Choque generacional en los seguros

MERCADOS

ANGEL MANSO

Los menores de 40 años cada vez posponen más o descartan el matrimonio o la decisión de tener hijos, dos de las grandes razones que llevaban hasta ahora a contratar pólizas de vida

21 sep 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

La industria del seguro lleva ya unos años advirtiendo que los tiempos vienen cargados de grandes cambios y que, tal y como están diseñados, sus productos es posible que no tengan la misma acogida entre las nuevas generaciones con respecto a las anteriores. Porque la realidad es indiscutible: el mundo ha cambiado. Muchos estudios ya advierten que los más jóvenes no tienen la necesidad de poseer las cosas y se conforman en muchas ocasiones con simplemente alquilarlas en momentos de necesidad. Tampoco las fórmulas familiares son las mismas que diseñaban las sociedades de nuestros antepasados. Y todo esto, como no podía ser de otra forma, trae cambios aparejados en la industria que se encarga de asegurar la vida de los consumidores.

«El sector de los seguros de vida se enfrenta a un reto crítico, ya que la nueva generación de clientes está redefiniendo sus principales hitos vitales», resume el último Informe Mundial sobre Seguros de Vida 2026, un estudio elaborado por el Instituto de Investigación Capgemini y Limra. El documento revela datos que ponen de manifiesto el choque generacional al que se deben enfrentar todas las empresas dedicadas a la prestación de este servicio. Porque las formas de vida que han implementado los consumidores menores de 40 años están provocando que la contratación de seguros de vida pierda hasta cierto punto algo de sentido para ellos: «El 63 % no tiene planes inmediatos de matrimonio y el 84 % de las personas solteras o casadas no tiene planes inmediatos de tener un hijo. De esta forma, están dejando de lado los detonantes tradicionales para contratar un seguro de vida», sentencian.

No es esta una realidad que quede relegada al mercado español, puesto que el estudio de Capgemini y Limra ha realizado el muestreo en 18 mercados de todo el mundo.

No encajan

A pesar de que la situación personal de los más jóvenes no anima a que se planteen echar mano de uno de estos productos, la realidad es que no solo los conocen de primera mano sino que también pueden ser importantes para su día a día. Asegura el estudio que cuatro de cada diez adultos menores de 40 años sitúa los seguros de vida y las rentas vitalicias como el tercer pilar más importante de su plan de inversión patrimonial, por detrás de las acciones y los ahorros en efectivo. Sin embargo, existe un problema en la fórmula: los productos actuales no acaban de encajar en las preferencias que tienen. «A medida que la próxima generación acumula riqueza y sigue un camino vital menos tradicional, sus expectativas respecto a la protección financiera están evolucionando. El sector de los seguros de vida no puede depender únicamente de la protección tradicional por fallecimiento para asegurar su futuro. Las aseguradoras de vida deben demostrar su valor incorporando gratificaciones a corto plazo, es decir, ofreciendo beneficios tangibles que los clientes puedan disfrutar durante su vida», asegura Samantha Chow, directora Global del sector de seguros de vida, rentas vitalicias y prestaciones de Capgemini, quien además añade: «Afortunadamente, las compañías pueden salvar esta brecha mediante el desarrollo de productos innovadores y comunicando su valor de manera que conecte con los asegurados del futuro».

Tendencias imparables

Las aseguradoras cada vez son más conscientes de que las tendencias que ya empiezan a asomar en el horizonte son imparables y reconocen ya que las necesidades y expectativas del mercado de menores de 40 años difieren (y mucho) con respecto a las que mantienen los clientes de más edad. El estudio recoge que los ejecutivos del sector identifican factores como el envejecimiento de la población y el aumento de la longevidad, el retraso de los hitos vitales y la continua incertidumbre económica como factores clave que deben empezar a tener muy en cuenta cuando se pongan a redactar sus estrategias a largo plazo.

¿Y cómo deben cambiar? A ojos de los millennials y de la generación Z mucho. Porque cuando a estos se les pregunta cuáles son las razones que les llevan a no contratar un seguro de vida, los más jóvenes aseguran que es la falta de adecuación de estos productos a su etapa vital actual, también a los elevados costes de las primas o a la falta de beneficios inmediatos que tienen los mismos. A estos ciudadanos lo que les gustaría encontrar incluido en sus primas es básicamente «beneficios en vida» que los acompañen en sus trayectorias vitales, desde recompensas por implantar hábitos saludables pasando por cobertura para tratamientos de fertilidad. «Las aseguradoras necesitan una estrategia diferente a la hora de comercializar seguros de vida para las generaciones más jóvenes.

Las compañías no solo deben demostrar que el seguro de vida es accesible y asequible, sino también reinventar el producto para responder a las prioridades financieras actuales de los adultos más jóvenes y, al mismo tiempo, adaptarse para acompañarlos en la consecución de sus objetivos futuros en cada una de las etapas de su vida» del titular de la póliza.

La tecnología y los coches sí que les preocupan

Los productos relacionados con la línea de vida no acaban de encontrar encaje dentro de las esferas más jóvenes de la sociedad, pero hay otro tipo de pólizas que sí que gozan de gran éxito dentro de este segmento de la población. Son, sobre todo, los que tienen que ver con sus vehículos (coches o motos) y con los dispositivos electrónicos.

Prueba de ello es otro estudio realizado por Icea entre ciudadanos de 16 a 30 años de España. El más conocido y contratado es, por sus propias características, el de coche, ya que en España es de suscripción obligatoria. Eso sí, hay datos que resultan curiosos en este caso. La totalidad de quienes tienen permiso de conducir cuentan con una póliza para su vehículo, pero solo dos de cada diez se la costea íntegramente y la mayor parte de las veces quien debe hacer frente a este gasto son los padres.

La protección de la salud ocupa un lugar destacado. Casi la mitad de los jóvenes españoles tienen un seguro médico privado, aunque solo un 12 % lo paga de su propio bolsillo. Los seguros de viaje también tienen una presencia significativa dentro de estas capas de la sociedad. Dos de cada tres declaran haber viajado en los últimos doce meses y, de ellos, un tercio lo ha hecho con la tranquilidad de contar con un seguro para cualquier posible problema que les pueda surgir.

Para las mascotas

Algunas variedades de productos dentro del sector empiezan a coger un impulso de la mano de los menos adultos... Prueba de ello son las pólizas dedicadas al bienestar de los animales de compañía, que hasta no hace mucho no gozaban de gran músculo dentro de la cultura española. Sin embargo, cada vez son más los que optan por contratar uno de estos servicios. Así, casi la mitad de los jóvenes sondeados por Icea declara tener una mascota en casa y, de ellos, casi cuatro de cada diez la protege con alguna aseguradora.

A los jóvenes les preocupa contar con toda clase de servicios que les permitan mantener a sus mascotas en las mejores condiciones, pero también les sucede algo parecido cuando se trata de sus dispositivos digitales. La práctica totalidad de los jóvenes españoles (el 92,2 %) tienen un móvil y más de la cuarta parte lo asegura. La escena de los smartphones se repite cuando el protagonista es un ordenador. Dos de cada diez portátiles en manos de los más jóvenes están protegidos.