
Alicia Lorenzo Ucha trabajó en Madrid, en las firmas Cuatrecasas y Baker&Mckenzie; en el 2012 decidió regresar a Santiago para continuar con el proyecto iniciado por su padre en 1983 y ahora dirige, con su marido, una asesoría de empresas «muy profesionalizada y especializada en el acompañamiento técnico de alto nivel».
13 abr 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Alicia Lorenzo Ucha nació en 1980 en Venezuela, país al que habían emigrado sus abuelos maternos, y cuando tenía tres años regresó con sus padres a Galicia. Su padre y otro socio fundaron Omega de Economía, en Santiago, el proyecto al que ella ha dado continuidad en Ausum Asesores y Abogados, en Santiago. «Empecé mi carrera en Madrid, después de estudiar Derecho y un máster de asesoría fiscal en el Instituto de Empresa. Trabajé en grandes firmas (Cuatrecasas y Baker & Mckenzie), lo que me dio una base técnica muy sólida y una visión exigente del asesoramiento jurídico y fiscal. Aprendí la importancia del rigor, la especialización y la necesidad de rodearte de los mejores. Y me permitió generar una red de colegas y contactos que siguen siendo clave. Gracias a eso trabajamos con muchos clientes nacionales y extranjeros», explica.
—¿Por qué regresó a Galicia?
—Fue una decisión con un gran componente personal. Tengo tres hijos y quería que crecieran aquí. Volver a Galicia significaba asumir el reto de continuar el proyecto que mi padre había iniciado en 1983. Tiene mucho valor simbólico. De niña hacía los deberes en su oficina y hoy tengo la suerte de dirigirla. Quise mantener el espíritu de cercanía con el cliente que él cultivó, pero también profesionalizar la estructura e incorporar lo aprendido. Además, mi marido, andaluz, al que conocí en Madrid y que se dedica a lo mismo que yo, ha sido mi acompañante en este proyecto, y los dos dirigimos Ausum hoy.
—¿Qué les diferencia?
—Somos una asesoría de empresas muy profesionalizada, especializada en el acompañamiento técnico de alto nivel. Asistimos a nuestros clientes en todas las etapas, desde el inicio de su actividad hasta procesos complejos como reestructuraciones o compraventas. Creemos mucho en la especialización. Nos rodeamos de los mejores para poder dar respuesta a asuntos complejos con solvencia y precisión.
—¿En qué áreas destacan?
—El contencioso tributario es uno de nuestros ejes principales. Cada vez hay más litigiosidad con Hacienda [...]. También estamos creciendo en las ramas jurídicas que rodean a la empresa: derecho laboral, civil-mercantil y concursal. Hemos acudido tres veces al Tribunal Supremo, lo que refleja la complejidad de los asuntos que llevamos y la preparación de nuestro equipo.
—¿Con qué equipo cuentan?
—Somos 25 personas de distintas áreas: fiscal, laboral, mercantil, civil… Es un equipo joven, con muchísima preparación técnica y un nivel de implicación enorme. Mi padre tenía un talento especial para rodearse de grandes profesionales, y creo que esa tradición la hemos mantenido. Hemos logrado crear un entorno de trabajo exigente, pero también muy motivador. Contamos con gente muy inteligente, formada, con grandes ideas [...]. También hemos apostado por ser una empresa referente en conciliación, con horarios razonables, teletrabajo cuando es posible y otras medidas.
—Los cambios normativos obligan a actualizarse...
—Es esencial. Mi marido, socio en Ausum, es delegado en Galicia de Aedaf, la principal asociación de asesores fiscales de España. Eso nos mantiene en contacto directo con la evolución normativa y doctrinal, nos obliga a estar siempre al día. En el despacho fomentamos la formación continua y el análisis técnico. Solo así se puede ofrecer un asesoramiento de verdad relevante. Además, es un modo de poder poner nuestro grano de arena respecto de la aplicación de las leyes por la Administración.
—¿Qué importancia tiene la campaña de la renta para Ausum?
—Es un trabajo técnico que exige mucha dedicación. Adquiere mayor importancia en clientes con un componente internacional. Un error puede traducirse en meses de requerimientos con Hacienda. Le damos el mismo enfoque profesional que a cualquier otra área.
—¿Qué es la ingeniería fiscal?
—La optimización o planificación fiscal se basa en el análisis detallado del sistema tributario para estructurar operaciones de forma eficiente desde el punto de vista fiscal. Cosas pequeñas como elegir entre autónomo o sociedad a la hora de articular una actividad económica, siempre que no se trate de una mera sociedad interpuesta sin medios materiales y humanos. Y otras más complejas, como ver cómo articular, desde el punto de vista del IVA, la entrega de bienes no comunitarios para su venta posterior en la UE.
—Nada que ver con el fraude...
—No. El fraude o la simulación (emitir facturas falsas, articular un préstamo que en el fondo es una distribución de dividendos encubierta) son violaciones de la ley fiscal. Y la elusión fiscal trata de reducir la carga fiscal de forma legal, en apariencia, pero puede demostrar artificiosidad (por ejemplo, trasladar beneficios a paraísos fiscales).
—Trabajan con la empresa familiar. ¿Qué errores ven?
—Uno de los más habituales es dejarse llevar por «el asesoramiento de barra de bar». El régimen fiscal de la empresa familiar es muy beneficioso, pero requiere una planificación rigurosa y bien estructurada. No todo vale. Vivimos en una época de sobreinformación, y es más importante que nunca contrastar las decisiones con profesionales especializados. Solo así se evitan errores que pueden salir muy caros.
—¿Hacia dónde va su despacho?
—Queremos seguir creciendo, sin perder nuestra esencia. Apostamos por un asesoramiento muy técnico, personalizado y humano. El futuro pasa por seguir reforzando la especialización, una alta calidad técnica y buenos profesionales. Galicia tiene un tejido empresarial muy potente, y nosotros queremos estar a la altura de sus necesidades.