La fortaleza ferrolana se puede ya visitar a través de cualquier dispositivo y con todo detalle gracias a un tour virtual que creó un topógrafo apasionado por el patrimonio
23 feb 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Imponente, vigilando la ría desde el siglo XVI, una de las construcciones más reconocibles del patrimonio de Ferrol se pasa a las pantallas. Es la experiencia que plantea el Concello y una de las apuestas que promocionaba hace solo unas semanas en Fitur. El Castillo de San Felipe se puede recorrer ya desde cualquier dispositivo. Esta experiencia es en realidad un gemelo digital creado por Marcos Romero. Este topógrafo mugardés de la cosecha del 81 fue uno de aquellos expulsados del sector de la construcción y la arquitectura durante la crisis del ladrillo. Ese mal momento le convirtió en autónomo y le llevó a diversificar su negocio. Marcos hace asistencia técnica de obras de ingeniería o de edificación, participa en proyectos de rehabilitación de viviendas o de restauración, también actualizaciones de catastro, informes periciales de lindes para abogados y, si esto era poco, es un apasionado de la digitalización del patrimonio histórico. «Hace año y medio me hice con una cámara Matterport Pro3, que es un equipo que toma imágenes esféricas y además tiene un sistema lidar, que escanea los espacios. Todo esto unido genera un modelo digital con una calidad de imagen de 4K que te permite ir desplazándote a través de cualquier dispositivo móvil, tablet o PC, por cada posición en la que tú coloques la cámara». Así resume Marcos Romero el trabajo de campo que realizó en el Castillo de San Felipe. «Lo que aporta el resultado final es una experiencia inmersiva como si estuvieras en ese lugar». Con ese trabajo en la mano, el Concello de Ferrol le dio la oportunidad de hacer realidad esta experiencia, algo que le hizo especial ilusión. «Es un itinerario virtual», resume.
El trabajo sobre el terreno tenía la inevitable complicación de la amplitud de la superficie, más de 21.000 metros cuadrados que, en esta tarea, se traducen en «casi 600 puntos de escaneo».
«Cada posición de la cámara, cada escaneado, tarda unos 20 segundos en realizarse. Tú vas con tu trípode, con la cámara, lo posicionas en un lugar, vas con una tablet, que va enlazada a la propia máquina, y desde la aplicación ves lo que has escaneado. Ese es el proceso que tarda tanto». Después toca seguir avanzando para que quede registrado cada detalle del edificio y que así el usuario tenga la experiencia 360. «Tienes que volver a posicionar la cámara a siete u ocho metros del punto anterior para volver a escanear y así vas haciendo todo el recorrido de las zonas que quieras enseñar. En este caso era todo el castillo», explica con detalle.
el detalle
Marcos le resta importancia a su paciencia a la hora de llevarlo a cabo. Considera que el proceso fue monótono, pero a la vez interesante. Una labor intensiva de escaneado que resolvió en dos días. Y eso que los detalles son fundamentales. «Tuve suerte que el primer día no hubo demasiada afluencia de visitantes. Hay que tener en cuenta que esas personas no se te crucen en el momento en el que estás escaneando, por ejemplo». También es importante que el tiempo respete en esta fase crítica o evitar sombras o reflejos para que la imagen sea perfecta.
«Lo que busco es que la experiencia para el usuario sea inmersiva. La resolución de la cámara obviamente ayuda y en exteriores funciona muy bien. Te permite un zum de muy buena calidad. Echando mano de estas ventajas técnicas se pueden hacer este tipo de trabajos. Es importante que la gente se sienta dentro del edificio».
Este paseo se puede hacer incluso a través de gafas de realidad virtual. «Lo más habitual es hacer un recorrido guiado con un enlace de imágenes y posiciones para que el usuario no tenga que andar clicando en todo momento sobre la pantalla de su dispositivo. También tienen la opción, que es mi favorita, de que hagan el recorrido que les guste y se paren en las zonas con más interés para ellos». En esas zonas, hay etiquetas con llamadas al usuario con información y descripción del lugar en el que se encuentran y de su valor patrimonial.
«La información de cada punto estuvo coordinada con el Concello de Ferrol, por supuesto», detalla este topógrafo que ve en estas opciones digitales un mundo de posibilidades, que él mismo aplica ya en visitas inmobiliarias o de instalaciones hoteleras. «La verdad es que a día de hoy puedo decir que fue el trabajo que más ilusión me ha hecho en este campo. Lo más curioso es que cuando cursé el ciclo de Topografía en Ferrol, el trabajo práctico que hicimos fue precisamente un levantamiento topográfico del Castillo de San Felipe. Y eso fue hace 20 años. Fue cerrar el círculo», dice riendo al tiempo que sigue intentando promocionar la digitalización del patrimonio cultural e histórico de cada concello. «Te aporta una imagen muy buena y eso es un auténtico archivo».