Pável Dúrov: el ruso que monetizó la libertad con Telegram

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01 sep 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Puede que nos quiten nuestras IP (dirección de un dispositivo en internet), pero jamás nos quitarán la libertad». De esta forma evocaba en las redes sociales Pável Dúrov (San Petersburgo, 1984) la famosa escena de Braveheart en la que William Wallace arenga a los escoceses a luchar para desprenderse del yugo inglés. Lo escribió en el 2018, después de que Rusia bloqueara unos 15 millones de IP asociados a la compañía que fundó en el 2013 junto a su hermano Nikolái, y que hoy todavía dirige.

No fue esta la única ocasión en la que el multimillonario de origen ruso y corazón cosmopolita —su fortuna asciende a unos 15.500 millones de dólares, según Forbes— se enfundó convenientemente en la bandera de la libertad para ganarse la simpatía popular. «Mi película favorita es 300. La historia sobre 300 espartanos luchando para proteger la libertad de expresión de sus compatriotas inspirará a la gente dentro de miles de años», posteó ese mismo año. Algunas citas de Marco Aurelio se intercalan entre fotos donde el empresario rinde culto al cuerpo, acompañando su efigie con mensajes motivacionales.

Lo cierto es que ese papel de guardián de la libertad le ha granjeado a Dúrov, jugosos beneficios. Comenzó a amasar dinero cuando puso en marcha VK (2006), una red social que, en su origen, nació como un foro para estudiantes y ocho años después ya valía casi 3.000 millones de dólares. También estuvo en el punto de mira, al igual que Telegram, por facilitar la piratería. Él lo justificó tirando del manual del buen libertario.

Las cosas se le torcieron en el 2014. El Kremlin le ordenó entregar datos de los manifestantes ucranianos del Euromaidán, algo a lo que, al menos públicamente, Dúrov se negó. Seis días más tarde abandonó la empresa, vendió su parte y emprendió la huida. Primero recaló en San Cristóbal y Nieves (islas del Caribe consideradas un paraíso fiscal), hasta que optó por asentarse en Dubái, otro paraíso fiscal para emprendedores digitales.

Con la caja que hizo en la operación revitalizó Telegram, proyectado como un servicio de mensajería de software libre. Su popularidad fue en aumento por esa privacidad que ofrecía a activistas y manifestantes represaliados. Pero, si Telegram nació como un servicio gratuito y sin publicidad, ¿de dónde obtenía los ingresos para mantenerse? Hasta el 2021, de donaciones privadas y aportaciones del propio Dúrov. Ahora bien, el origen de la fortuna del ruso sigue siendo un misterio. En los últimos años, el magnate dio rienda suelta a sus excentricidades, como lanzar dinero por la terraza de su despacho, a pesar de haber dicho que no le gusta el estilo de vida de los ricos. También generó revuelo su confesión de haber sido padre de cien niños, como donante de esperma.

En el 2023 su exmujer interpuso una denuncia contra él en Suiza por violencia y abandono familiar. Lo acusó de mentir con su historia en el «exilio», asegurando que vivieron en Rusia hasta el 2017. Tras su detención en París el pasado 24 de agosto, sus lazos con el Kremlin se han vuelto objeto de debate: «El Fondo Ruso de Inversión Directa es copropietario oficial de Telegram», señaló el experto en Inteligencia, Dmytro Zolotukhin, a la BBC.

Dúrov se enfrenta a varios cargos por presuntos delitos vinculados al tráfico de drogas, el abuso infantil o el fraude. Su estrategia de monetizar el derecho a la privacidad y la libertad de expresión puede terminar con sus huesos 20 años en la cárcel.

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