El apagón y los vehículos eléctricos
MERCADOS

El reciente apagón, que dejó a millones de ciudadanos españoles sin electricidad durante horas, ha puesto sobre la mesa una realidad incómoda; nuestra creciente dependencia de la energía eléctrica nos vuelve vulnerables.
A pesar del desconcierto inicial, la ciudadanía demostró un comportamiento ejemplar. No se produjeron disturbios de relevancia, los servicios de emergencia operaron con eficacia, y muchos vecinos colaboraron entre sí para asistir a personas mayores o con necesidades especiales. Este civismo fue clave para que la situación no derivara en caos y eso es un orgullo para todos.
Uno de los temas que más debate ha generado tras el apagón es el uso de vehículos eléctricos. ¿Qué ocurre si no podemos recargar la batería? ¿Están los coches eléctricos preparados para estas contingencias? La respuesta es compleja. Por un lado, los coches eléctricos dependen de la red para cargarse, por lo que en caso de apagón prolongado podrían quedar inoperativos. Por otro lado, es cierto que su tecnología permite una gestión más eficiente de la energía.
En el ámbito fiscal, en concreto en el IRPF, se incentiva a los ciudadanos que adquieren vehículos eléctricos y a los que instalen puntos de recarga para los mismos. La deducción puede alcanzar hasta los 3.000 euros en el caso de los vehículos y hasta 600 euros por la instalación de puntos de recarga. En este impuesto, además, cuando los empresarios ceden vehículos a sus empleados, la valoración de la retribución en especie, que el trabajador debe imputar en su declaración de la renta, se puede reducir entre un 15 % y un 30 % cuando se trate de vehículos considerados eficientes energéticamente.
También existen beneficios fiscales para los empresarios, los profesionales y para las empresas que adquieran vehículos eléctricos o instalen puntos de recarga. Dichos bienes son susceptibles de aplicar libertad de amortización, logrando de esta manera un diferimiento en el pago de impuestos.
Relacionado con las inversiones en bienes energéticamente eficientes, también gozan de libertad de amortización, las inversiones —de hasta 500.000 euros—, realizadas en instalaciones destinadas al autoconsumo de energía eléctrica, siempre que utilicen energía procedente de fuentes renovables y sustituyan aquellas que procedan de fuentes no renovables fósiles.
La comunidad autónoma gallega, establece deducciones para las inversiones en instalaciones de climatización y/o agua caliente en la vivienda habitual, cuando empleen energías renovables y destinadas exclusivamente al autoconsumo, así como por obras de mejora de eficiencia energética en edificios de viviendas o en viviendas unifamiliares.
En definitiva, todos estos incentivos tributarios no solo buscan fomentar una movilidad y una convivencia más limpia, sino también guiar al país hacia un modelo energético más sostenible. Apostar por lo eléctrico es, en muchos sentidos pero con cautela, apostar por el futuro.
Sin embargo, el apagón ha sido un aviso. No para rechazar la tecnología ni el progreso, sino para complementar la innovación con prudencia. La pregunta es si un coche eléctrico es realmente una buena opción de movilidad. ¿Y si no podemos recargarlo? Es cierto que dependen de la red eléctrica, pero ofrecen, según los expertos en la materia, ventajas claras, como el menor impacto medioambiental, ahorro en mantenimiento y combustible, y, sobre todo, cuantiosos beneficios fiscales como los indicados anteriormente.
Por tanto, el dilema no es solo técnico, es también social, económico y cultural. No se trata solo de cambiar de coche, sino de cambiar de rumbo.
¿Coche eléctrico sí o no? Esa es la cuestión.