y la reconversión de zonas industriales, con su transformación en barrios smart de edificios inteligentes, zonas verdes, infraestructuras de movilidad sostenible y servicios innovadores para los vecinos.

La normativa también está intentando contribuir a la modernización de la construcción. Por ejemplo, a partir del año que viene, en todos los contratos públicos de más de un millón de euros se tendrá que utilizar el BIM: una metodología avanzada, explica Sattamino, que «integra la gestión y representación digital de las características físicas y funcionales del edificio a lo largo de su ciclo de vida». Un avance que podría aumentar la eficiencia, la sostenibilidad y la calidad del sector italiano de la construcción.