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El Gobierno laborista anuncia un inédito plan para construir pequeños reactores atómicos junto a otras grandes infraestructuras y una ley que impide oponerse a su instalación
16 feb 2025 . Actualizado a las 05:00 h.«El fin justifica los medios». La frase de Nicolás Maquiavelo no solo se aplica a la política, sino también a la economía. Y prueba de ello es que, mientras en Estados Unidos Donald Trump aspira a impulsar la economía con su Drill, baby, drill (Perfora para sacar petróleo, chico, perfora), en el Reino Unido el primer ministro Keir Starmer acaba de presentar su Build, baby, build (Construye, chico, construye). Sin embargo, el plan del mandatario laborista no solo incluye la edificación de miles de casas, decenas de escuelas y hospitales y carreteras, sino que abarca la energía atómica.
«Este país no ha construido una planta nuclear en décadas. Nos han defraudado y dejado atrás, pero voy a cambiar eso», afirmó el premier, al anunciar que su Administración impulsará la construcción de reactores modulares pequeños (SMR, por sus siglas en inglés), capaces de producir hasta 300 megavatios, un tercio de lo que produce un reactor tradicional promedio; y pondrán ser instalados en casi cualquier sitio.
Según Starmer, estas instalaciones garantizarán la meta de producir toda la electricidad que consume el Reino Unido con fuentes renovables para el 2030 y, además, permitirán al país convertirse en un imán para que las empresas tecnológicas instalen sus centros de datos para la inteligencia artificial, los cuales consumen enormes cantidades de energía.
Guerra al obstruccionismo
Pero el primer ministro no solo anunció su intención de reimpulsar la energía nuclear, sino que aseguró que aprovechará su amplia mayoría en el Parlamento para reformar las leyes y así acabar con los llamados nimby, término nacido de la frase Not in my back yard (No en mi patio trasero), con el cual se identifica a aquellos ciudadanos o grupos de ciudadanos que utilizan las vías administrativas y judiciales para oponerse a determinados planes de infraestructura. A los nimby se les responsabiliza por impedir que molinos de viento se instalen en tierra firme, con excusas como que afectan a la fauna o que afean el paisaje de la campiña inglesa.
«Cambiaré las reglas para apoyar a los constructores de esta nación y les diré no a los bloqueadores (nimby) que han estrangulado nuestras posibilidades de energía más barata, crecimiento y empleo durante demasiado tiempo», anunció Starmer.
Las palabras del premier han puesto en pie de guerra a organizaciones ecologistas, a vecinos y a formaciones opositoras como los nacionalistas escoceses, los liberales demócratas y los Verdes, los cuales no ven con buenos ojos que se recurra nuevamente a la energía atómica.
Otra decisión polémica
El anuncio de la construcción de los SMR se produjo apenas días después de que la ministra de Economía, Rachel Reeves, confirmara otra decisión controvertida: El visto bueno para el desarrollo de la tercera pista para el aeropuerto londinense de Heathrow, así como de las ampliaciones de los aeródromos de Gatwick y de Luton.
«Una tercera pista podría impulsar el PIB en 0,43 % para el 2050 (…) y creará unos 100.000 puestos de trabajo», justificó la ministra, quien anunció que las reformas legales que prepara el Gobierno permitirán construir más rápido las infraestructuras que el país necesita, generando así empleos y más riqueza.
Los planes, en el papel, suponen un «cambio positivo», afirmaron Phil Tomlinson y David Bailey, profesores de Estrategia Industrial y Economía de las universidades de Bath y Birmingham. Sin embargo, ambos expertos advirtieron que «el crecimiento real, visible y tangible dependerá de la ejecución de las promesas».