Completamente desatado, febril, hiperbólico y con esa mirada que nos evoca a Jack Nicholson en El resplandor, Javier Milei cerró el pasado domingo el Madrid Economic Forum, una especie de aquelarre antisistema, en el que se mezclan anarcocapitalistas, neoliberales, listillos tecnológicos y también un nutrido grupo de parásitos que han hecho fortuna gracias a las corruptelas y a la captura de ese sector público tan denostado. Por no hablar ya de los monopolios y oligopolios alentados por el diabólico Estado. Porque podríamos irnos al Ibex 35 y ver cómo han construido parte de sus fortunas algunas grandes firmas cotizadas. Cuesta creer que el PP madrileño, con figuras como Esperanza Aguirre o Isabel Díaz Ayuso, legitimen con su presencia un foro en el que se insulta al presidente del Gobierno y en el que el líder de otro país llama a «zurrar al bandido ese» o dice cosas como que el «Estado es una organización criminal» o «los impuestos son un robo». Porque esas personas, que abanderan lo que en este espacio ya hemos bautizado como chulapismo thatcheriano, irán al congreso del PP de primeros de julio que servirá para refrendar el liderazgo de Alberto Núñez Feijoo. Entendemos, por el bien de todos, y del propio líder de los populares, que harán el menor ruido posible. La manifestación del pasado domingo contra «la mafia» del Gobierno tampoco hace prever nada esperanzador de quienes están llamados a imponer la cordura. Con la falsa bandera de la libertad, como si no estuviésemos ya en un país libre —si viviesen con Francisco Franco se iban a enterar de lo que vale un peine—, un sector del PP está alentando un discurso cargado de odio y, sobre todo, de irresponsabilidad, porque trasladar a los ciudadanos la idea de los impuestos como un expolio es un modo de alentar la evasión fiscal, la economía sumergida y los chanchullos. Con los impuestos de todos, hemos construido una de las mejores sanidades públicas del mundo, más allá de que necesite reformas. No olvidemos nunca estas cosas.