
En el siglo XXI la igualdad de género se ha establecido como un objetivo prioritario en las agendas sociales, políticas y económicas a nivel global. No obstante, los avances hacia una representación equitativa en posiciones de liderazgo y roles de alta visibilidad continúan siendo débiles. En el 2025, las mujeres aún enfrentan barreras que limitan su acceso a posiciones clave en el ámbito empresarial y a escenarios de gran reconocimiento público. Persisten barreras que limitan el acceso de las mujeres a roles de poder y decisión pues, según datos del World Economic Forum, aunque representan el 42 % de la fuerza laboral mundial, su presencia en roles de alta dirección disminuye a un 31,7 %.
Las mujeres representan solo el 10 % de los altos directivos en las empresas del Fortune 500, un porcentaje que, aunque ha crecido, sigue siendo notablemente bajo. Y las cifras son incluso más desalentadoras en determinados sectores como el tecnológico. Las iniciativas globales para promover la igualdad de género, como las políticas inclusivas en empresas y las campañas de visibilidad para mujeres en STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) han comenzado a dar resultados tangibles. En los últimos años, la representación de mujeres en directorios corporativos ha crecido en regiones como Europa y América del Norte, impulsada por cuotas y políticas de diversidad. Sin embargo, estos avances no son uniformes. En Asia y África enfrentan mayores barreras, estructurales y culturales, que limitan su acceso al liderazgo y al reconocimiento internacional.
A nivel mundial, la brecha de género está cerrada en un 68,5 % entre los 146 países analizados por el Índice Global de Brecha de Género 2024, pero mientras este porcentaje alcanza el 75 % en Europa, Oriente Medio y África del Norte se sitúan en un 61,7 %. Esto significa que en esa zona la participación económica de las mujeres solo es del 43,1 % y su empoderamiento político se cifra en un 11,7 %. Queda mucho trabajo por hacer.